Comunicado de la SIP

La Sociedad de Intromisión Política (SIP) reunidos en Caracas para tratar brevemente, de manera exhaustiva, la situación de libertad de prensa en el continente, sobre la base de las libres exposiciones –previamente acordadas– de cada uno de los asistentes; teniendo presente la prohibición emanada de Washington, de aludir en lo más mínimo a la Ley Patriota promulgada por el actual Presidente de ese país, Supremo Miembro Honorario de esta organización, promotor y financista de este encuentro en Venezuela, considerando que:

Dado la brevedad del lapso establecido para deliberar sobre el tema, decidió enfocar su ataque sólo contra Venezuela y mencionar ligeramente otros países sólo para disimular.

Existe en Venezuela una libertad de prensa que raya con un libertinaje nunca observado en lugar alguno del mundo, al extremo de ofenderse continuamente la majestad del cargo presidencial, sin que se produzca ningún castigo al respecto.

La ostentación diaria que nuestros asociados muestran en sus órganos de prensa estimula dicho comportamiento entre periodistas de las otras naciones de este continente en las cuales no se podría expresar la décima parte de lo que se dice en Venezuela, porque provocaría el encarcelamiento inmediato de quien fuera portador de estas opiniones.

El derecho a réplica estipulado en las leyes correspondientes –las cuales no serían necesarias si nuestros asociados se comportaran de acuerdo a la ética que exige la profesión– se ha convertido más bien en una “repliquita” pues la aclaratoria de las falacias que se publican sólo es compensada con una irrisoria parte de la página correspondiente.

Los únicos periodistas encarcelados en este país, no lo están por el ejercicio de la profesión, sino por delitos comunes.

Se ha demostrado en repetidas oportunidades que RCTV no fue cerrada, sino que no le fue renovada su concesión y sólo se queja por la disminución drástica de su sintonía, lo cual reduce sensiblemente los ingresos monetarios.

Acuerda:

Manifestar nuestra desilusión porque el Presidente Chávez no hubiera asistido a la apertura de nuestras irreflexiones, porque ello nos hubiese permitido una cobertura mayor del evento.

Exigirle al gobierno venezolano que cierre algún medio de prensa para que nosotros podamos tener alguna prueba con la cual se puedan ratificar las acusaciones de dictadura que continuamente le formulamos.

Solicitar que aprese, por lo menos, al periodista que le ofendió la progenitora al Presidente, con la única finalidad que en la cárcel disponga de tiempo para meditar cómo se produjo ese cambio desde la ultra izquierda hasta la ultra derecha, ya que a nosotros no nos convence su posición.

Advertirle que no libere a ninguno de los periodistas a quienes se les sigue juicio por delitos comunes, porque ellos nos permite afirmar con base que en Venezuela existen periodistas presos; no importa que no sea por el ejercicio de la profesión.

Lamentar que el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela nos haya “aguado el espectáculo de Caracas” con ese otro evento del “Terrorismo Mediático”, por el terror que sembró entre nuestros asistentes al enterarse que el mundo noticioso le prestó tanto o más atención que al nuestro; contrariamente a lo que se esperaba obtener.

Solicitar, muy respetuosamente, al Comandante para que detenga el proceso de creación de los Medios Alternativos Comunitarios, porque ello ha provocado que hasta los sectores adversos más radicales sopesen las diferentes opiniones, y lleguen a dudar de los contenidos de los medios de nuestros asociados.

Señalar que –a pesar de las apariencias, y de lo que se divulgue como desmentido– la continua proliferación de noticias falsas que sólo producen “alegrones temporales” entre los antichavistas más recalcitrantes, ha traído como consecuencia grave la disminución del número de ejemplares impresos en algunos medios de nuestra sociedad. Tal es el caso, que se mantienen por la mesada que llega del Norte, y que dejarán de percibir si no logran su propósito; tal como pareciera ser.

Solicitarle al Presidente Sarkosy que deje de promover al Presidente Hugo Chávez como mediador imprescindible para lograr el canje de rehenes y alcanzar la paz en Colombia, puesto que su condición de Jefe de Estado de uno de los Siete Grandes estamos obligados a publicar sus declaraciones, las cuales contradicen abiertamente nuestro esfuerzo por difundir la imagen de Chávez como un dictador que busca el enfrentamiento permanente entre ambas naciones.

Instar al Comité Olímpico Internacional que establezca procedimientos para evitar que atletas venezolanos continúen clasificando para los Juegos Olímpicos de Beijin ya que nos está siendo imposible continuar minimizando el éxito de la política deportiva de este gobierno. Advertir que la situación podría agravarse si por primera vez en su historia deportiva, Venezuela obtuviera varias medallas doradas.

Enviarle una nota al gobierno chino para que posponga el lanzamiento del Satélite Simón Bolívar hasta después que logremos nuestro objetivo de “estabilizar políticamente la región”; pues, de lo contrario, la información del Gobierno Bolivariano tendrá cobertura mundial y se comprobarán las falacias que se han difundido en su contra.

Solicitar al gobierno colombiano que detenga la extracción de información de la computadora de Reyes, ya que distinguidos asociados nuestros en ese país se han visto en la vergonzosa situación de pedir disculpas por difundir noticias que no fueron debidamente verificadas por quienes afirmaron la veracidad de las mismas sin haber concluido el montaje, trayendo como consecuencia la disminución de la ya maltrecha credibilidad del medio.

Requerir al gobierno ecuatoriano que cese de desmentir al gobierno colombiano sobre “la persecución en caliente” que se realizara sobre aquella nación, puesto que es este último país quien más nos provee de primeros titulares, y para nosotros no es importante la veracidad de la información, ni las consecuencias graves que ella podría acarrear, sino que nuestros asociados se beneficien del incremento del tiraje que ello produce.

Reclamarles a nuestros asociados en Venezuela su invitación a realizar este evento en un momento tan inoportuno y su incapacidad de neutralizar el encuentro del gobierno que sirvió para demostrar cómo somos e impidió confirmar lo que decimos ser.

En Caracas, a finales de la última semana de marzo, del año dos mil ocho –a pocos meses de la culminación del gobierno de nuestro Supremo Miembro Honorario–, de cuya fecha no querremos acordarnos durante algún tiempo, pues de acuerdo con la Ley de Murphy, “cuando algo nos va a salir mal, nos sale mal”.

luiserangel@hotmail.com



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Luis E. Rangel M.


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