Trump contra el mundo: el cáncer en la política y la literatura

La historia no se repite, pero los intentos imperiales de someter al resto del mundo los repitió Hitler, fracasando, y actualmente, el Presidente Trump vocifera sin disimulo que quiere someter al resto de los países. Es un nuevo cancer imperialista que trata de recuperar su vieja y trasnochada hegemonía.

(El Cancer Trjumperialista atenaza elm undo)

Y desde su sillón presidencial anuncia los gravámenes que hace entrar en vigor. Tras imponer aranceles del 25% a los productos procedentes de México y Canadá, y del 10% a los que se importen de China, ha anunciado que hará lo mismo con Europa. Con su agresiva firma de las tres órdenes ejecutivas, ha apretado el botón rojo de una guerra comercial de graves consecuencias. 

Tal decisión puede provocar recesión en México y en Canadá, países vecinos, pero también tendrá graves consecuencias para los propios estadounidenses, como advirtió The Wall Street Journal en un editorial titulado La guerra comercial más estúpida de la historia. 

El gobierno de Canadá, sempiterno aliado de los USA en el pasado, ha respondido diciendo ‌que impondrá los mismos aranceles a los productos norteamericanos, y por su parte México dice que contestará con “medidas arancelarias y no arancelarias”. El portavoz del gobierno de la China Popular no solo responderá arancelariamente sino que elevará una queja a la Organización Mundial del Comercio, aunque se supone que Trumposo no perderá ningún pelo de su voluminosa cabellera.

La fanfarrona política de amedrentamiento que practica Donald Trump le da ciertos resultados. El nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, fue a Panamá a presentar la propuesta (amenaza) de que el gobierno panameño corte sus relaciones con China. Y el gobierno de Panamá, temblando, da a conocer que no renovará el acuerdo de entendimiento firmado con China en el 2017.     

Los gobiernos de Europa no invitados al acto de toma presidencial siguen atónitos el curso de la nueva era comercial, mientras recaban fondos para la llamada Defensa

frente a Rusia. Y todo ello en medio de los problemas internos europeos y frente el ascenso de la extrema derecha, que ahora parece tener su centro de arranque en Alemania.  

La Historia no se repite, pese a los Trumps, Hitlers, Francos o Mussolinis, pero me resulta tentador trazar un paralelismo con el mundo de la Literatura, contemporáneo de Hitler y los otros dictadores.

George Orwell, en los años 30 del siglo pasado, escribe abundantemente contra los totalitarismos. Y George Orwell con nada disimulado desprecio hacia la serie novelistica de los Trópicos de Henri Miller, acepta que ningún novelista está obligado a escribir directamente sobre la historia de su tiempo, pero advierte que un novelista que prescinde de los grandes acontecimientos públicos del momento en el que le ha tocado vivir – y especialmente en el momento del ascenso del fascismo- ese autor es “por lo general, un majadero o un simple imbécil”.

En los años 30 del pasado siglo, Henri Miller describe al hombre de la calle, pero es una calle llena de prostíbulos y lo hace en el lenguaje que se usa para contar ocurrencias y obscenidades, algo normal en dicho ambiente de parados, de expatriados, “personas que beben, hablan, meditan, fornican”. Lo malo resulta que escribe y describe que se lo está pasando muy bien. “No tengo dinero, ni recursos ni esperanza”, dice el narrador de ‘Trópico de cáncer’, y al mismo tiempo confiesa ser “el hombre más feliz del mundo” mientras termina su relato autobiográfico sentado a orillas del río francés Sena con una actitud de total aceptación.           

Para Orwell tal “aceptación” o “resignación” es un reconocimiento infame. porque ‘aceptar’ en esos años era aceptar como algo normal “los campos de concentración, las porras de caucho, Hitler, Stalin, las bombas, los aviones, la comida en lata, las ametralladoras, las purgas, los eslóganes, las cadenas de montaje, la censura de prensa y las cárceles secretas, entre otras cosas”. El protagonista de Miller en el Trópico de cancer es un náufrago, un desclasado y un hombre pasivo que deja que las cosas, simplemente, le sucedan. Es un hombre que habita en el vientre de la ballena, un útero con capacidad suficiente para albergar a un adulto y que le permite sentirse ajeno a todo lo que se halle fuera de él. Podría ser un náufrago o un cerdo con tirantes.

Si se recuerda en otra novela de Orwell, más tarde llevada al cine: Rebelión en la Granja, los cerdos que encabezaron la rebelión contra la dictadura de los granjeros, cuando ganaron después con el argumento de que los cerdos eran los animales más iguales entre sí, se autoproclamaron jefes y se convirtieron en clase animal privilegiada.

Eso fue en una Literatura que reflejaba críticamente la Política. En la actualidad nos encontramos con una Política que parece imitar a la Literatura. Uno no puede dejar de pensar en aquellos cerdos al ver los aliados y seguidores europeos del vociferante Trump. El panorama no da lugar al optimismo, pero siempre hay lugar en ls Historia para lo inesperado.  Y así cuando el candidato Merz democristiano en la Alemania federal por la CDU, imitando a Trump en su extremismo contra los emigrantes y refugiados, ha sufrido un descalabro con su moción y proyecto de Ley endurecida contra la política de asilo, apoyandose en los votos neofascistas de la AfD. Por un lado, la moción se aprobó gracias a los votos ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD), pero la votación actuó como un revulsivo. Al día siguiente la ley fue rechazada por la abstención de 12 diputados de la propia CDU. Es decir, gente y parlamentarios de la derecha democristiana estaban en contra de las directivas racistas de la jefatura de Friedrich Merz. La misma antigua canciller Angela Merkell se ha pronunciado en contra. Asímismo el autor y moderador televisivo judeo-alemán Michel Friedman abandonó el Partido CDU por la cooperación con la AfD. Al mismo tiempo, cientos de miles de personas han salido a las calles de diferentes ciudades para servir de contrapeso frente a cualquier pacto con AfD.   

(Manifestación en Berlín Febrero 2025)

Cientos de miles de ciudadanos se han manifestado en todas las calles de Alemania contra el racismo y la ultraderecha. Los cerdos han perdidos sus tirantes y han quedado con el culo al aire, como podría escribir George Orwell. No es el triunfo definitivo, pero puede ser un comienzo y un rayo de Esperanza.

 

emiliodiazmiranda@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 674 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas


Revise artículos similares en la sección:
Ideología y Socialismo del Siglo XXI