Aires de emperador

  • El nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, prometió este lunes durante su discurso de juramentación que pondría la bandera de EE.UU. en Marte, provocando una épica reacción del magnate Elon Musk.

  • El papa Francisco tacha de "vergüenza" los planes de deportación masiva de Trump.

Con aires de Emperador, pero con un rabo de paja tan grande, que en cualquier momento coge fuego, regresa al gobierno de los Estados Unidos, Donald Trump, bajo la mirada estupefacta de una sociedad, que observa como el poder dinero y la política sucia puede convertir un lobo en un cordero y al pecador  redimirlo.

Blanqueado su pasado por obra y gracia de los “milagros” judiciales estadounidenses y de la cultura de un país, donde los grandes mafiosos son iconos culturales y colman la filmografía hollywoodense, regresa, tratado, para reivindicarse,  de convertir a Estados Unidos en lo que fue la antigua Roma.

Si, convertir a Estados Unidos, en un Imperio, donde sólo los sus habitantes merezcan la calificación de ciudadanos, donde sólo los que se cobijen bajo su manto sean “libres” y cuenten con la gracia imperial y el resto, considerados barbaros, potencialmente, sometidos a cruzadas para que ingresen al redil y ser esclavos al servicio  del Emperador.

Con esos aires, al estilo de Marco Aurelio pretende dominar al mundo, hacer de Estados Unidos el Centro del mundo, que todos los estados, comarcas y cuanta población  haya, esté al servicio de los intereses y modo de vida estadounidense. Los bárbaros deben estar sólo a su servicio y utilizarlos y moverse al son del toque de las trompetas imperiales.

Trump desea que ante el desfilen, al son de las trompetas, los presidentes de diferentes países, los reyes que todavía en el Siglo XXI existen, los Jefes Militares como mansos corderitos y digan ¡Salve César!. Estamos a tu disposición. Somos eternamente tuyos.

Por eso incluso antes de posesionarse nuevamente como presidente blanqueado y pulido a fuerza de indultos judiciales comienza a anunciar, utilizando a las Redes y Medios para proclamar sus ucases, algunas cosas de la que pretende, otras, las tiene en la manga de la camisa.

Al son de las trompetas anuncia que el Canal de Panamá, debe estar bajo el control imperial de los Estados Unidos y amenaza con hacerlo, incluso, con el  uso de la fuerza. No le importa que el presidente de ese país, le haya salido al paso a esta pretensión  y que varios países de la región se hayan solidarizado con el sentir panameño, de que el Canal les pertenece. El Canal, a su juicio, debe ser de Estados Unidos, porque el imperio debe fortalecerse y a los panameños darle el mendrugo que se merecen.

No han sanado las ronchas todavía  causada por esa pretensión, cuando lanza otra de sus aspiraciones expansionistas, quiere apoderarse de Groenlandia, territorio Danés,  por razones geopolíticas. El imperio estadounidense, debe expandirse y los recursos que allí se encuentran permitirán consolidarlo en su grandeza. No le importan tampoco que se opongan, ni los gobernantes de Dinamarca ni lo habitantes de Groenlandia, para sus apetitos da lo mismo, y en las chiquiticas, le queda el recurso de la fuerza para pretenderla.

Para  Trump los recursos naturales de otros pises, son en primer lugar del Imperio y en segundo lugar, también del imperio, y su extracción  para ponerlos a su servicio debe ser gratuito  y que los Estados, donde residan, se sientan orgullosos y complacidos de ofrecerlas gratuitamente en función de los intereses imperiales. Sería una contribución digna de los súbditos con el Emperador que les brinda protección y es tan generoso que les permite formar parte del Imperio.

Al toque de trompetas anuncia también, que Canadá debe fusionarse con los Estados Unidos y para lograrlo amenaza también con la fuerza económica y en las chiquitas, también, con la fuerza de las armas. Canadá a juicio  Emperador debería convertirse en el Estado número 51 de los Estados Unidos.

Vemos, apenas, con estos ejemplos, habría que esperar la asunción al Trono, para ver cuántas otras pretensiones caprichosas tiene el Monarca, para entender todas sus ambiciones. Por lo pronto, está perfectamente claro  que quiere expandirse, lograr recursos gratuitos, mantener a los bárbaros (los que se oponen a sus designios), bajo su control  y mantener el chantaje del uso de la fuerza contra cualquiera que ose contrariar las  ambiciones del emperador.

Sólo nos bastaría recordarle a Trump, que a todo pavo le llega su acción de gracia y que debe recordar a Rómulo Augústulo, aunque  le quite el sueño.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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