Abel, Ravell

Este individuo tiene una particularidad que le resalta demasiado: que es un cobardón además mediocre y servil hasta más no poder.

Pienso que si su papá -que sí era un hombre honorable y digno- estuviere viéndolo desde su atalaya, debe estar avergonzadísimo por haber contribuido a traer a este mundo un bobón mequetrefe de tan poca monta.

Este fue un tipo que se dio a conocer -luego de haber estado por incontables años al margen de toda clasificación como espécimen- cuando fuera designado (sospecho que por alguna túrbida razón) jefe, creo, de la Oficina Central de Información por el inefable Carlos Andrés Pérez.

Vaya usted a saber, qué razones de peso, que no fueran las de pretender alcanzar fines inconfesables, pudo haber tenido ese otro vergajo para designarlo en tal función, y que lo pusiera en el camino de captar a unos ricachones para fundar lo que hoy es Globovisión: una empresa privada dizque de comunicación, que lo único que da es asco.

Este individuo –es muy claro- la función que cumple (y que es la única además que puede cumplir, por su simplismo patológico), es la de provocar que algún o alguna chavista de pocas pulgas le clave un coñazo en el hocico, para luego correr sangrándole aún la sonrisa al habilitado de la CIA, y poder cobrar la suma que le tienen ofrecida, si acaso lograra alcanzar ese objetivo de guerra.

Lo que no sabe, es que conscientes los y las chavistas de ello, consideran por tanto que él no vale el coñazo, ni muchísimo menos, y que por eso habrá de morirse como provocador a sueldo en grado de frustración histórica.

Y es cobardón, entonces, porque para eso no lo motiva el valor personal ni las ideas, como a su padre, sino su indomable adicción a los dólares corrumpentes.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2743 veces.



Raúl Betancourt López


Visite el perfil de Raúl Betancourt López para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Raúl Betancourt López

Raúl Betancourt López

Más artículos de este autor