Roberto León Parilli (ANAUCO) y el cuento chino de las aerolíneas extranjeras en Venezuela

ROBERTO LEÓN PARILLI (ANAUCO) Y EL CUENTO CHINO DE LAS AEROLÍNEAS EXTRANJERAS EN VENEZUELA

El pasado 10 de agosto en el cuestionado semanario “La Razón”, apareció una entrevista con el Presidente de ANAUCO (Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores), Roberto León Parilli. En el texto, entre otros temas, Parilli habla del riesgo de la pérdida de 15 mil empleos por la “crisis” de las líneas aéreas. Igualmente, el ¿directivo? de ANAUCO platica de la supuesta limitación del derecho al libre tránsito, el “aislamiento” al cual han sido sometidos los venezolanos al no poder salir del país (¡!) y que numerosos compatriotas se han endeudado con sus tarjetas de crédito para adquirir alimentos (asunto no relacionado con lo de las aerolíneas pero que él esgrime entre sus “razones”).

Habrá que señalar a Parilli, antes de abordar el “affaire” aeronáutico, que gracias a la Revolución Bolivariana más personas en Venezuela tienen “dinero plástico” a su disposición. Si no lo recuerda, en la Cuarta República era un verdadero boato poseer una tarjeta de crédito y las tasas de interés estaban por las nubes; en el decenio de 1990, dicho baremo alcanzó a rozar el 80%. ¿Se acuerda, señor Parilli? C’est-à-dire, endeudarse con una Vista, una Masticard o una American Estrés, en la Cuarta, era el equivalente a quedarse en la calle. En ídem dirección, los créditos indexados o cuotas balón, eran la pesadilla de las capas medias vernáculas: el pago de interés sobre interés se convirtió en el deporte nacional y la banca expoliadora sacó jugosos réditos de ello. Muchísima gente perdió inmuebles y automóviles porque el monto -sólo por intereses- superaba el valor inicial de lo adquirido. ¡Una locura! Afortunadamente, el Comandante Chávez arribó al poder en 1999 y una de las primeras medidas del Gobierno Revolucionario, así algunos no lo quieran reconocer, fue pulverizar el abyecto proceder de la banca privada con las tasas de interés. Monsieur Parilli, si hoy en día millones de venezolanos tienen acceso al “dinero plástico” es porque la Revolución situó las tasas en un rango de 15 a 20%. ¿Quiénes ahora podrían mantener los pagos de sus tarjetas con un 80% de interés? (*). Parilli no debería ser tan mezquino y reconocer la labor de este proceso bolivariano en ese sentido.

En relación con las líneas aéreas, hay que colocar la situación en contexto. En pretéritas oportunidades hemos afirmado que empresarios y comerciantes en Venezuela tienen el margen de “ganancia” más alto a escala global, el cual oscila entre 500 y 1.000%. Estos insólitos guarismos crean graves distorsiones en nuestra economía y promueven índices de inflación totalmente divorciados de la realidad. Sin duda, las agencias de viaje y aerolíneas no escapan de esta perversa centrífuga de valías artificiales que busca lograr el lucro más aberrante jamás visto. Desde la primera devaluación del bolívar, el 18 de febrero de 1983, los boletos aéreos al extranjero pasaron a ser una suntuosidad en Venezuela; sin embargo, a partir de 1999, al Gobierno Bolivariano asumir las riendas del Estado y saldar la enorme deuda social, aumentar salarios y bonificaciones, millones de personas tuvieron la posibilidad de realizar periplos a otros países y hacer valer un derecho que la Cuarta República les había arrebatado. Por desgracia, el Presidente de ANAUCO no recuerda eso… ¡o no quiere!

LA DEUDA ILEGAL DE LAS AEROLÍNEAS Y EL BOICOT CONTRA VENEZUELA

Las aerolíneas foráneas en nuestro país siempre han sido un cenáculo de sobreprecios y sobreventas delirantes; desde 1983, los boletos comprados desde Caracas son los más costosos del orbe y las mafias de estas compañías nunca han sabido ofrecer una explicación lógica, a los usuarios, del porqué de dicha diferencia de números. Sin duda, Alitalia, Air France, Lufthansa, American Airlines, entre otras, agarraron el “gustico” local –y nada despreciable- a la banda de usura criolla. Debido a lo pretérito, Venezuela es el mercado más rentable de “la gran esfera azul” para sus negocios: en ningún otro lado del mundo podrían obtener tantas utilidades como en este enclave ubicado al norte de la América del Sur. Por eso, cada vez que escuchamos a alguien espetar con tono alarmista que las aerolíneas foráneas se van a ir de Venezuela, soltamos una sonora carcajada y vemos hasta dónde puede chapotear la ignorancia, la manipulación mediática. ¿De verdad alguien en su sano juicio puede pensar que estas compañías van a abandonar su nicho más preciado, su “gallinita de los huevos de oro”? ¡Para nada!

En la actualidad, el boicot de las aerolíneas foráneas se encamina en tres diferentes esferas: el valor de los boletos, la escasez inducida de asientos y la excusa de la deuda del Estado venezolano.

-El valor de los boletos: un pasaje redondo a San Francisco, EEUU, por la aerolínea yanqui Delta, cuesta tres mil dólares estadounidenses (Bs. 33.000) comprado desde Caracas. Pero el mismo boleto adquirido en Estados Unidos, sale en 1.500 billetes verdes (Bs. 16.500). ¿Cómo se explica eso? ¡Se trata de un 100% más! Otra “perla”: el pasaje Caracas-Miami por Santa Bárbara Airlines está en Bs. 40.000 ($ 3.636) [¡!]. Con el valor de un boleto Caracas-Miami de Santa Bárbara Airlines, se podría adquirir un par de pasajes a San Francisco por Delta Airlines (comprados desde EEUU) y todavía nos sobrarían 636 dólares (Bs. 6.996). El colmo del colmo: la estatal CONVIASA (nacida en Revolución) vende el boleto ida y vuelta a Madrid en Bs. 60.000 ($5.454) [¡!]. La travesía desde México DF al Aeropuerto Internacional de Narita, en Japón, se cotiza en 1.823 dólares (Bs. 20.053), por Aeroméxico. Por el valor de un pasaje de CONVIASA a Madrid se pueden comprar tres boletos Benito Juárez-Narita. ¡Ladrones!

-La escasez inducida de asientos: concebir la falsa sensación de una oferta limitada de asientos es otra de las estrategias de las líneas aéreas extranjeras. Con base en esta excusa, se fuerza el cobro de la famosa “vacuna” que coadyuvaría a la obtención de una plaza “más cara pero segura” hacia algún destino “apetecido”. La reducción de la frecuencia de los vuelos (boicot manifiesto) contribuye al clima de incertidumbre y molestia de miles de personas que necesitan viajar, no sólo por turismo sino por razones laborales o familiares.

-La excusa de la deuda del Estado venezolano: así como todas las vías conducen a Roma, en este escenario, todos los senderos nos llevan al “culpable” de todos los males. El gobierno “maluco” no quiere soltar las “lechugas” para que las inmaculadas aerolíneas sigan operando en Venezuela. ¡Hasta dan ganas de llorar con ese libreto al estilo Delia Fiallo! No lo negamos, hay una deuda del Estado con estas compañías por concepto de repatriación de dividendos a sus casas matrices, pero en otras ocasiones ha habido panoramas parecidos o más espinosos como la devaluación de 1983 ó el sabotaje petrolero del período 2002-2003, y las aerolíneas nunca habían sido tan hostiles al respecto. ¿Segundas intenciones? Primero, habría que analizar a profundidad qué tan legal es la deuda: si las aerolíneas en Venezuela cobran los pasajes con sobreprecios de 100% o más, el producto de ese “excedente” sería ilegal. Además, estos usureros alegan que el total en dólares del “mono” del Estado venezolano es de 4.100 millones de dólares. Esa cifra no resiste la fuerza de la aritmética y a las pruebas nos remitimos: a la teutona Lufthansa se le adeudan unos 100 millones de “Benjamines” (**) y es una de las sociedades más colosales. Siendo 24 las compañías que realizan vuelos hacia Venezuela y asumiendo que a cada una se deban amortizar 100 millones de “lechugas”, ello arrojaría un resultado de 2.400 millones de dólares, el cual es muy inferior al de 4.100 millones mencionado con anterioridad. Peor aún, compañías de envergadura como Lufthansa o American Airlines no facturan lo mismo que Insel Air, verbigracia, una “modesta” empresa aeronáutica de las Antillas Neerlandesas. O sea, la deuda real del Estado venezolano a duras penas se anclaría en los 900 millones de dólares o menos. El bloqueo contra nuestro país no tiene nada qué ver con las finanzas de las aerolíneas y sí mucho con la politiquería barata de la plutocracia cosmopolita. ¿Qué les parece?

La Revolución Bolivariana, de la mano de la Superintendencia de Precios Justos, debería desarrollar rigurosos operativos en aeropuertos y agencias de viaje, para determinar “in situ” los descarados márgenes de codicia del sector aeronáutico. Debería publicarse una tabla comparativa, en los principales medios de comunicación, de los importes de los boletos aéreos internacionales en otras latitudes y sus actuales costos astronómicos en Venezuela. Se debe exigir a estos ladrones que bajen las tarifas y abran un abanico más holgado de opciones de boletería a nuestros compatriotas. Desde luego, CONVIASA -como empresa estatal- debería dar el ejemplo y ajustar sus precios de manera drástica. ¡No hay excusas! (***). La próxima vez que Roberto León Parilli o usted, amigo escuálido, desee echarle la culpa a Maduro de no poder viajar al exterior, evoque los reveladores datos que acaba de leer en este ensayo. Tener criterio propio no duele.


P.D. Si las aerolíneas andan en la onda del sabotaje económico, señor Parilli, ¿quién será el responsable de que 15 mil puestos de trabajo estén en peligro en Venezuela? ¿Las líneas aéreas o el RRRÉGIMEN?

(*) Quienes adversen al Gobierno Bolivariano deben tener algo muy presente: si alguna vez la derecha volviese al poder en Venezuela, las tasas de interés retornarían al 80%. Podrían irse olvidando de sus tarjetas de crédito, por ejemplo. No es una amenaza, es una certitud.

(**) La alemana Lufthansa tuvo ganancias netas, en 2013, por el orden de los 416 millones de dólares. Si asumimos como verídica la deuda de 100 millones de dólares del Estado venezolano, Lufthansa estaría facturando, sólo en Venezuela, casi una cuarta parte de sus dividendos mundiales en 2013. ¿Será porque mucha gente de la Colonia Tovar viaja a Deutschland o porque el valor de los pasajes en Venezuela está groseramente abultado?

(***) Desde su fundación, CONVIASA había estado ofreciendo precios altamente competitivos en el mercado. No obstante, en los últimos meses los importes de sus boletos se han disparado al infinito. Hay que investigar qué acontece en la estatal.


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Adán González Liendo

Traductor, corrector de estilo y locutor

 elinodoro@yahoo.com      @rpkampuchea

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