Impresiones de un viaje a la Venezuela bolivariana

Especial para ARGENPRESS.info

I. La lucha contra la OMC y la próxima reunión de Hong Kong

Del 16 al 19 de noviembre tuvimos la oportunidad de visitar la República Bolivariana de Venezuela con motivo del Encuentro Internacional de “Propuestas Alternativas en Agricultura, Acceso a Mercados, Comercio y Medio Ambiente, ante la Ministerial de la OMC”, organizado por el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio. El Encuentro consistió en un triple seminario sobre la OMC, el acceso a los medicamentos y los registros de patentes de propiedad industrial e intelectual.

El objetivo del evento fue el de apoyar al gobierno de Venezuela, y a los técnicos de los diversos ministerios involucrados en los temas referidos, a esbozar la propuesta alternativa que llevará el gobierno bolivariano a la Cumbre Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) a celebrarse a mediados de diciembre próximo en Hong Kong.

Estuvieron presentes, además de los técnicos y altos funcionarios venezolanos, encabezados por la ministra Edmée Betancourt (MILCO) y Eduardo Samán (SAPI), una variada representación internacional que abarcó, desde funcionarios de gobiernos de la región (Colombia, Cuba, Perú, Brasil, Uruguay, Argentina, El Salvador y Ecuador), hasta destacados representantes de ONG’s que luchan contra las consecuencias del “libre comercio” impuesto por la OMC y el OCDE, como Global Exchange, la Red del Tercer Mundo y Global Trade Watch, técnicos de la OMS (Germán Velásquez) y profesores e investigadores de Universidades de Estados Unidos.

La delegación panameña estuvo compuesta por cuatro personas: el abogado Alexis Soto (de ONAGRO que lucha contra el TLC), los profesores de la Universidad de Panamá Julio Yao (experto en Relaciones Internacionales), Juana Camargo (Camino Alternativo) y Olmedo Beluche (Movimiento Popular Unificado).

La idea general era dar continuidad al éxito alcanzado por Venezuela y el presidente Hugo Chávez en la reciente Cumbre de Las Américas de Mar del Plata que, encabezando al grupo del MERCOSUR pudo frenar los intentos de EEUU por imponer el ALCA, con el apoyo de sus “cachorros”, como el presidente de México Vicente Fox y el vicepresidente panameño, Lewis Navarro (por supuesto, con el aval de Martín Torrijos).

El problema de fondo es que si bien, George W. Bush no se pudo salir con la suya imponiendo el ALCA, está logrando los mismos objetivos imperialistas a través de negociaciones bilaterales (como los TLC) y multilaterales (como los acuerdos de la OMC).

El peligro actual para la próxima reunión de Hong Kong, es que EEUU y la Unión Europea lograron que Brasil y la India el compromiso (“Paquete de Julio”) de reimpulsar la ronda de Doha. La llamada “Ronda de Doha” es el intento por ampliar los acuerdos de la OMC en tres aspectos claves:

1. GATS (Acuerdo General sobre Comercio en los Servicios) para ampliar los procesos de privatización en los países pobres al área de servicios y todo lo poco que falte por privatizar en favor de las multinacionales (como salud, educación, energía, petróleo, hasta licitaciones públicas para servicios estatales);

2. NAMA (Aceso a Mercados No Agropecuarios) consistente en rebajar aún más los aranceles para productos industriales y naturales;

3. Agricultura, donde Brasil ha caído en la trampa de aceptar la apertura (rebaja arancelaria), desprotegiendo la producción agrícola de los países pobre, con la condición de que la UE y EEUU eliminen sus subsidios agrícolas. En este último campo hay matices entre europeos y yanquis, ya que estos últimos han puesto como meta el 2010 para eliminar los subsidios, mientras los primeros no ponen fechas. Acá el problema consiste en que, aún con la eliminación de los subsidios en los países imperialistas, una apertura de los mercados agrícolas de los países pobres sería un desastre económico.

Un aspecto específico del problema son los acuerdos que impulsan los países ricos y la industria farmacéutica por imponer sus “derechos de patentes” contra los medicamentos genéricos (más baratos) y los acuerdos sobre la llamada “propiedad intelectual”, que llevaría en poco tiempo a la privatización de la cultura, no sólo en el campo de la música, sino a todos los niveles, incluidos libros, imágenes televisivas, radiodifusión y la internet.

La conclusión final del Encuentro es que Venezuela debe repetir el éxito de la Cumbre de las Américas, encabezando una alianza mundial de países pobres, sociedad civil, movimientos sociales y ONG’s, contra los intentos de EEUU y la UE de imponerse en la Cumbre de Hong Kong de la OMC, el próximo diciembre.

Este liderazgo de Venezuela es importante y decisivo, pues gobiernos como el de Brasil se han mostrado inconsecuentes en esta lucha contra el “libre comercio” (eufemismo que en realidad significa control del mercado mundial por los monopolios multinacionales). Incluso con Cuba surge la necesidad de acercar posiciones, pues este país debe defender sus derechos de patentes (de la industria nacionalizada) a la vez que se enfrentan las intenciones de EEUU y la UE.

II. Una movilización descomunal en apoyo a Chávez y el ALBA

El aspecto más interesante y emotivo de este encuentro es que nos permitió conocer de manera directa la situación política venezolana. Las mayores impresiones las recibimos al participar de la enorme (cientos de miles) movilización de apoyo a Chávez y su política exterior, el sábado 19 de noviembre, contra el ALCA, la política de Bush y su “cachorro” (V. Fox).

La enorme movilización recorrió Caracas de este a oeste, iniciando en la zona más pequeñoburguesa y antiguo bastión de la derecha “escuálida” (Parque del Este y la Plaza de Altamira). La movilización se inició a las 10 a.m. y culminó caída la noche con el emotivo discurso del presidente Chávez, en Miraflores. En una mezcla de carnaval y manifestación política, la gente caminaba y gritaba consignas antiimperialistas, o bailaba al son de la salsa.

Aunque alguien pudiera alegar que esta marcha fue menor que otras (p.e., la de del referéndum), hay que tomar en cuenta que fue montada en menos de 48 horas, sin desplazamiento de delegaciones de las provincias y en un momento de mayor estabilidad del gobierno bolivariano, donde no hay una amenaza inmediata para el proyecto político-social. Por el contrario, la coyuntura está signada por las elecciones legislativas de diciembre, en las que el chavismo espera alcanzar más que la mayoría absoluta del Congreso.

La mancha de gente vestida de rojo, demostró que la base social del “proceso” son los sectores más explotados y pobres de Venezuela. Además de las delegaciones de funcionarios y sectores sindicales obreros, fue notoria la presencia de delegaciones de barrios populares de Caracas. Estos sectores populares, notables tanto por su vestimenta como por su aspecto físico, muestran un fervor por la figura de Chávez que personalmente no había visto desde los años 70, en Panamá hacia la figura del extinto general Omar Torrijos.

La calle frente a la tarima explotó de simpatía cuando apareció Chávez, sobre las 5 de la tarde, con el sombrero de charro. Y reventó cuando le escucharon cantar junto al mariachi clásicos como “El Rey”. “No soy monedita de oro”, etc. No hay que decirlo, la gente cantó junto con su presidente.

Luego vino el discurso donde se ratificó la política del gobierno bolivariano, tanto en lo externo (ALBA, rechazo del ALCA, de Bush, etc.), así como en la política interior (sobre todo el tema de las próximas elecciones). Respecto a la crisis con México el eje consistió en señalar que el problema no es con este país sino con Bush. Previo al discurso de Chávez hablaron diversos diputados, el embajador en México, un diputado del PT mexicano, Raúl Pons por el PT brasileño y el vicepresidente José V. Rangel (gran orador también).

En general, la impresión que nos llevamos es de la gran politización del pueblo venezolano. En todos lados se discute política, y no sólo de temas criollos, sino de todos los temas internacionales. Incluso en el metro, volviendo del acto, en varias ocasiones las personas nos abordaban para preguntar si el acto había terminado, si la marcha había sido grande, etc.

Que el impulso de este proceso revolucionario proviene de abajo, de lo más profundo de la sociedad venezolana, lo demuestra el hecho de que en el Encuentro, en varias ocasiones, escuchamos a humildes funcionarios cuestionar a ministros y viceministros, y hasta criticar algunas decisiones (sobre todo con el viceministro de Agricultura). Este es un comportamiento que en Panamá sería inusitado, pues ningún funcionario se atreve a decir lo que piensa a sus jefes por temor al despido.

III. La lucha de clases en Venezuela

Si bien la coyuntura es de cierta estabilidad política, signada por el proceso electoral (el chavismo espera obtener 10 millones de votos en las presidenciales de 2006, es decir, 70% del electorado), la lucha de clases sigue presente en las empresas, en las calles y en los medios de comunicación.

La guerra de los medios por la opinión pública, a primera vista, parece muy desfavorable al gobierno, pues sólo cuenta con un par de periódicos y un canal televisivo (Canal 8), mientras que la mayoría de los medios, están controlados por la burguesía opositora, que diariamente cuestionan, incluso con argumentos evidentemente falaces, desde la polémica de Chávez con Fox, el ALBA, la presencia cubana en las Misiones, hasta el padrón electoral, incluso culpan al gobierno del atentado que costó la vida al fiscal Danilo Anderson y falsean los hechos del golpe del 11 de abril de 2002.

Por otro lado, si bien el proceso bolivariano ha sido fundamentalmente popular y barrial hasta ahora, el movimiento obrero ha iniciado en el último año y medio un proceso de organización y realineamiento, rompiendo con la burocracia tradicional de la CTV, implicada en el golpe del 11 de abril, para crear una nueva central sindical bolivariana, clasista y socialista: la UNT (o UNETE, como se le llama), presidida por el dirigente obrero y trotskista de Valencia, Orlando Chirino.

“El nacimiento de la UNT demostró que es un instrumento de la revolución contraria a la CTV que era un instrumento de la contrarrevolución. Con ella (la UNT) debemos luchar para convertirla en la columna vertebral del proceso y para profundizar la Revolución Venezolana. Creo que el papel de los trabajadores es fundamental para cambiar el carácter capitalista del país y como decimos nosotros no habrá manera de avanzar si no trascendemos al socialismo”, dice Chirino (El Topo Obrero, No. 19).

Chirino define la actual etapa del movimiento obrero como de “aprendizaje”. Aprendizaje y autoorganización, pues el nacimiento de la UNT ha abierto un proceso de formación de nuevos sindicatos, no sin ciertos traumatismos, pues hay en proceso varios conflictos con empresas que se niegan a reconocerlos y a negociar nuevas convenciones colectivas, en clara violación de la ley y la Constitución bolivariana. En este sentido hay varios conflictos como en droguerías Race. También hay disputas electorales con la vieja burocracia, como en SUTISS, principal sindicato de SIDOR.

Otra forma que han tomado los conflictos obrero patronales es el de la incipiente toma de empresas y el control obrero de los mismas. El ejemplo se inició en la propia PDVSA, durante el paro patronal en 2002, la cual fue salvada y puesta a funcionar por los trabajadores ante el boicot de los gerentes y altos técnicos. Los casos más destacados en la actualidad lo constituyen el de Invepal (industria papelera), ALCASA (aluminio) y la Constructora Nacional de Válvulas, que están funcionando bajo control obrero. Hay otras ocupaciones en curso, como en OXIDOR (plástico) de Valencia.

El esfuerzo de UNT es el de promover a la vez el nacimiento del sindicalismo clasista y el proceso por la autogestión obrera en empresas privadas que son cerradas por sus dueños, la nacionalización de la gran industria y las transnacionales, y la cogestión en las empresas estatales. En este último campo también surgen diferencias con algunos altos funcionarios del gobierno:

“Esta parte es importante aunque sea en el marco del capitalismo, hoy esta visión nuestra nos ha llevado a chocar con sectores del gobierno. Por ejemplo, el ministro de energía y petróleo ha dicho abiertamente en varios medios de comunicación que en las empresas estratégicas de seguridad de estado como la industria petrolera, electricidad y las empresas básicas como aluminio él está en desacuerdo que estas empresas se rijan a través de la cogestión”, dice Chirino.

La lucha de clases también se agudiza en el sector agrario, donde algunas expropiaciones de latifundios por parte del gobierno han generado escozor entre la burguesía venezolana e intereses extranjeros. Aunque las expropiaciones distan de constituir una completa revolución agraria, han empezado de manera paulatina por aquellos latifundios claramente improductivos y cuyos títulos de propiedad son dudosos.

También se ha producido ocupaciones espontáneas de terrenos en ciudades como Valencia, por parte de familias sin techo, las cuales han forzado posteriormente al gobernador a impulsar un programa de adjudicación en algunos casos y de construcción de viviendas de interés social en otros. En Carabobo, se han proyectado 25 mil soluciones de este tipo, pero hasta el momento sólo se han entregado 7,500 (TEMAS, No. 57).

En el aspecto social hay una realidad contradictoria, por un lado, se han dado éxitos innegables del gobierno mientras que, por otro lado, se mantienen altos índices de desempleo y pobreza. En el campo de los éxitos, los más grandes han sido en el programa de alfabetización (Misión Robinson), y el de salud (Barrio Adentro). Ambos con gran apoyo de profesionales y técnicos cubanos. Lograda la extinción del analfabetismo, el esfuerzo actual reside en poner un centro de salud en cada comunidad. En este momento se desarrolla un programa para operar de cataratas en Cuba a decenas de miles de personas pobres que son trasladadas a la isla por cuenta del estado venezolano.

Sin embargo, el desempleo sigue siendo un problema mayor. La abundancia de buhoneros en las calles, especialmente en la céntrica Sabana Grande es una muestra palpable. Según nos explicaron, durante la crisis de 2002-2003, durante el paro patronal, la tasa de desempleo llegó a superar el 20%. Ahora se ha reducido notablemente, pero sigue estando por encima del 12%, nivel de antes de la crisis.

Otra queja común de los venezolanos es la carestía, pese a que la gasolina se vende a precios de regalo, el costo de la comida y vestido es alto. Para paliar la situación el gobierno ha implementado una red de distribución de alimentos a precios de costo por todos los barrios populares, denominada MERCAL.

IV. El socialismo del siglo XXI

Aparte de convertirse en un referente obligado y una esperanza para los pueblos de Latinoamérica, el presidente Hugo Chávez ha hecho uno de sus mayores aportes a la vanguardia mundial con su propuesta de la necesidad de formular el “Socialismo del Siglo XXI”, lanzada por primera vez en diciembre de 2004, durante el Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas, y ratificada en el Foro Social Mundial de Porto Alegre en enero de 2005.

El “Socialismo del Siglo XXI” constituye una formulación algebraica que, por supuesto, puede ser llenada de dos maneras diferentes, reformista o revolucionaria, según la interpretación que se quiera hacer de ella. Sea cual sea la interpretación, esta propuesta contiene un elemento notoriamente positivo: es un socialismo distinto y contrario a la fórmula stalinista que se impuso durante el siglo XX.

El propio Chávez, cuando lanzó la propuesta en el referido Encuentro, hizo múltiples referencias a León Trotsky. Incluso llegó a decir, Chávez, que en la polémica con Stalin, él se ponía del lado de Trotsky, cuando señaló la imposibilidad de hacer el “socialismo en un sólo país”. Porque los problemas que sufre Venezuela, no se resuelven en los límites nacionales, “son problemas que trascienden nuestras fronteras” (El Topo Obrero).

El desarrollo de la visión reformista ha estado a cargo de Heinz Dietrich, quien pretende que: “En el socialismo del siglo XXI la propiedad es secundaria porque la regulación de la producción, de la distribución, del consumo y la participación en la riqueza social gira en torno a los aportes laborales que cada ciudadano hace ya que se gratifica a la persona por la cantidad de horas que proporciona a la riqueza del país y no porque sea dueño de un banco o de una fábrica”.

Salta a la vista que esta perspectiva choca por completo con la realidad (¿Hay que argumentar que un obrero gana menos aunque trabaje más horas que un patrón?). Dietrich pretende que basta la gestión gubernamental para dirigir planificadamente la economía, pese a que la mayoría de las empresas sigan en manos de capitalistas individuales. Vieja utopía premarxista, probadamente fracasada en otros procesos de “economía mixta”, como en Nicaragua, Chile, Portugal, Angola, etc.

Por supuesto esta visión reformista calza bien al sector empresarial, como el del señor Miguel Pérez Abad, que se define “chavista”, y que el XXXIV Congreso Anual de FEDEINDUSTRIA, señaló que “el Socialismo del Siglo XXI no está reñido con la propiedad privada”, aludiendo a una supuesta “democratización del capital” y del “derecho del pueblo... a ser propietarios”.

Por el contrario, la interpretación revolucionaria de la fórmula del socialismo del siglo XXI la representa UNT y los marxistas revolucionarios de Venezuela, quienes abogan por un socialismo con democracia obrera, sustentado en la nacionalización de la gran industria y los monopolios internacionales, administrados bajo la autogestión obrera.

La propuesta del Socialismo del Siglo XXI contiene también un importante elemento a debatir, ya que si bien no se trataría de sostener un sistema de “economía mixta”, como el que fracasó en Nicaragua, y que propone Dietrich; también es cierto que la nacionalización de la gran industria, la planificación y el control obrero no implican la estatización burocrática, absoluta y completa de la economía, como hizo de manera desastrosa el stalinismo en la ex URSS.

En este sentido, la formulación de Chávez permite un espacio para recuperar el prestigio de una tradición (socialista) que el stalinismo destruyó; para rehacer el debate sobre cómo construir el “otro mundo posible”; y formular alternativas concretas que sean aspiraciones realistas a los ojos de los pueblos frente al mundo de la globalización neoliberal que impone el imperialismo del siglo XXI.



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Olmedo Beluche


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