Crítica ácida

Son mujeres, sin importar condición, en Venezuela no lo hacemos

Dos venezolanas fueron asesinadas en Colombia a balazos, luego de ser raptadas. Yurley Quintero, defensora de derechos humanos en Colombia, rechazó lo sucedido a las chicas de 22 y 26 años, afirmando que los feminicidios en el Cauca hacen parte del paisaje en esa región "adornado por el dolor, la desigualdad, la explotación de las mujeres y la indiferencia de las autoridades".

Por su parte la secretaria de la Mujer del Cauca, Rosalbina Valdés, indicó que son 44 las asesinadas en la región en lo que va de 2020, más de la mitad sucedieron durante el confinamiento por la pandemia. A las dos chicas venezolanas a quienes dieron muerte, integrantes de un grupo armado "Caracol Radio" las cataloga de "trabajadoras sexuales", intento cobarde de restarle importancia a los homicidios de las dos migrantes.

En el aspecto leyes para investigar homicidios y agresiones, Venezuela en la revolución es ejemplo de contención a la violencia contra la mujer, silenciado por medios venezolanos y extranjeros que minimizan aportes revolucionarios significativos, en este caso evitando altas cifras de delitos machistas. Igual ocurre en cuanto a libertad de expresión, por sobre la manipulación de la hegemonía de medios privados en manos de opositores contrarrevolucionarios, sin represalias del gobierno nacional.

La revolución venezolana ha aprobado nuevas leyes para evitar que el derecho a la libertad de expresión sea aprovechado falsamente por amantes de la relajocracia funesta y calculada, que en particular por el efecto de redes sociales atenten impunemente contra el derecho ajeno, que es la paz de la humanidad. Y no solo en ese sentido sino en muchos otros que, en la democracia revolucionaria bolivariana, vienen convirtiéndose en ejemplo de socialismo mundial.

Las citas electorales nuestras van de la mano a los derechos del pueblo a utilizar su pensamiento en forma auténticamente libre, aunque hay quienes pretenden ponerlo en duda desde su posición de comunicadores sociales, militantes de partidos, o funcionarios que abusan colocándose a la altura de los gobiernos cuartorrepublicanos. Si se pasan de la raya (infundios y difamaciones), es lógico aplicar la ley preservándolos a buen recaudo, con el natural derecho al debido proceso.

Por edad y experiencia tengo la impresión que en algunos casos simplemente buscan notoriedad, abusando y escudándose en su derecho de opositores que les queda grande para su credibilidad, aunque tengan influencia en importantes medios. No descartan las consecuencias y si los ponen a derecho, ipso facto dicen estar "injustamente detenidos porque Venezuela vive una neodictadura donde se imputan delitos sin razón, ni justicia". Conozco los escritos de aspirantes políticos confesos o no, y he opinado que en verdad los detenidos, quienes no llegan ni al número de dedos de una sola mano, se dan cuenta hasta qué punto violan la ley en ciertas críticas, y sin embargo apelan al gamelote comunicacional.

En Colombia han asesinado numerosas féminas venezolanas, se investiga poco porque van acostumbrados a los femicidios sin castigo, así como a su dependencia económica de la cocaína, son primer productor mundial que en el tránsito hacia el primer consumidor EE UU, mienten sobre Venezuela a sabiendas que envían la droga por vía marítima desde el lado contrario al deslinde entre las dos naciones. En territorio colombiano asesinan sin importar sexo o edad, incluyendo periodistas, también entre los primeros.



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Luis Sánchez Ibarra


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