Von Clausewick, militar ruso de la época zarista decía que: “…la guerra es la política por otros medios…”, haciendo un parangón de esta frase, decimos que; “miedo colectivo y el pueblo como masa”, es decir, la colonialidad del ser, es la estrategia de la arremetida neoliberal en Nuestramerica por lo menos en la última décda. Develada descaradamente en este inicio de 2024, con el Decreto de Necesidades Urgentes (DNU) y la llamada por los argentinos “Ley Omnibus” introducida al Congreso de la Nación Argentina, por Mi-lei (Jesús Vivas, dixit) y su equipo de gobierno para su aprobación.
En Ecuador la “declaración de Estado de excepción show” por el Presidente Darío Noboa, estrategia para infundir miedo en el ya atemorizado pueblo ecuatoriano, con el “uso político del crimen organizado” auspiciado y promovido durante los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso, bajo el pretexto de herencia del gobierno de Rafael Correa; el Estado Ciudadano de Rafael Correa, comenzó su declive, luego de concluido su mandato, con la entrega de Julián Assange a la policía británica y el retiro de su nacionalidad ecuatoriana.
Moreno y Lasso se hicieron de la vista gorda hacia estos grupos delictivos, hasta que perdieron el control de los mismos, a la par que se inició el montaje del Estado neoliberal con la reducción del gasto social, austeridad pública, retroceso en la educación, salud y el fortalecimiento de la economía dolarizada, que está más que probado que facilita la “legitimación de capitales”, proveniente del tráfico de drogas.
El imperialismo neoliberal “vienen con todo” para acabar con cualquier vestigio de disidencia, oposición democrática o desobediencia civil. La “estrategia del miedo colectivo y el pueblo masa”, se viene imponiendo de diversas manera en la escena de nuestra querida Patria Venezuela desde 2014, aprovechando la muerte del Presidente Hugo Chávez, las grietas, disidencias, quinta columnas e ineficiencias cada vez más numerosas en el gobierno bolivariano, hemos sido contagiados con el “virus covid económico-político” llamado neoliberalismo, inmunizado de manera incompleta con el deseo y la esperanza emancipadora y libertaria, que despertó Hugo Chávez Frías en todos nosotros como pueblo, desde 1992.
Si no estoy mal informado sobre el “virus covid económico-político”, desde hace rato, el Gobierno (no importa si es demócrata o republicano), el Departamento de Estado y la Reserva Federal Estadunidense, tienen su candidata presidencial para las elecciones de 2024 en Venezuela, ratificada como lideresa de la oposición en las elecciones primarias de la derecha venezolana; esta candidata presidencial, ante ese electorado de la oposición y sus amos imperiales, presentó su Programa Neoliberal de Gobierno para rescatar a Venezuela y gobernar al país a partir de 2025.
Ningún otro pre candidato o pre candidata, incluido el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, con derecho constitucional a ir a una reelección, ha presentado un Programa de Gobierno a partir del 2025 al pueblo venezolano soberano, constitucionalmente hablando. ¿Qué esperamos, que los venezolanxs por inercia sigamos votando como pueblo masa y voto castigo? Mientras tanto, las fuerzas revolucionarias y democráticas del pueblo siguen debatiendo, sin concretar programa de gobierno, candidata o candidato, ante unas elecciones presidenciales cruciales, históricamente para la Patria.
Hagamos memoria, la candidata de la Casa Blanca, presentó su Programa de Gobierno, hace ya casi un año, no importa el lugar, desde donde lo hizo, ni debemos distraernos en eso, ya que en un mundo globalizado, tiene importancia desde donde enuncio el discurso, pero es importante también su contenido en la coyuntura geopolítica imperial mundial, con serias repercusiones en todas las naciones que configuran el Sistema de Naciones Unidas, en particular, las del Sur Global.
Hemos sufrido mucho como pueblo, por la aplicación por parte de EEUU de medidas coercitivas unilaterales, promovidas por una oposición política irresponsable, antidemocrática, antinacionalista y al servicio del imperialismo yanqui y gobiernos extranjeros, proclives a desprestigiar a Venezuela por todos los medios, medidas coercitivas violatorias del derecho internacional y de la soberanía nacional, como parte de la estrategia de “miedo colectivo y el pueblo masa” como expresión de la colonialidad del poder y la colonialidad del ser.
Tanto el gobierno, como las fuerzas de izquierda, consustanciadas con el pensamiento bolivariano y el legado de Chávez, requieren de una valoración crítica no fanatizada, ni polarizada partidistamente, para conocer si el impacto subjetivo y emocional de ese sufrimiento, al que ha sido sometido por casi una década el pueblo venezolano, pueda nublar su sentipensar, razonar y subjetividad como “colonialidad del miedo y pueblo masa” que reforzaría una idiosincrasia y una cultura de la inmediatez, para que no tengamos conciencia crítica y clasista, a la hora de votar y se repita ahora en Venezuela, el episodio eleccionario de la Argentina.
Si no hay un voto con conciencia de clase, formación sociopolítica de nosotros como pueblo, que supere y transforme la “colonialidad del miedo y el pueblo masa” como patrón ideológico de dominación de las élites políticas y económicas de siempre, que supere y transforme la imposición en las maneras de hacer ciencia, investigar desde una academia de la modernidad, que oculta y encubre inferiorizando nuestras maneras de conocer, hacer ciencia e investigar como colonialidad del saber, que además, aliena ideológicamente nuestra subjetividad fortaleciendo una conciencia acrítica y apolítica, votaremos como “pueblo masa” y triunfará electoralmente, la estrategia geopolítica imperial de la “colonialidad del miedo”
La colonialidad del poder, colonialidad del saber y colonialidad del ser, como cara oculta de la modernidad (Walter Mignolo, 2005), capitalista y ahora global, que se nos impuso hace 532 años, evidenciará que como pueblo, no tenemos salud mental, porque sin conciencia crítica de clase, ni formación sociopolítica, no seremos sujeto colectivo e histórico, sino pueblo masa. Sin conciencia crítica colectiva e histórica, no hay Salud Mental Decolonial como proceso político de emancipación y liberación, que nos haga pueblo soberano, sin soberanía popular, no hay revolución.
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