La tensa agresión de Estados Unidos en contra de Venezuela, acaba de inaugurar una nueva narrativa. En la más reciente confrontación, el Gobierno del demente presidente Donald Trump, reiteró su acusación al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, si presentar pruebas ni argumentar. Solo a un demente se le ocurre acusar: líder del grupo criminal del Cartel de los Soles y subió la recompensa a US$ 50 millones por información que conduzca al arresto del mandatario venezolano. Además, EE.UU. designó al Cartel de los Soles como una organización terrorista internacional, una medida que incluye sanciones económicas, como la exigencia de que los bienes e intereses de las personas. Nadie ha visto al Carter de los Soles, solo habla del Carter de los Soles, el líder opositor: Ismael García.
Las acusaciones contra Maduro, por supuesto narcotráfico, rechazadas de raíz por el gobierno de Venezuela, no son nuevas. Se remontan a 2020, cuando EE.UU. señaló a Maduro como líder del Cartel de los Soles y ofreció US$ 15 millones por información que llevase a su arresto. Una acción por demás ridícula todo el mundo sabe donde esta Nicolás Maduro. En ese momento, el presidente venezolano calificó la recompensa y las acusaciones lanzadas por el gobierno de Estados Unidos como una "acción extremadamente extremista" y falsa. En fecha reciente, el primer funcionario venezolano en reaccionar, fue el canciller, Yván Gil, que calificó la duplicación de la recompensa como "la cortina de humo más ridícula que hemos visto".
El mandatario venezolano, aseguró que esa conspiración es uno de los tres elementos de una ecuación nefasta, junto con el narcotráfico uribista colombiano, que pone bombas, armas y billete contra Venezuela, y las bandas criminales que aún sobreviven que actúan bajo la dirección de la fascista María Sin Patria Machado. Para la conspiración fascista de los gringos, nosotros tenemos el arma secreta: la fusión perfecta popular-militar-policial, expresó Maduro. Según el líder del chavismo, estos tres componentes (…) se han unido, y si bien aseguró que están contenidos y derrotados, dijo que no se pueden subestimar. Aquí hay gente conspirando para echar a perder la paz y la tranquilidad de Venezuela. Como hegemón del sistema capitalista mundial, el imperialismo estadunidense tiene la capacidad de utilizar varias vías de acción simultáneas para la consecución de sus objetivos estratégicos.
Venezuela, es el país con las reservas probadas de hidrocarburos más grandes del orbe y donde se lleva a cabo un proceso de cambio político radical de matriz bolivariana e inflexión al socialismo, ha sido uno de los principales laboratorios de las diversas modalidades guerreras del imperio en el siglo XXI, que se suma, en la coyuntura, a los campos de experimentación del neofascismo. Tras los comicios presidenciales venezolanos del 28 de junio de 2024, Estados Unidos continuó y profundizó su guerra híbrida multidimensional contra el gobierno de Nicolás Maduro, reelecto en esos comicios. Fracasada la guerra comunicacional asimétrica de última generación como instrumento para imponer, por la vía electoral, a la dupla pro oligárquica, contrarrevolucionaria y de características fascistas María caballo de Troya Machado y el agente de Cía. Edmundo González. Según Diosdado Cabello, vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, el Estado venezolano ha desarticulado una cadena de operaciones terroristas que revelan la profundidad del plan desestabilizador:
La reciente autorización otorgada por Trump a Chevron para operar nuevamente en Venezuela, aunque con alcance reservado, ha puesto de relieve el valor estratégico del crudo pesado venezolano, en un mercado donde la infraestructura de refinación, especialmente en Estados Unidos, continúa requiriendo ese tipo de insumo venezolano.