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Aunque la ONU haya condenado los ataques a las lanchas en el Caribe y llame a revisar esa conducta y a pesar de que casi el 50 por ciento (49 votos) en el Senado, piensen que el Congreso de Estados Unidos, es el único órgano que autorice una guerra contra otras naciones; la conducta caótica y errática de Donald Trump, puede provocar invasiones y poner en peligro la paz mundial.
La mentira tiene patas cortas. Tiene carácter temporal, pero la verdad es terca y sale a la luz.
Esto está sucediendo con la política sistemática de falsedades generadas por el gobierno de Donald Trump y el cogollo que lo rodea, que han pretendido sobre la base de mentir sistemáticamente, crear matrices de opinión para justificar ante su país y la opinión internacional, las acciones arbitrarias que han tomado para intervenir otras naciones.
En las declaraciones públicas y en la retórica manipuladora de sus medios de comunicación y redes sociales Donald Trump trato de aparentar neutralidad frente la política guerrerista de Netanyahu, en su campaña genocida contra el pueblo palestino.
Pronto la careta se le cayó y hoy en el mundo no hay dudas, La Corte Penal Internacional ordena el arresto de Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra y de lesa humanidad, pero Donald Trump, que los apoyaba entre bastidores, con dinero y armas, es tan criminal de guerra como el presidente genocida de Israel.
Frente a la inmigración también ha tratado de camuflar sus verdaderas intensiones racistas. En sus retorica inicial se enfocó a criminalizar la inmigración no autorizada o ilegal, aparentaba dirigir sus acciones sólo contra ese sector de la población.
Pronto se evidenció sus verdaderas intenciones, arremeter indiscriminadamente contra todos los migrantes legales o no, amparado den una especie de slogan que sus propios partidarios desplegaron: “No nos desplazaran”.
Bajo estas consignas dirigió sus baterías racistas no sólo contra los migrantes indiscriminadamente, sino, también contra los negros, que algunos de ellos, los llaman gente de color.
La verdadera realidad es que al gobierno de Donald Trump y el cogollo que lo acompaña, poco le importa la condición o no de migrantes, su estatus legal o no. Ellos van es contra el color de la piel.
En declaraciones reiteradas ha formulado la idea de:
“construir muros para detener la hordas de invasores y etiquetó a los mexicanos como criminales y violadores”
En ese mismo lenguaje, que forma parte de afán descalificador ha dicho que:
“ …los musulmanes eran terroristas, prohibiendo la entrada a los Estados Unidos”
Y si quedaba alguna duda de su conducta xenófoba, declaraciones que transcribimos lo desnudan:
“Trump continuó con sus disparates discursivos en Twitter, sugiriendo, por ejemplo, que eeuu necesitaba inmigrantes noruegos en lugar de gente de países «de mierda», poblados de negros”.
Declaraciones como las transcritas demuestran lo que afirmamos, su problema, su fobia no contra los migrantes, sino, realmente, contra el color de la piel. Racismo Puro, sin anestesia.
En el caso de Venezuela, la desnudez ya es imposible de ocultar.
Comenzó denigrando de Venezuela utilizando, figuras como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles. Luego en un malabarismo discursivo ligó al presidente de Venezuela, a esos dos entes y lo calificó, sin mostrar prueba alguna como “Narco Traficante” y en consecuencia, con ese delirante discurso, llegó incluso a ponerle precio a su cabeza, estimulando a bandas delictivas para asesinarlo.
En el marco de ese discurso, continuo el delirio, calificando a Venezuela, como país Narcotraficante, desconociendo los informes de organismos internacionales como la ONU y la UNODC, que niegan tal afirmación.
Lo tenía calculado, calificar a Venezuela, como país Narcotraficante y a sus líderes como líderes del narco tráfico, para justificar una futura invasión.
Pero el objetivo verdadero de toda esa retórica discursiva, no era la lucha contra las drogas ni la supuesta defensa de salud de su pueblo. El verdadero objetivo que lo llevó a movilizar destructores, flotas de aviones y miles de marines a las costas de Venezuela en el Caribe, es forzar un cambio de gobierno en nuestro país.
Aquí, ya el mundo está alertado, Estados Unidos y Donald Trump, no luchan contra las drogas en el Caribe, donde han ejecutado a decenas de personas, sin mostrar ninguna prueba que los implique como traficantes de drogas. Su verdadero propósito es cambiar el gobierno de Venezuela, imponer un liderazgo títere que le garantice, en fin, Petróleo barato y otros recursos naturales que abundan en nuestro país.
En Venezuela, también se le cayó la máscara, se evidenció sus verdaderos propósitos y ya sus mentiras no convencen a nadie en el mundo: El Emperador está desnudo, como en la famosa historia infantil de Hans Christian Andersen.