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Isabelica, una lectura e imagen deprimente de la Valencia contemporánea

La responsabilidad de nuestro presidente Nicolás Maduro Moros, es garantizar la paz de la República Bolivariana de Venezuela y dejar que los organismos represivos ejecuten su trabajo acorde con las leyes institucionales prescritas en la Constitución que, fue redactada en el ejercicio político del Comandante Hugo Chávez Frías, quién observo como su perfil personal dio un giro en la planificación del Estado por su enfermedad, llevándolo a una partida prematura y quedando inclusiones en la nueva experiencia democrática. Sin definirse.

El destino del país se viene entrelazando en un cruce de situaciones políticas que configuran la vida urbana y convierten al individuo en un factor de importancia para la interrelación de uno a otros.

La segregación urbana y la incorporación de grupos humanas a zonas de hábitat para la clase media vienen ocasionando condiciones desfavorables y pocos higiénicas para los profesionales y trabajadores que adquirieron sus residencias en una zona de mayor adecuación y personas que residencia en zonas populares se trasladaron a estas urbanizaciones invadiendo terrenos vacíos sin construcción civil para crear depresión económica y social en su estructura. Y esto, según Oscar Battaglini constituye una afirmación que no debe corresponderse con la verdad histórica.

El tejido del espacio común es vital para darle a los espacios- territorios mayor posibilidad cambiante para conformar una proyección de lo individual y colectivo., es una lectura política del hacer del Estado en la conformación de un orden establecido en lo que llamamos cafeterías, supermercados, bares, estaciones del transporte público, colegios, escuelas y universidades. Hemos caído en un grave error de irrespetar los espacios públicos y metafísicos creando una crisis emocional en la sociedad porque carecemos de una dinámica estructural y jurídica en la representación del servicio social.

Lo que implica un nuevo lote de competencias, donde el discurso poco se maneja de una manera adecuada y en oportunidades refleja una posición enteramente extremista y en vez de favorecer el ejercicio democrática, agrava la situación política, tal como sucede en este instante. La forma de nuestra ciudad de una manera generalizada entró en crisis porque la exclusión social no fue coyuntural y regresamos a las figuraciones coloniales que da lugar a aislamiento urbanos y el manejo de una economía que implica una correspondencia con el mundo moderno y las simbolizaciones aisladas del poder.

En este escenario, la Ciudad del Futuro en Carabobo, denominada La Isabelica se le ha imprimido un nuevo orden social que nos está llevando al caos urbanística y el gobierno bolivariano no ha llamado al orden arquitectónico en las zonas llamadas guarimberas donde hoy, cada residencia es una bodega, dejando el eje recreacional en una zona conflictiva porque terrenos que corresponden a áreas verdes, aceras y paso de peatones constituyen un contexto inapropiado para ir al mercado o recrear a los hijos de cada núcleo familiar de cada sector. Me refiero a los sectores 7 y 8 de esa populosa ciudadela.

Esta región o eje urbanístico se ha convertido en una atopia urbana, donde solo se habla de dólares y en un principio se declararon deprimidos y galantes de la pobreza urbana.

Hablo de organización ciudadana y urbanística. Existe un plan regidor de la sociedad y ciudad. Esto, debe respetarse porque conlleva a la adaptación social y emocional del pueblo bajo nuevos esquemas jurídicos.

Es un Plan Monumental que va desde La Plaza de Toros y cruza en línea recta a la ciudad en la zona Sur hasta llegar al enclave de la zona o eje industrial, cruzando por tres anillos viales de los pocos que registra, Valencia como ciudad industrial.

Los venezolanos, necesitamos una conciencia colectiva de urbanidad y encauzar nuestra formación sociológica y étnica hacia el espíritu de adaptación a las normas legales y al conocimiento integral del derecho, por lo tanto, demandamos al Señor Marvéz que asuma el orden del Municipio que rige y llame al orden porque nos encontramos en una descomposición social y política. Necesitamos de verdaderos pactos de fundamentación y organización política para lograr un medio de resguardo de la ciudad y la unidad de la población y grupos familiares. Lo cierto, necesitamos una mejor dinámica urbana por parte del Municipio, más allá de los timoratos cálculos positivistas.

Necesitamos para este Municipio, autoridades fuertes y que tengan don de mando, donde los representantes de los Consejos Comunales revisen su historial y sean sensatos en el papel que están ejerciendo. Necesitamos poner orden en el Municipio, reconocerle los derechos sociales y políticos a los ciudadanos que hacen vida comunitaria en este eje. ¿Qué sucede con el gas y agua?

Somos parte de una gran descomposición social, donde esferas del socialismo se convirtieron en una combinación gradual con las Fuerzas Armadas Bolivarianas en un sector de la vieja democracia aburguesada y, en esa búsqueda de la paz, la orientación del Estado bajo un ideario supuestamente bolivariano y un dólar libre que aniquila nuestra población nos vemos empobrecidos porque el Bolívar se disolvió como moneda nacional y es solo una patraña política de las clases adineradas contra el pueblo..

La Isabelica es el ejemplo más claro de liberalismo económico y su actual evolución histórica perturba el proceso de la auténtica evolución social.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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