Las groseras órdenes del emperador

En la medida en que se hace evidente que la muy bien planificada y ejecutada operación política, económica y mediática de desestabilización de la República Bolivariana de Venezuela no va a dar los resultados esperados y, que las opciones internas se han visto disminuidas por la carencia de apoyo popular en las movilizaciones y protestas violentas que eran previsibles, el factor externo de esa estrategia ha dejado de ser, un complemento de las acciones internas para convertirse en la vanguardia del esfuerzo definitivo para conseguir su objetivo antes del mes de Octubre de 2016, definido como el momento definitivo para el derrocamiento electoral o extra-constitucional, del gobierno del Presidente Nicolás Maduro.

La intensa ofensiva mediática y política internacional de los meses Enero, Febrero, Marzo y Abril de éste año 2016, con la articulación informativa de las cadenas internacionales CNN, Telemundo, Televisión Española, Televisa, O Globo, El Clarín y sus miserables repetidoras venezolanas y las visitas provocadoras de importantes figuras de la derecha latinoamericana y española, dirigida a consolidar en las calles y los espacios mediáticos el inesperado triunfo obtenido en las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre y los efectos devastadores de la Guerra Económica, Alimentaria y Medicinal, se mostraron insuficientes para generar las condiciones políticas necesarias para provocar la renuncia o el derrocamiento parlamentario del Presidente Maduro, por lo que, a falta de un nuevo recursos político disponible, se dispuso loa utilización de la cuestionada Organización de Estados Americanos, OEA, y de su actual secretario General, el uruguayo Luis Almagro, para promover un Golpe Diplomático contra Venezuela, mediante la utilización ilegítima de la Carta Democrática Interamericana para aprobar la suspensión de Venezuela de esa organización, la declaratoria de la Emergencia Humanitaria y, consecuentemente, la intervención militar directa de las tropas del Comando Sur de los Estrados Unidos -y seguramente algunos de sus aliados de la región-, tal como ya lo había públicamente anunciado el exjefe de ese estructura militar gringa, el general Jhon Kelly; la operación fracasó estrepitosamente y dejó al descubierto todos los hilos de la conspiración contra la Soberanía, la Independencia, la Paz y la Democracia de la República Bolivariana de Venezuela.

La respuesta no se hizo esperar y provino de la Cumbre de países miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, NAFTA, México, Canadá y los Estados Unidos, donde el Emperador Barack Hussein Obama, dejando al lado sus sutilezas discursivas que pretenden esconder los planes agresivos del Pentágono y su Comando Sur contra Venezuela, leyó las instrucciones que debería cumplir el gobierno soberano de Venezuela, bajo la amenaza cierta de represalias por parte de su gobierno:” Los presos políticos, deben ser liberados, el proceso democrático debe ser respetado y, eso incluye los legítimos esfuerzos para llevar a cabo un referendo revocatorio que sea coherente con la ley venezolana”.

Ya que les resulta insuficiente en su política injerencista en los asuntos internos de Venezuela al financiar ampliamente las actividades conspirativas de la derecha golpista y darle cobijo y protección a los cientos de opositores responsables de delitos de rebelión, terrorismo, homicidio, daños en propiedad pública y privada, defraudación bancaria, incitación al delito etc, y la aplicación a ciudadanos venezolanos de la extra-territorial “Ley Sobre los Derechos Humanos en Venezuela 2014” y, la reciente ratificación de la Orden Ejecutiva que declara a Venezuela “un peligro inusual y extraordinario para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos”, ahora el Emperador Obama, se permite dictar órdenes directas al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela acerca de lo que éste debe hacer para superar el conflicto político actual promovido por sus aliados de la derecha contra-revolucionaria en su hasta ahora frustrados intentos de derrocar al gobierno legítimo del Presidente Nicolás Maduro Moros.

Esta postura clara y directa del Emperador Barack Obama contra el gobierno de una Nación Soberana y con la que, pese a las tensiones políticas, mantiene relaciones diplomáticas y declara querer normalizarlas, es una muestra inequívoca de la desesperación en que se encuentran todos los factores político, económicos y mediáticos externos que participan en el conflicto político interno que desde hace 17 años se abrió con el inicio del gobierno de la Revolución Bolivariana bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez Frías, ante la firme decisión del gobierno del Presidente Nicolás Maduro, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el pueblo bolivariano de resistir los efectos perversos de la Guerra Política, Económica y Mediática lanzada en contra de la Revolución Bolivariana que hoy avizora una recuperación de las fuerzas y la sostenida estabilización política y económica del país.

Sin embargo, lo más grave de esta declaración del Emperador Barack Obama, no es la ratificación de su propósito injerencista en Venezuela, sino la conformidad y apoyo que recibe desde una derecha venezolana postrada a los designios y propósitos del imperio de derrocar un gobierno democrático y constitucional para regresarnos a los superados tiempos de la corrupta Cuarta República, bajo el dominio de las elites burguesas parasitarias y ávidas de la Renta Petrolera y los grupos de desalmados politiqueros vendidos al mejor postor quienes hoy asumen la misma conducta de una parte de mantuanaje apátrida en los tiempos de la Independencia, cuando le ofrecieron apoyo y pleitesía al bastardo Fernando VII para la defensa de su gobierno esclavista, colonial y sanguinario, felizmente derrotada por la armas de la República, bajo la conducción de El Libertador Simón Bolívar.


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Yoel Pérez Marcano


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