Aunque la instalación de la nueva Asamblea Nacional (AN) fue esperada como el magno evento que por sus debates candentes, haría arder al electorado, el necio conglomerado oposicionista quiere enfriar nuestra democracia alegando que la Ley Habilitante ha usurpado materias vitales y que el nuevo Reglamento Interior y de Debate minimiza a la nueva AN. Dicen que ahora hay menos sesiones de la plenaria y de las comisiones, menos tiempo para el derecho de palabra, facultad de fijar agenda sólo para la directiva, más actividades parlamentarias con las comunidades y menos en el Palacio Legislativo.
Mientras los oposicionistas insisten en su idea de que solamente urge centrarnos en la discusión de los problemas concretos de la cotidianidad, sólo la destreza política de nuestros legisladores podrá revelar la esencia y las implicaciones nefastas del enmascarado plan neoliberal opositor. La acción de los bolivarianos debe enfatizar la discusión de los aspectos programáticos de modelo de país que el pueblo anhela. Necesario es visibilizar al máximo, con apoyo de la red de medios públicos, la actividad del parlamentarismo de calle y del "pueblo legislador" que ahora se emprenderá con mayor vigor por el Bloque revolucionario parlamentario, ya que ello hará constar ante el país, la pertinencia, importancia y resultados de esta nueva modalidad parlamentaria en beneficio expedito de los intereses del pueblo y de este modo derrotar la tesis oposicionista de que el liderazgo presidencial ha ordenado la "desactivación política del parlamento" para neutralizar a la representación oposicionista.
Permanecerá como significativo testimonio de la poca seriedad de los parlamentarios contrarrevolucionarios su atrevimiento de proponer para la primera vicepresidencia a un ciudadano insolvente ante la ley y minutos luego balbucear inmorales críticas contra el recién designado presidente del Parlamento, Fernando Soto Rojas (insigne dirigente marxista y militante del PSUV), intentando distorsionar su “background político” e imputándole nexos con las FARC-EP, con apoyo de imágenes televisivas donde éste participa en un acto homenaje que fue celebrado en el Barrio 23 de Enero en el año 2008.
Es menester defender la solvencia política y moral del camarada Soto Rojas y con él a la propia la institucionalidad bolivariana, pues a todas luces su participación sucede cuando éste no ejercía ningún cargo público, y en despliegue de sus libertades ciudadanas, se presentó en un acto cultural con comunidades civiles de colombianos y venezolanos, quienes manifestaban democráticamente su solidaridad con la causa pacifista del hermano país.
Hoy es supremamente pertinente desvirtuar las falacias desestabilizadoras del oposicionismo, destacando que la vigente democracia bolivariana garantiza la participación de todos los factores políticos y la Asamblea Nacional 2011-2016 es prueba de ello. En la AN, debemos desenmascarar los insolentes actos de provocación y sabotaje de los derechistas tarifados, quienes buscan mostrarse ante el pueblo como héroes de la democracia que sufren los atropellos de sus enemigos totalitaristas, pues se trata de un cretino montaje que será practicado sin descanso a fin de acumular simpatizantes disociados y nostálgicos del corrupto puntofijismo.
(*) Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.
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