El Informe McBride por el cual EEUU abandonó la Unesco

'Un solo mundo, voces múltiples': La lucha por la información

Un informe presentado ante Unesco en 1980 y publicado en varios
idiomas en 1986 sugirió un cambio en las estructuras de los medios de
comunicación, democratizándolos. A veinte años de la distribución
pública de ese documento, la situación de desigualdad ha empeorado.

Conocido como el Informe McBride, por el nombre de quien lideró la
investigación, el documento tuvo amplias repercusiones en el debate.
Analizaba la orientación de la información en los medios de masas, el
acceso al espacio en ellos y la propiedad de los mismos. El trabajo,
minucioso y detallado, demostró hasta el cansancio las asimetrías de
poder existentes en la comunicación y difusión de mensajes, y en la
definición de sus contenidos.

En el espíritu de la época, otros informes de las Naciones Unidas
también habían destacado las asimetrías vigentes en lo económico y en
la Unctad se discutió en la década de 1970 la conveniencia de
instaurar un nuevo orden económico mundial. A partir del Informe
McBride, Unesco apoyó por un tiempo la idea de un 'Nuevo orden mundial
informativo y comunicativo', abreviado Nomic.

La falta de apoyo de los países más poderosos quitó el piso donde se
hubieran apoyado posibles cambios en los medios de comunicación. Un
frente virtual de países no alineados y colonias recién liberadas
impulsaron los informes e iniciativas de la ONU, pero estos países
acabaron siendo arrastrados por la vorágine de la globalización, la
deuda externa, las presiones políticas y económicas y la
transformación unipolar del mundo. La Unctad existe, pero el peso de
sus conferencias disminuyó y fue arrollada por el Gatt y la posterior
OMC; la Unesco existe, pero el Nomic se diluyó.

Diez años duró el combate, con el punto más alto entre 1973 y 1976. En
ese período, el Movimiento de los No Alineados tensó sus fuerzas y en
la asamblea de Unesco de 1976 planteó la creación del Nomic. Los
países más poderosos esquivaron la embestida y propusieron crear una
comisión de estudio del problema, liderada por Sean MacBride.

El tiempo trajo cambios

Esta comisión presentó ante la Asamblea General de la ONU de 1980 el
informe 'Un sólo mundo, voces múltiples'. A pesar de estar redactada
en un estilo muy diplomático y cuidadoso, la descripción mostró la
existencia de un alto nivel de desigualdad e injusticia. Los temas
aludidos y las recomendaciones presentadas reflejaron un compromiso
surgido de un fuerte debate.

Las necesidades de comunicación en una sociedad democrática –indicaba
la comisión MacBride– se expresan como el derecho a estar informado,
el derecho para informar, el derecho al respeto de la vida privada y
el derecho de participar en la comunicación pública. Esto formaba un
nuevo cuerpo de derechos humanos más allá de los tradicionales y
debían ser respetados como ellos, nuevos derechos federados en torno
al concepto de derecho a la comunicación.

Estados Unidos y Reino Unido se retiran de la Unesco

El informe se aprobó, pero quedaba un largo camino para llegar al
establecimiento de un acuerdo sobre el Nomic. Los EEUU lanzaron
entonces la acusación de que quienes lo impulsaban pretendían
implantar un sistema de censura gubernamental sobre los medios y
acabar con la libertad de prensa. Tal ofensiva fue apoyada por los
propietarios de medios de masas y los lobbies correspondientes.

Finalmente, a causa de estas tomas de posición, en 1984 el Reino Unido
se retiró de la Unesco y al año siguiente lo hicieron los Estados
Unidos; también se fue Singapur. Abandonada por sus principales
contribuyentes, una crisis política y económica disminuyó fuertemente
las posibilidades de actuar de la institución. De todos modos, por dos
años más la Unesco reivindicó al Nomic hasta que la idea desapareció
del escenario definitivamente en 1989 con la adopción de la llamada
Nueva estrategia de comunicación, adaptada a la finalización de la
Guerra Fría.

Esta nueva estrategia se formuló en términos muy diferentes que el
Nomic. No habla de derechos humanos, sino que promete fomentar la
libre circulación de la información –tanto en lo nacional como lo
internacional– de modo más amplio y equilibrado, y sin obstaculizar la
libertad de expresión. Los países en desarrollo recibirían apoyo para
fortalecer la capacidad de comunicación y aumentar su participación en
ella, por ejemplo mediante la instauración de cátedras universitarias.

Qué pasa actualmente

Aram Aharonian, entonces director del nuevo canal latinoamericano de
televisión, Telesur, recordaba recientemente el aniversario del
informe McBride y actualizaba algunos datos. La desigualdad e
injusticia latentes que destacaba el informe se han profundizado, y
las brechas señaladas en aquel entonces hoy son anchas como mares.

Una medida de la producción de bienes culturales puede ser la
distribución de las ganancias que estos bienes producen. En ese
sentido, los EEUU, la Unión Europea y Japón recogen nada menos que el
87 por ciento de esas ganancias –con el 55, el 25 y el 15,
respectivamente–; América Latina participa con un 5 por ciento, y los
miles de millones de otros asiáticos y africanos se reparten el 8 por
ciento restante.

Con la industria cultural, el oligopolio mediático no ha hecho más que
acrecentar su masa muscular y, como sostiene Aharonián, "Lo cierto es
que aún no hemos asumido que el discurso comercial –bombardeado a
través de información, publicidad y cultura de masas o recreación, con
un mismo envase, disfrazado de realidad o de hechos naturales– es
también un discurso ideológico, agresivo, limitante de nuestra
libertad de ciudadanos".

Como director de Telesur, Aharonián advierte que el núcleo de la
cuestión no pasa solo por la propiedad del medio: "Tener una
televisora nueva en América Latina puede no ser más que un saludo a la
bandera. Porque una nueva televisión sin contenidos nuevos, no servirá
absolutamente para nada".

Los años del mundo unipolar han sido también los años de Internet y de
la potenciación de las organizaciones de la sociedad civil como
actores en la comunicación. Una manera de contrarrestar el monopolio
privado de los medios pueden ser las formas electrónicas del
periodismo ciudadano, fenómeno de múltiples caras. Parecería que
hubiese mejores posibilidades democráticas de acceso a la información,
más allá de los medios privados, pero sin embargo esas posibilidades
tampoco están distribuidas de manera democrática.

En efecto, más de la mitad de los 550 millones de computadoras que hay
en el mundo están en Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra y
Francia. Estos mismos países reúnen algo más de dos tercios del total
mundial de usuarios de Internet, calculado en 320 millones. El
desbalance en la distribución llega al extremo de que hay 57 usuarios
estadounidenses por cada latinoamericano.

Ese es el nuevo orden.

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Sean MacBride (1904-1988)
PERFIL BIOGRÁFICO Y ACADÉMICO

Nació en París, Francia, de familia irlandesa. Militante
independentista irlandés, fue detenido en numerosas ocasiones por su
activismo político. Fue diputado del primer parlamento de la República
de Irlanda (1947-58) y ministro de Asuntos Exteriores (1948-51).
Presidente de Amnistía Internacional (1961-75). Es autor de The Right
to Refuse to Kill: A New Guide to Conscientious Objection and Service
Refusal, International Peace Bureau, Ginebra, 1971. Premio Nobel
(1974), compartido con el primer ministro japonés Eisaku Sato. Medalla
de plata de la UNESCO (1980).

Su contribución al mundo de la comunicación está relacionada
fundamentalmente con la etapa en la que desempeñó la presidencia de la
Comisión Internacional de Comunicación de la UNESCO, en la que se
debatieron los principales problemas derivados del desarrollo
tecnológico, el libre flujo de la información, la dependencia de las
naciones en materia comunicativa, etc. Fue entonces cuando se definió
el Nuevo Orden Internacional de la Información y la Comunicación
(NOMIC) y se sentaron las bases de las políticas nacionales de
comunicación.

Bajo el rótulo de 'informe MacBride' se presentó un texto relevante en
la discusión mundial (editado en lengua española bajo el título de Un
solo mundo, múltiples voces, Fondo de Cultura Económica, México, 1980;
en lengua portuguesa: Um mundo e muitas vozes, Fundación Getúlio
Vargas, Río de Janeiro, 1983), en el que se encierran las críticas a
la desigualdad y dependencia de un mundo, aún en el período de guerra
fría, que propendía, al impulso de las telecomuni-caciones, hacia un
espacio global.

Una respuesta crítica que suscitó el rechazo de Estados Unidos, primer
contribuyente neto de la UNESCO, que se retiró tácitamente del
organismo internacional.

Las propuestas del NOMIC

Eliminación de los desequilibrios y desigualdades que caracterizan la
situación vigente.
Eliminación de los efectos negativos de determinados monopolios,
públicos o privados, y de las excesivas concentraciones.
Remover de los obstáculos internos y externos para un libre flujo y
más amplia y equilibrada diseminación de informaciones e ideas.
Pluralidad de fuentes y canales de información.
Libertad de prensa y de información.
Libertad para los periodistas y todos los profesionales, en los medios
de comunicación, una libertad inseparable de la responsabilidad.
Preparación de los países en desarrollo para lograr mejoras en sus
propias situaciones, sobre todo en lo que respecta a la adquisición de
equipamiento propio, capacitación del personal, recuperación de
infraestructura, además de tornar sus medios de información y de
comunicación sintonizados con sus propias necesidades y aspiraciones.
Compromiso sincero de los países desarrollados para ayudarlos a
alcanzar dichos objetivos.
Respeto a la identidad cultural de cada pueblo y al derecho de cada
nación para informar el público internacional sobre sus intereses,
aspiraciones y respectivos valores sociales y culturales.
Respeto al derecho de todos los pueblos para participar del
intercambio internacional de información, basándose en la igualdad,
justicia y beneficio mutuo.
Respeto al derecho de la colectividad, así como de los grupos étnicos
y sociales, para tener acceso a las fuentes de información y
participar activamente en los flujos de comunicación.
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J. da Cruz es analista de información en D3E (Desarrollo Economía
Ecología Equidad - América Latina). Publicado en el semanario
Peripecias Nº 28 el 20 de diciembre 2006. Se permite la reproducción
del artículo siempre que se cite la fuente. Licencia de Creative
Commons con algunas restricciones.


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