De La Hojilla al Nido del Cuco

Serán cosas, tal vez, de atavismo, porque las diferencias tiene que haberlas, pues estar metido con un objeto cortante por años –peligrosísimo- que por lo general es de origen exótico, aunque, El Cuco como cuclillo, también lo es, por su hábitat francesa y, lo mejor de todo es que, El Cuco es hábil para engañar o para evitar el engaño que no imagino que pueda ser para esto otro, lo que se está haciendo es bonito o está bien hecho que queda eliminado de por sí.

Posiblemente: Cuco, sea una palabra de temeridad para los niños y, que también, esté relacionada con la palabra cukoo en inglés y, la forma Cuco a lo mejor se debe a un acercamiento de “cruces” entre el coco europeo y alguna deidad de origen africano, para enredar un poco los entretelones de la picaresca hojilla-cuco-coco-programa en que nos metimos y que tiene que haber un final y espero que feliz que no desarme a Mario y a Durán perjudicándolos con pensar que se dedican por emisora radial fm a asustar niños en vez de combatir escuálidos y fascistas que abundan en la oposición apátrida que quieren y requieren del apoyo del Departamento de Estado para tumbar el gobierno del presidente Maduro como sea. O sino, pregúntenle a María Corina que sabe mucho sobre el particular, como internacionalista a destajo que es. Aclarando después que ella dijo, con votos. Que fue una confusión de la grabación por lo apurada que estaba en vomitar sus emociones comprimidas de rabia bruta a uno que no es bruto.

Ahora bien, El Cuco y el coco son sinónimos, pero el coco no tiene nido, es decir no anida, ya que viene de una palmera y al Cuco se le conoce en España como en Portugal como el coco que en México sería Cucuy que allá en Lara se toma como un roncito sin sal mejor que tequila que se las trae con resaca y todo incluido.

Y de La Hojila, yo no digo nada (na´) y, solamente tarareo la canción de los nietos de Ña Carmen para ensalivar el rato en recuerdo, aunque, me refirió una amiga que llegó de Cuba que, ella vio La Hojilla en una pancarta que decía, estamos de vacaciones con la vesícula al aire, frase que ella consideró extraña en su forma de hacer turismo en esa Isla. Aunque, por los vientos que soplan del Sur “El nido del Cuco” salió para quedarse con Buenos Aires de firmeza, por lo que A Mario lo ponemos a versificar prestado del Cancionero de Antón de Montero, algo que lo distraiga fuera de La Hojilla como se sabe que es: “Tanto me dieron de poco, que de puro miedo temo, como los niños de cuna, que les dicen ¡cata el coco!...que mejor sería para finalizar, ¡caca!

Y, así como María Pancha, se acabó con su muchachita, La Hojilla se trasnocho de empacho gobiernero y se fue en ausencia de nuestro líder eterno y se la llevó, se la llevó la corriente, pero con él jamás, sino con otros u otras y como en el olvido todo es valedero nos agarramos de un coco a ver si descubrimos por dónde le entra el agua que de él sacamos cuando la sacamos y, por eso decimos, el coco anda suelto que quién sabe si los gallegos también tienen su Cuco y a Mario le dio por cuquear en gallego que azuze el momento, ya que la vagancia estresa.

Alguien me soplo a la calladita, con La Hojilla, no te metas que esa tiene muchos dolientes y, yo a la calladita le respondí, mejor es que te distraigas con en El nido de El Cuco que como cuclillo trina mejor y con La Hojilla te pueden cortar, aunque esté amellada.

Entonces, Mario Silva, no creo que tú y Durán hayan quedado para asustar carajitos, si ambos son dos revolucionarios como el que más –¡Oh, no! Olvidaos, que sus mejores tiempos ya pasaron, nos dirán y cómo se hace cantaremos en trío.


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Esteban Rojas


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