De intelectuales y académicos como Vladimir Acosta. Humoristas que se ponen evasivos

Me contaron, no me consta, que Pirela como que echó el resto en su último programa. Hasta al parecer dijo algo parecido a esto: "No me importa si tengo que volver a dar clases en universidades o hacer cualquier cosa". Si eso dijo, es porque algo sabe y como siempre decimos, "cuando el río suena es porque agua trae". Además eso es muy viejo, hasta cuarta republicano es, "si no te adaptas a la línea es porque estás contra nosotros". Si Pirela se pone a decir cosas que no le gusten a quienes marcan la línea le van a sacar. No sería el primero, el último ni el único. En el camino hay un montón de gente puesta a un lado por desalineados, cual caucho viejo o tren delantero desechado. Si uno no entiende y por eso no acepta la línea que trazan quienes dirigen el proceso "con certeza", es normal que nos saquen del camino. Eso debe saberlo bien Pirela y lo sabe, tanto que ya está advirtiendo que si un día cualquiera deja de aparecer ya sabemos por qué.

Hay quienes de eso tienen mucha experiencia. Tanta que hasta saben pudieran ponerte a un lado no porque digas cosas que no gusten, sino sólo por saber de antemano que no formas parte del grupo, compartes los mismos santos y señas y no estás dispuesto a lo que sea. Los corruptos por ejemplo, lo que más odian es a un tipo decente; no le quieren ni de lejos. "Si me vienes con ese cuento que eres crítico y poco propicio a sujetarte a línea, te vas mucho al carajo".

Alguien me preguntó cómo el cura de Cali, creo de apellido Arango, como nuestro futbolista, que desafió a Uribe y los suyos, se atrevió a tanto. Y luego, quien me hizo aquella pregunta sentenció: "Se lo van echar al pico".

Le respondí: ¡No!, al contrario. Creo que al cura antes lo han amenazado y esas palabras suyas puestas en vídeo a recorrer el mundo forman el burladero que encontró para proteger su vida. Si llegase a aparecer muerto, sin duda alguna, todas las miradas del mundo se dirigirán a Uribe. Creo que el cura tuvo una salida no sólo valiente, arrojada sino inteligente. En el futbol se suele decir que la mejor defensa es una ofensiva bien orquestada y constante. Y eso hizo el padre Arango.

Y esto del cura de Cali viene a cuento porque pudiera ser que esa misma estrategia es la de Pirela.

Hay posiciones respetables, como la de ahora de Vladimir Acosta, tan dado a opinar y aprovechar cualquier espacio para participar y ayudar a orientar, que uno no comparte. Pero es la suya y de repente es sabia. Y eso no sería extraño, lo de sabio, sabiendo uno bien quién es el personaje. Acosta ha adoptado por callar, pero posiblemente, su discreta sonrisa e ironía, en algún espacio deja ver su inconformidad. Quizás teme y eso es respetable y hasta entendible, que su opinión muy fundamentada, pudiera hacer daño, como contribuir a redimensionar y acelerar la división, lo que es una estrategia de la derecha. Porque esta saldría muy beneficiada, de la misma manera que el gobierno se favorece de la división de ella. No estando él en actitud, por diversas razones, de liderar un movimiento alternativo que pudiera recoger el descontento e insatisfacción, es mejor mantenerse prudente. Pero eso es absolutamente distinto a ponerse a justificar lo injustificable y hasta a vender veneno o cualquier cosa indigesta como si fuese saludable. Y de esa estirpe está hecha Vladimir Acosta, siempre respetuoso por los principios y por sí mismo.

Vladimir fue uno de los de aquel grupo, en el cual también estuvo el español José Luis Monedero que habló del daño del hiperliderazgo, por lo que Maduro, ante aquel razonamiento pertinente y oportuno, sólo se le ocurrió llamarles "habladores de paja". Y eso nunca se le "perdonaron"; pero Vladimir tampoco pidió perdón porque no es de esa calaña. De allí en adelante le fueron cerrando todo espacio. Desapareció de la televisión y la radio.

Otros, no sólo Vladimir, sufren del drama que significa un gobierno que habla en nombre de la izquierda y del sueño marxista del socialismo mientras hace o no hace para que Venezuela siga hundiéndose en la ciénaga; un gobernante se comporte como un sabio y tener en el discurso respuesta y ofertas para todo cuando no es capaz de cumplir con ninguna de estas. Sufrir viendo como la propuesta de socialismo, pertinente o no en las condiciones del mundo de hoy, es convertida en burla y hasta ejemplo de lo que no debe ser.

Frente a eso, unos como Vladimir, consideran prudente callar para no contribuir con una opción nada recomendable o remedio peor que la enfermedad; otros no callan, si dejan car sus opiniones con libertad y a todo costo, como pareciera estarlo ahora haciendo Pirela. Pero hay otros, entre ellos humoristas, que van y vienen, dicen una cosa hoy y otra mañana como intentando dejar el juego en el empate. Y eso es raro. Porque los humoristas, sobre todo los grandes como Chaplin, los Nazoa, siempre hallan la salida ingeniosa para hacer que sus críticas sean como bálsamo o daga que entra sin dejar heridas ni resentimientos. De joven, además de los nombrados, leí mucho sobre las ocurrencias de Job Pim, Leoncio Martínez, Andrés Eloy Blanco y hasta Miguel Otero Silva. Sobre todo los dos últimos, cuando lo creían conveniente, hacían sus críticas duras de manera que todo el mundo, hasta quienes eran objeto de ellas, las tomaban a "guachafita".

No creo este el momento para los evasivos. Serlo ahora, la inteligencia lo tomará como una manera de evadir los compromisos, falta de rectitud y hasta consecuencia con los deberes. El humorista puede hacer como aquellos nombrados, valerse de su talento, hallar como conectarse con la gente pero dejar constancia de lo que de verdad acontece y sus opiniones del asunto aunque la forma haga reír a quienes son objeto de su crítica. Y si se arrechan, como dice una vieja amiga, "eso es un peo de ellos".



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Armando Lafragua


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