El despertar de los americanos

La tradición intervencionista de los Estados Unidos de América, ha sido una constante histórica aún desde su nacimiento, en la cabeza de nuestro continente han mantenido este actuar. Sus gobernantes concienzudamente parecen realizar cada paso con miras a que la invasión y terror de sus ambiciones se realicen perdurablemente a través de los tiempos. Y es que no es una mera casualidad que los gringos en el idioma inglés se hagan llamar Americanos (Americans), y esto sucede, según algunos historiadores debido a la llamada doctrina Monroe, que no fue más que la política internacional adoptada por el presidente de los Estados Unidos de América, James Moroe en 1823, para reclamar de manera enérgica la no injerencia de los países europeos en los asuntos incipientes a su política interna. Esta política estadounidense fue sintetizado por los gringos con la formula “América para los americanos”. Piedra de lanza que continuó los propósitos de expansión territorial del gobierno estadounidense, llevando en primeras cuentas a continuar sus exploraciones al oeste de los Trece Estados, donde según la historia uno de los caos más emblemáticos fue el reconocimiento de Washington a la independencia de Texas en 1837, región que luego se convirtió en un estado más de Estados Unidos o la unión Americana, como se denominaba en la época. Suceso que fortaleció sus deseos de Intervención hacia territorio mexicano, en el gobierno de Antonio López de Santa Anna en 1848 donde los mexicanos pierden casi la mitad de su territorio, se podría decir que por la impericia y falta de valor de éste blandengue gobernante.

El inicio de la expansión y pretensión de colonización no sólo de este territorio conquistado sino también de su injerencia en todo el continente ha dado pie a que cada vez se arraigara más la idea en el pueblo estadounidense en llamarse a sí mismo Americans, hasta ahora Cuando en realidad su verdadero gentilicio es US Citizen ( estadounidenses). Sin embargo, debemos observar que según nuestras propias experiencias, estas políticas tradicionales del monstruo imperial no son más que las tretas para apoderarse también del gentilicio de todos los habitantes de la “América”, no de las Américas, como nos quiere hacer ver.

Nosotros, si somos, latinoamericanos, caribeños e hispanoamericanos (términos usados de manera despectiva por los gringos) pero sobre todas las cosas debemos recordar que en el SUR, (al igual que en el centro y norte), TODOS SOMOS AMERICANOS.


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Carlos Napoleón Rivas


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