Otro renegado de nuestro patriotismo

Pildoritas 128 (año 03)

Adolfo R. Tayhardar quien escribe, con el título “Otro ultraje al altar de la patria”, las sandeces que publica el Universal, además de embajador eterno, porque así son, o mejor se creen, los de la cuarta que pasaron años becados en el exterior dándose la gran vida y haciendo negocios gordos, pareciera que tiene ahora o busca el titulo de “Ultrajególogo”(experto en ultrajes).

Es el segundo “tratado” que escribe para intentar desnaturalizar un acto con sentimiento patriótico, igual que cuando se honró la memoria de, entre otros, la del gran cacique Guaicaipuro, llevando simbólicamente sus restos al Panteón, por decisión soberana del gobierno revolucionario y y como tal destructor de convencionalismos, esquemas, paradigmas y ejecutor de acciones originales, fue para despertar en el corazón y la mente de los venezolanos sentimientos de nacionalidad y de amor por su héroes.

Pero qué va a saber de esto un personaje con un apellido como el que se gasta, que de entrada nos induce a pensar que por sus venas no corre sangre venezolana, es decir, sangre libertadora.

Pretende este individuo que los venezolanos de pura cepa que somos millones, seamos tan brutos que no sepamos distinguir entre un acto físicamente real y uno simbólico, cuestión de la que por cierto siempre fue informada la población, a quien nunca se le pretendió hacer creer que lo que venía en el sarcófago eran cenizas de Manuelita; sería como afirmar que cuando recibimos en comunión una porción de harina convertida en hostia, estamos recibiendo de manera física y real un trozo del cuerpo de Cristo, todos sabemos que es algo simbólico pues de no ser así no alcanzarían los restos del hijo de Dios hecho hombre para cubrir todos los fieles comulgantes del mundo católico, o que cuando tocamos el manto de una imagen de la virgen fabricada en yeso o cualquier otro material, estamos en realidad tocando el manto real de la Virgen que uso en vida. Para algo existe pues la simbología, algo muy utilizado sobre todo por las religiones..

La Libertadora del Libertador se merecía ese acto y mucho más, Manuelita, que no por ser amante del Padre de la Patria, podía ser objeto de veto ni mucho menos, al llegar como símbolo al Panteón permite que éste se crezca en dimensiones enormes con ella representada por una porción de la tierra donde reposan sus cenizas; con la heroína como símbolo que viene a renovar el amor por quienes nos dieron la libertad renovamos nuestra promesa de fe en el Proceso y nos sentimos más obligados que nunca a continuar, así vengan sujetos pervertidores de nuestra historia a decir lo contrario, la independencia que aun no se ha completado.-

Pierde el tiempo este articulista con sus argumentos traídos de los cabellos, porque a estas alturas del partido los venezolanos somos otros, hemos hecho forma de vida el patriotismo e internalizado el amor por nuestro glorioso pasado libertario en el cual Manuelita fue especial protagonista.

yuviliz40@hotmail.com


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Saúl Molina Z


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