El “periodismo sabroso” de Avila TV



El “periodismo sabroso” de Avila TV


“Los muchachos de Avila están haciendo un periodismo sabroso”, fue la expresión usada por el ciudadano Mario Silva –conductor del programa La Hojilla-, según me comentó un grupo de amigos, asiduos teleespectadores de ese espacio estatal. La observación, que me llamó la atención, me hizo acudir a la pantalla del canal 47 a fin de elaborar mi propia idea sobre el particular. Como trabajador de la Comunicación Social, es lógico que me interese conocer cuanto sucede alrededor de esta actividad. Efectivamente, lo constaté, pero con angustia, preocupación e inquietud bolivariana podríamos decir.

Quienes me conocen desde hace años, saben que junto a ellos he militado entre quienes siempre soñaron con que el arte del Periodismo fuese extraído de esa costra elistesca que sólo sirvió para consolidar el poder de la banalidad y los explotadores. Hoy, cuando la colectivización de los medios es algo más que una ilusión, me siento satisfecho de haber aportado un mínimo grano de arena a tal fin, esperanzado de que nada detenga el crecimiento de esta revolución comunicacional.

Pero justo acá, quisiera formular algunas consideraciones con todo respeto porque según mi visión de las cosas no es precisamente un “periodismo sabroso” el que aprecié en los micrófonos de los colegas. Temo que las agresiones sufridas por el compatriota Carlos Echeverri, víctima del oposicionista Oscar Pérez, dan lamentable fe de ello.

En aras de la democratización de las artes, no debemos obviar ciertas reglas que son universales en todos los campos. Si ahora tengo acceso a la Ingeniería sin ser ingeniero por ejemplo, o tengo acceso al Derecho sin ser abogado –por sólo mencionar dos acciones del trajinar diario- no significa que sólo por eso estoy facultado para levantar una urbanización popular que carezca de los patrones necesarios para elevar la calidad de vida de quienes van a vivir allí, o que mi interpretación de las leyes se constituyan en punta de lanza para validar hechos apartados de la norma mayor. Me explico: si deseo construir un periodismo liberador, con estilo particular, juvenil, osado, atrevido, echado pa’ lante, no implica eso que debo acosar, interrumpir, perseguir y casi obligar al entrevistado a que declare. Él o ella, están en franca libertad de hacerlo o no. Sencillamente, son usuarios y usuarias y usan nuestros servicios cuando así lo deseen. Debemos aceptar esa realidad.

Los periodistas estamos obligados a considerar a quien es blanco de nuestras inquietudes y preguntas, porque de esa forma seremos respetados recíprocamente y por más identificados que estemos con un proyecto de vida, jamás dirán que usamos nuestras armas –libreta, grabador y micrófono- para la agresión verbal y menos física. Todo lo contrario, hasta nuestros más enconados rivales ideológicos nunca se rehusarán ser abordados por nosotros cuando la ocasión lo amerite. El Periodismo, los usuarios y las usuarias –consumidores de noticias- serán en esos casos, los grandes beneficiados. Vanessa Davies y Ernesto Villegas, y que disculpen ser citados sin su autorización, son ejemplo de ello. Miguel Angel Rodríguez y Leopoldo Castillo –los enumero con igual respeto- representan la otra cara de la moneda.

Lamento y condeno la agresión contra el productor de Avila TV, y lo lamento –nada agradable es la explosión de una bofetada en plena faena- porque queda en evidencia que Oscar Pérez y otros como él aún sostienen en la práctica que la violencia es el medio idóneo para dirimir diferencias. Alguien en su sano juicio, hubiese tomado los correctivos del caso para en el momento oportuno elevar su voz de protesta a través de los canales que existen para ello. Así es como se actúa en Democracia. ¡Imaginemos un gobierno donde ellos sean los abanderados!

En cuanto a los amigos de Avila TV, el llamado es a la reflexión. Es posible que los tiempos actuales exijan un rompimiento con los esquemas tradicionales del Periodismo que al fin y al cabo también está inmerso en la esencia dialéctica de la vida. Pero hagámoslo con altura y seriedad. Recordemos que nuestra actuación es vigilada –literalmente hablando- por el mundo entero, y que la libertad de expresión es un bien que debemos preservar en pro de la reivindicación de nuestra Revolución. No para hundirla.


(*)Periodista

ildegargil@yahoo.com


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Ildegar Gil(*)

Comunicador social

 ildegargil@gmail.com

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