Colombia invade a Venezuela en julio

1El reaccionario Presidente de Colombia no puede dominar la rabia. Su política represiva perpetúa una guerra civil. Se asila en Venezuela su opositor Uribe Uribe, quien escribe que su bandera "pudo al principio no ser sino la reivindicación de un partido en las querellas intestinas de nuestro país; ¡hoy es la bandera de la Gran Colombia!". El gobierno venezolano estrecha insoportables lazos de amistad con el de Ecuador y Nicaragua. En Ecuador manda un recio conductor de pueblos, que moviliza postergadas masas de pardos e indígenas. En Nicaragua, la sublevación popular encumbra un dirigente que azota a las oligarquías terratenientes. Contra esos líderes de masas, cuenta el Presidente de Colombia con Estados Unidos. ¡Hay que darles una lección! Treinta y nueve batallones colombianos disfrazados de venezolanos bastarán para hacerlos añicos.

2 No faltan en Colombia opositores venezolanos dispuestos a invadir su propio país junto con extranjeros por una migaja de poder. El Presidente colombiano llama al exiliado general venezolano Rangel Garbiras, frenético enemigo de la idea de unificar la Gran Colombia, y le encomienda una selecta fuerza de 5 mil soldados colombianos para que invadan Venezuela, con bandera venezolana y al compás del Gloria al bravo pueblo. Oportuno, el obispo de Mérida monseñor Silva lanza una pastoral donde condena a los fieles del Gobierno venezolano por su devoción hacia La Mano Poderosa. El periódico caraqueño El Tiempo, de la familia Pumar, se une a las demoledoras críticas. Por la vía de Cúcuta, los invasores violan la frontera con el Táchira el 26 de julio de 1901, dando vivas al presidente colombiano José Manuel Mallorquín.

3 Feroces para reprimir compatriotas desarmados, los militares o paramilitares colombianos no son modelo de disciplina militar. Según cuenta Nemecio Parada en sus Memorias: "Las tropas de línea que vi no tenían de línea sino el nombre. Desde los jefes hasta los soldados, llevaban una indumentaria deplorable. (Los generales colombianos) Cote y Conde, de los primeros, aunque en buenas cabalgaduras, deslucían su apostura bélica, llevando cobija puesta, sombrero jipijapa de copa alta con ancha divisa azul, zamarros de cuero, ruidosas espuelas y descomunal peinilla terciada". A tal apostura, tal conducta. Apenas cruzan la frontera, al grito de "abajo los rojos" pierden el tiempo en indisciplinado y rapaz saqueo de haciendas y aldeas.

4 Ese retraso por el pillaje permite a Celestino, hermano de don Cipriano Castro, organizar la defensa del parque de San Cristóbal. El 28 de julio por la tarde revienta la batalla. Los venezolanos combaten furiosamente y pierden 300 hombres. Al atardecer del día siguiente los colombianos huyen, dejando 800 muertos y miles de fusiles. Rangel Garbiras sufre otra derrota peor cuando intenta invadir por San Faustino. Mientras Colombia amenaza a Venezuela, Estados Unidos le quita Panamá.

5 El voluntarioso Cipriano Castro se afirma en su propósito de restablecer la Gran Colombia, y para ello firma un tratado con el presidente de Nicaragua, José Santos Zelaya, y con el de Ecuador, Eloy Alfaro. La oligarquía terrateniente criolla complotará con seis potencias imperialistas para impedirle culminar su propósito con alzamientos, acorazados y bloqueos. Pero sólo la traición de un golpe de Estado uncirá de nuevo a Venezuela al yugo imperial. Son sucesos de hace más de un siglo que conservan perenne actualidad. Los veremos en una película sobre Cipriano Castro dirigida por el maestro Román Chalbaud, si Dios quiere y si alguna vez se materializan los medios ofrecidos antes de que de nuevo nos invadan.

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Luis Britto García

Escritor, historiador, ensayista y dramaturgo. http://luisbrittogarcia.blogspot.com

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