La conjura contra Libia

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, premio Nobel de la Paz, dijo que la resolución 1973 aprobada por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas la noche de este jueves sería impuesta militarmente. En nombre de una supuesta operación humanitaria, el Gobierno estadounidense y sus aliados de Europa-entre ellos Francia y España- al igual que representantes diplomáticos del mundo árabe-Líbano- decidieron el destino de un pueblo de seis millones y medio de personas con una cultura milenaria, en cuyo territorio se encuentra la joya más preciada de la corona del Imperio: petróleo.

Los grupos de poder económico y militar que trazan la política exterior de Washington, para quienes “el negrito” es un simple peón en el ajedrez político planetario, no le perdonan al jefe espiritual libio Muammar Gaddafi que haya pateado a las transnacionales del petróleo para afianzar en el norte de África la revolución verde que se inició hace cuatro décadas cuando el coronel Gaddafi era apenas un carajito. La resolución a la cual se refiere el mandatario estadounidense fue sometida a la consideración de los quince miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, cinco de ellos se abstuvieron -Brasil, India, Alemania, China y Rusia- y diez votaron a favor de la intervención militar. China y Rusia que tienen el poder de veto no lo hicieron, lo cual allanó el camino de la intervención “humanitaria” con el pretexto de proteger a los civiles libios.

El representante de la India manifestó su disconformidad con los diplomáticos del Consejo de Seguridad de la ONU que votaron una resolución sin ni siquiera conocer y debatir el informe de los miembros de la comisión que viajó a Libia para verificar in situ lo ocurrido en esa nación árabe que cuenta con la más alta tasa de desarrollo humano de África y posee una de las riquezas energéticas más importantes del planeta. Con el argumento de que Muammar Gaddafi desoyó el llamamiento de la ONU al desconocer la resolución 1970 que, según los voceros de los países miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pretendió proteger a los libios, desde Nueva York, los jefes de la diplomacia impusieron la zona de exclusión aérea en Libia que implica prohibir cualquier tipo de vuelo en el espacio aéreo de esa nación árabe, con la excepción de los aviones de guerra de los Estados Unidos y sus aliados con fines “humanitarios” permitiéndoseles bombardear posiciones estratégicas -incluso los radares- del Gobierno de Muammar Gaddafi.

Ya Francia lanzó los primeros ataques de la operación “humanitaria” en el territorio libio. Se prevé que en las próximas horas otras fuerzas aliadas de Estados Unidos- Reino Unido y España- apoyados en los barcos de guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ingresen al festín por el reparto de la bolsa Libia: el petróleo, el agua y los doscientos millones de dólares de reservas que tiene ese país arábigo en los bancos del exterior. Mientras los perros de la guerra hacen lo suyo, los libios se harán matar por defender su soberanía y el derecho a construir y forjar su propio destino, sin tener que bajar la cabeza al Imperio. Gaddafi ha dicho que no “habrá piedad con los traidores”. En Bengasi, la localidad donde se atrinchera el último reducto de la oposición al Gobierno, celebraron la resolución de la ONU que legitima la intervención militar en Libia. A raíz de la resolución 1973, el Gobierno de Gaddafi declaró el alto al fuego para evitar nuevos derramamientos de sangre. Estados Unidos y sus aliados van con todo para liquidar al autor del Libro Verde y de la revolución Libia, aunque para ello se lleven por delante la vida de centenares de miles de civiles que respaldan al jefe libio en su lucha contra los invasores.

El papelón vergonzoso de la Liga Árabe, Líbano, Francia, España y el representante de América Latina-Colombia que votó a favor de la intervención militar-, permite inferir que los libios defenderán hasta la muerte el derecho a la autodeterminación. El fuego que comenzó en Túnez, en diciembre pasado, y atizó la revuelta popular en Egipto, Yemen y Bahrein, evidencian la insurrección de grupos humanos contra el saqueo y el contubernio de los jefes de naciones árabes con las grandes corporaciones y los gobiernos imperiales que-en el caso de Libia- no aplica porque en ese país se dio inicio a una revolución comandada por el coronel Gaddafi que echó a los lacayos imperiales del suelo libio para forjar con su pueblo un proyecto sin precedentes en la historia de la humanidad. La conjura contra Libia tiene como propósito derrocar a Gaddafi, truncar el desarrollo de la revolución verde, apropiarse de los recursos energéticos y las reservas internacionales, ocupando un espacio estratégico en el norte de África.

La furia de Alá estará al lado del pueblo libio para detener a los invasores de siempre que en nombre de la libertad y la justicia- con su poderío militar- pretenden poner de rodillas a los pueblos libres del mundo. ¡Zalam aleikum!.



marinsjournalist@hotmail.com


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