Hace unas horas leí el texto de la queja que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa presentó ante la Comisión de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo. La carta, firmada por el sempiterno presidente de este sindicato, Gregorio Salazar, es un patético ejemplo de la manipulación de los hechos para generar una visión tergiversada e interesada, dirigida a reforzar una falsa imagen de lo que ocurre en Venezuela.
Lo primero que se me ocurre al leer la tal queja es que Salazar no estaba allí. Porque de haber estado, como periodista agudo que alguna vez fue, se hubiera percatado que allí no había trabajadores, ni sindicatos. Había militantes de partidos de oposición, dispuestos a hacerse notar, y con unos pseudo líderes llevados por la locura golpista.
No había un solo cartel pidiendo aumento de sueldos, reivindicaciones laborales o defendiendo los derechos de los trabajadores, pero sí había muchos con el rostro del filósofo maracucho fugado. ¿Reclamando? No sé, será el derecho del señor a seguir enriqueciendo con los dineros del pueblo zuliano.
Pero si el primer párrafo me parece indigno, el segundo es el ejemplo de la mentira. “La tradicional marcha de los trabajadores se inició de manera pacífica, como es la costumbre, pero apenas pudo recorrer escasos kilómetros pues fue objeto de una cobarde y artera emboscada por parte de los cuerpos policiales”. ¡Conchale Salazar, no seas descarado!
La primera oración es cierta, pues la única marcha de trabajadores que hubo el 1º de mayo en Caracas fue la multitudinaria caminata que desde tres puntos distintos de la ciudad realizaron los trabajadores y trabajadoras que apoyan este proceso revolucionario. Ahora, decir que los militantes de AD y Un Nuevo Tiempo fueron emboscados por la policía es tan falso que con ver los videos de todos los canales –incluido Globoterror- para verificar que las brigadas de choque de la oposición fueron las que tumbaron las vallas de contención, después de que los gritos destemplados de Ledezma les dieran la señal con a consigna “¡A la Asamblea Nacional!”.
Pero la indignación da paso a la arrechera más pura cuando leemos en el tercer párrafo “…Rompiendo una tradición democrática de más de cuarenta años, el gobierno ha tomado la viciosa costumbre de reprimir las manifestaciones de trabajadores, en ocasiones con apoyo de bandas civiles armadas y, más aún, de tratar como delincuentes a quines participan en esas manifestaciones y en conflictos colectivos de trabajo”. ¡Qué ..... voluntad la tuya Salazar!
A este señor se le olvidó las cruentas huelgas de las textileras, las bandas de cabilleros adecos, que acababan con las marchas alternativas del 1º de mayo a golpe y porrazos, por poner dos ejemplos que vienen rápido a la memoria. Esa es la verdadera historia, la que este señor Salazar, que pasó de periodista a militante de la mentira, que vendió las luchas sindicales en las que una vez creyó, o nos hizo creer que creía, por ... no sé, dinos tú.
Tu conciencia tienen precio Salazar, el precio de la inmoralidad de erigirte sin ningún escrúpulo en el vocero de un sindicato a cuyas luchas le diste la espalda.
Los trabajadores y trabajadoras de este país marchamos con el Presidente Chávez a conquistar el socialismo con nuestro esfuerzo. Vinimos de todo el país, con el rojo en el corazón, más que en las franelas.
Y a despecho de esa oposición imbécil que no tienen argumentos para defender sus posiciones, nosotros sí somos capaces de criticar, de proponer y de seguir apostando por un país para nosotros y nosotras, para nuestros hijos, para ser ejemplo de millones de trabajadores en otras latitudes que luchan por el empleo, por no seguir retrocediendo a las condiciones de trabajo de dos siglos atrás.
*Periodista
estherquiaro@gmail.com
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