Medios. Vendiendo una verdad

A pesar de la tecnología existente se continúa practicando una forma primitiva de periodismo, pues, la verdad, es muy relativa por estar sujeta a los intereses del medio y a las exigencias particulares de sus propietarios. La ética es una apariencia periodística en la libertad de prensa.

En Venezuela y Ecuador, por no decir en todo el mundo, hay un conflicto de intereses entre el poder financiero sus medios de comunicación y los gobiernos de Correa y Chávez por defender los intereses de las mayorías, pueblos que tienen su protagonismo en las urnas, pero, que los periodistas no respetan. ¿Hasta qué punto se puede soportar los “errores” de los medios? ¿Hasta cuándo se puede soportar la falta de ética periodística? El pueblo está indefenso ante el cuarto poder.

Las leyes de comunicación deberían garantizar el derecho ciudadano a los mecanismos para defender la verdad del cambio así como la objetividad. La verdad y la objetividad son elementos que hacen de la libertad de prensa el derecho a informar, comunicación que, por encima de las otras libertades es el derecho masivo a conocer, decidir, discutir libremente según ni conciencia, pero, más tarde, esta teoría se volvió gracias a los periodistas un mito por la manipulación de la objetividad y la pérdida de neutralidad mezclo las noticias buenas y malas, la información se volvió dañosa nunca reglamentada conforme a derecho.

El mito hizo del periodismo un moderno tabú, con el Estado son dos hermanos que se celan mutuamente. El periodismo hostiga al Estado cuando se hace demasiado fuerte, cuando el periodismo se vuelve poderoso el Estado le corta las alas, porque, una cosa es la libertad de expresión por medio de los medios y otra es la empresa que posibilita el ejercicio de esa libertad. Las pugnas siempre existieron.

Las restricciones son tan antiguas como el hombre mismo. 2000 Años a.d. c. según algunos egiptólogos, los autores de los Papyrus que no acataban los cánones al uso eran perseguidos y encarcelados. Desde tiempos muy antiguos, la crítica era una violación fuertemente reprimida. Las persecuciones no nacieron con los periódicos nacen con los periodistas por difundir noticias falsas, así, los periodistas están sujetos a determinados reglamentos que los príncipes se encargaron de ajustar a sus intereses concediendo exclusividad y monopolio a ciertos medios que, por descontado venden a sus clientes la verdad de turno.

Con el tiempo, esta potestad principesca en los monopolios comunicacionales pasó al servicio de la fuerza y del capital, su exposición de ideas es fruto de los intereses político-económicos de la oligarquía. Con el poder al lado se escribe y se informa mas “libremente” constituye una materia más tranquila par la vejez.

El poder influyente de esos medios como: Globovisión, Ecuavisa, Teleamazonas, RCN, Caracol y otras, en la formación de la opinión publica su práctica es una característica del periodismo primitivo con tecnología de punta, acrecienta hasta límites apenas concebibles la libertad de prensa solo para círculos sociales selectivos con alto poder económico, político y militar. Esto supone una lesión a la libertad de expresión vilmente practicada desde siempre para que la mayoría del pueblo solo tenga la libertad de ver y escuchar cuanto dicen y escriben quienes disfrutan de ella.

Y, esto es así, porque, disponer de un medio como una televisora o un periódico supone cifras inaccesibles para el público en general y para los periodistas en particular, convirtiéndose estos en simples expositores del pensamiento ajeno, es decir de su jefe o de sus socios políticos, banqueros y empresarios. Consecuentemente, ideas que pertenecen a una misma empresa en cadena, sean las únicas capaces de nuclear alrededor de un programa diseñado de antemano para la opinión pública del país, así, el ejercicio de la libertad de expresión es un instrumento de opresión.

Para frenar los abusos de los medios el gobierno debe administrar el espacio radio eléctrico en representación del pueblo para obligar a rectificaciones públicas cuando falten a la verdad a la objetividad y a la neutralidad, por citar un ejemplo: “Inglaterra fue la primera en abolir la censura allá por 1965, porque, fueron los primeros en imponerla”, dice Jaques Bourquin.

En nuestros países, los congresos y las asambleas imponen restricciones a los medios. Los quijotes del periodismo pugnan por defender el derecho a “informar con la verdad”, no lo hacen por las reivindicaciones sociales, culturales y económicas del pueblo. Y se llaman periodistas modernos, indolentes, egoístas, inmorales, mentirosos, de tal suerte que solo las maquinas son modernas, ellas continúan con las costumbres del periodismo primitivo el cual acostumbra a venderse al mejor postor de “arriba”, y según sus intereses orienta o desorienta, forma o desinforma, esclarece o confunde, lo hace porque los medios están en manos de empresarios rapaces aliados de los gobiernos de las minorías y de los fusiles, el poder del capital al servicio del statu quo.

Este el concepto clásico de la libertad de prensa exigido por los medios al servicio de la oposición.


rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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