La hojilla y el ajedrez



“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana”

Albert Einstein…


En el Juego de Ajedrez el objetivo final es matar al Rey oponente. La estrategia en este juego desciende de esta manera al modo de cómo ejecutarlo, con la idea táctica de la ocupación del centro combinado, a través de múltiples movimientos y combinaciones; ocupando, neutralizando o matando, muy necesarios en la habilidad del movimiento de las piezas sobre el tablero. En las fases del juego, la estrategia varia en la apertura, el enroque temprano es bueno para consolidar una buena defensa dando operatividad, a ciertas piezas, donde cada jugador escoge el más adecuado según su estilo.

Por analogía con la política, el objetivo político en el juego continúa siempre invariable, del principio al fin. Es característico de los novatos de este juego la confusión en el objetivo final, al empecinarse siempre en un objetivo parcial matando a la reina, cuando se destinan todos los recursos creativos para alcanzar este fin y en consecuencia alterando el orden en la jugada.

La estrategia de la Hojilla TV, y su conductor Mario Silva García en su máxima expresión, cuyo objetivo político es destruir o neutralizar a los opositores de la revolución bolivariana. A la cual dirige todos sus recursos creativos para la consecución de sus objetivos, siendo todavía un triunfo inexistente.

Su derrota como candidato a la Gobernación de Carabobo en el 2008, y la posterior derrota como aspirante a ocupar una curul en la Asamblea Nacional el 26S de 2010, contando con muchos recursos para esa campañas; ¿Ayuda con este collar de bolas criollas de derrotas a la revolución? Esto nos señala su heterogeneidad, en su composición material como ideológica, quedando su estrategia mediática sujeta tanto a la interpretación paranoica, e histérica opositora. Así como el lenguaje soez y escatológico, que viene a ser un desprecio a la opinión pública venezolana.

Lo cierto es que la Hojilla TV, carece hoy en día de una estrategia definida: “El primer paso para formular la estrategia, es decidir los objetivos políticos. Sin objetivos políticos, la guerra es destrucción sin sentido”. Es muy grave para la legitimidad de la Revolución Bolivariana, ya que en su accionar diario buscando notoriedad mediática sin propuestas creíbles de un cambio político real. Pedir la abolición del capitalismo es un absurdo, si no se define en la propuesta del porque debe ser abolido, y como debe ser reemplazado.

Con todo: “De ser una especie del Fiscal estalinista Andrei Vichinsky”, señala las consecuencias de lo que no se quiere, derivada del de poder que exhibe en la pantalla chica. Hay que señalar en este punto si: “Somos mercancía revolucionaria en manos de un moderador de TV”, el cual no se corrige desde un punto de vista de marketing, para no aceptar la condición impuesta por los videos de Globovisión, pero tampoco desde la óptica revolucionaria, ante los argumentos de la oposición, y de su sustitución creativa por algo nuevo, que ayude realmente a la revolución bolivariana. Ese programa es la hemorragia que desangra a la revolución bolivariana en votos. Ya que carece de la formulación de un objetivo político amplio, capaz de agrupar a distintas plataformas ideológicas hartas de la ruina cuarta republicana. Toda la actividad política de la hojilla ha estado guiada por la ausencia de conciencia revolucionaria, más encaminada hacia el miedo, y la ignorancia de la ciencia política, que por las ansias de un socialismo no instruido.

Es bien sencillo de entender esta situación, hoy tenemos libertad para escoger autoridades nacionales, estadales y municipales, cada seis y cuatro años. Tenemos libertad para alterar las reglas del juego político. Y en este compás seguiremos mientras no se tome consciencia de la necesidad de una unidad revolucionaria como estrategia de unión nacional ideológica.

Ya es hora de una real fusión entre las palabras estrategia y política, fundamentada en la conquista de la libertad colectiva para cambiar las reglas del juego político de la actual nomenklatura, porque es la única capaz de dar frutos tangibles para la revolución bolivariana, superando a su vez experiencias fallidas, donde una izquierda, por su falta de ideas en resolver la crisis, demostrándose a sí misma que no es un sueño, como aparenta, sino que realmente existe.

Muchos militantes me han pedido que opiné sobre este tema: Para que la hojilla deje de ser una coletilla mediática, y se convierta en una realidad revolucionaria de la inteligencia, y la decencia nacional frente a la inmoralidad.

Al fin y al cabo, tenemos que percibir la diferencia jerárquica entre Estrategia y táctica, y la conexión de la primera con la política a partir de Clausewitz. Si la revolución bolivariana logra comprender su estado de servidumbre voluntaria, tendría una potencia inigualable para cambiar las cosas, y no estrellarse como el pueblo griego ante el muro de la partidocracia. Resurgiendo como el pueblo islandés, apoyado en una libertad política colectiva para crear una alternativa democrática ante tanto desmán financiero.

La democracia formal o politica es como el juego de ajedrez. Mario Silva pretende jugar al ajedrez sin conocer sus reglas y sin tablero. Primero hay que establecer el juego mediante una verdadera constitución de las reglas. Luego de que la oposición política haga libremente sus jugadas.

Si los dirigentes de la oposición han incurrido en delito, lo procedente es exigir las responsabilidades políticas, civiles y penales. Si no han incurrido en delito solo procede la responsabilidad política. Si la ineptitud se convierte en delito, estamos en la antesala de la tiranía.

Más la razón implicada en el insulto. Más que militante revolucionario, soy un soldado de a pie, es decir marchador de la libertad. Me parece conocer las etimologías del pedante: la culta y la pedestre, la griega y la italiana, la pedagógica y la pedánea.

A mí me parece un programa lamentable. No me extraña que estemos donde estamos en este país, con intelectuales así. No quiero imaginar cómo serán los no intelectuales.

El argumento de autoridad para este tipo de cuestiones, no es más que una extravangancia. Al parecer la capacidad de observación visual es menor que la de un ciego. Además de no ver, parece que no ha salido en su vida del aula. Mal ejemplo de lo que no debe ser, de lo que no debería ser, y de lo que la sociedad no quiere que sea. Lo de la política olímpica y la metáfora grotesca.


Percasita11@yahoo.es


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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