Si “La Hojilla” no existiera, yo la inventaría

Después de experimentar muchas veces la misma pregunta, me adelanto en informar cordialmente a todos mis compatriotas que aunque tenemos idéntico apellido, no tengo relación de parentesco con el moderador del programa “La Hojilla”. Digo esto en garantía de la objetividad de mis opiniones. He leído críticas sobre este espacio y me complace que se hayan hecho públicas, pues solo mediante el libre intercambio de las ideas y la contraposición racional de las opiniones, es que es la ciencia, el hombre y sus obras pueden revisarse y desarrollarse. Téngase en cuenta que el ejercicio constructivo de la crítica y la autocrítica, al igual que la humildad, constituyen principios rectores de la conducta de todo revolucionario.

Comprendo las quejas hacia el camarada Mario, en cuanto a ciertos “aspectos de forma”, como que su programa permita ocasionalmente el uso de un mal lenguaje; o que para confrontar las mentiras criminales de la oposición, se recurra al insulto o la increpación directa contra sus voceros. Concuerdo con ello, no porque yo tenga el gusto de un “pequeño burgués” hacia el uso de un castellano exquisito, pues provengo de un hogar proletario y mi condición actual no dista de ello; sino que juzgo que este tipo de “arenga informal” tiende a banalizar el fondo de los planteamientos expresados ante nuestros compatriotas televidentes en el marco de la guerra mediática. En este sentido, estimo como una obligación revolucionaria, demostrar que en nuestras filas abunda la seriedad, sobriedad, autocontrol, moderación y compostura que la derecha opositora jamás nos ha mostrado. Aun cuando sea entendible la dificultad de adoptar mayor recato en este escenario de conflicto, donde el enemigo, desde sus laboratorios, miente, manipula y falsifica sin clemencia todo lo que sucede y no sucede sobre nuestro territorio, con el único fin de enloquecer a los sectores más susceptibles al veneno mediático y obtener dividendos políticos.

Ahora bien, sería absurdo, ruin y mezquino de parte de quien suscribe, concluir estas constructivas reflexiones sin pronunciarme sobre significativos méritos de este programa que a mi modo de ver, deben ser reivindicados. Recordemos que “La Hojilla” nace en tiempos donde nuestro gobierno comenzó a ser salvajemente atacado por los grandes consorcios de televisión, radio y prensa. Que ésta fue ganando progresivamente el interés y simpatía de una robusta multitud de seguidores que hoy son millones, constituyéndose en instrumento fundamental de rápida respuesta revolucionaria contra el terrorismo comunicacional y el proselitismo político descarado de los medios privados. Desde su nacimiento, este programa se ha venido estableciendo como tribuna de discusión y orientación política popular para las grandes masas de afectos a la Revolución Bolivariana. Es mucho el apoyo que presta a la plataforma informativa del Estado, a través del monitoreo y comentario, noche a noche, de los acontecimientos nacionales y extranjeros; y de allí la indiscutible pertinencia de su continuidad.

Como marxista, invito a todos mis camaradas a no caer en el sectarismo ni el escrutinio precipitado de todo lo que aparentemente los pueda acercar o distanciar de “La Hojilla”, pues ella es un fenómeno que se inserta entre las tantas variables del Chavismo policlasista. El debate sobre nuestra televisión no debe suponer la concesión de más armas al enemigo para que intoxique a nuestro pueblo, lo divida y lo neutralice como ya ocurrió el pasado 2 de Diciembre. Urge advertir que la existencia de enfoques divergentes entre camaradas es una realidad dialéctica de todas las revoluciones. Se puede discrepar con Mario Silva sobre un detalle subalterno de la política tanto como pudiera discreparse con cualquier otro personaje aliado. No obstante, insisto, ello debe dirimirse elevando el nivel de la discusión de ideas y priorizando como valor supremo la amplia unidad antiimperialista entre múltiples sectores. Hoy más que nunca es estratégico fortalecer espacios combativos, antifascistas y de introducción a la política en nuestra televisión nacional. “La Hojilla” persigue ser uno de esos espacios. De los revolucionarios depende que lo sea. Si ella no existiera, yo la inventaría.

(*)Abog.

Jesussilva2001@cantv.net


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Jesús Silva R.(*)

Doctor en Derecho Constitucional. Abogado penalista. Escritor marxista. Profesor de estudios políticos e internacionales en UCV. http://jesusmanuelsilva.blogspot.com

 jesussilva2001@gmail.com      @Jesus_Silva_R

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