Que "dictadura" tan dulce

Hoy en Venezuela hay más y mejor democracia de la que nunca jamás hubo en el pasado. Desde 1999 hay un constante avance en la participación, en el protagonismo, en el debate político, en el respeto a la integridad del voto.

La oposición añora, con ansiedad adictiva, los tiempos cuando las actas mataban lo votos, aquella época en la que nos convocaban a votar sólo cada lustro. A veces desde la oposición dicen “Prohibido Olvidar”, pero de esa época y otras, ellos no quieren discutir ni acordarse.

En programas de opinión a la oposición le preguntan por qué dicen que en Venezuela hay una dictadura. Balbuceo de por medio, matizan la respuesta y casi entre dientes responden que “nuestra democracia peligra”, que “hay una deriva autoritaria”, que “Chávez es un autócrata” o recurren al argumento preferido: que no hay independencia de poderes. Cuando están muy excitados espetan en los micrófonos que “no hay libertad de expresión”.

Extraña  dictadura donde  se supone que no hay libertad de expresión, cuando desde la oposición todos los días se expresan sin ningún tipo de censura, por más de 400 radios y 70 televisoras de cobertura nacional o estadal. Ni en los EEUU hay tanta posibilidad para que tantos partidos pequeños puedan expresarse tan profusa y corrosivamente. Las cadenas informativas estadounidenses no dan espacio a organizaciones minoritarias. La existencia de partidos distintos al Demócrata o Republicano es prácticamente desconocida. Dictadura mediática la mientan, pero en contra esta verdadera mordaza, tiránica y auténticamente autoritaria,  ninguno de los opositores hace nada porque es Made in USA.

En Venezuela ya no hay desaparecidos y los que ellos llaman presos políticos en realidad son políticos o personalidades devenidas del mundo policial, que tienen cuentas de materia común con la justicia. No están siendo procesados por sus pensamientos o acciones políticas en contra del gobierno. Se presume o se ha determinado que han violado la Ley en aspectos que en nada tiene que ver las actividades políticas.

La lista de los firmantes del decreto de Carmona se cuentan por unas cuantas centenas: si esto hubiese sido en la época del poder de los adecos o de los copeyanos, algunos rubricantes ya habrían sido desaparecidos, torturados o estuviesen inculpados sólo por este hecho.

 A veces le caen a palos al CNE, pero lo usan en sus primarias y no lo cuestionan cuando los resultados parciales los favorecen y a pesar de tanta habladera, lo más seguro es que terminen usándolo para escoger a su frijolito III o su frijolita I en primarias.  

(*) Diputado suplente AN

jose.ramon.rivero@gmail.com



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José Ramón Rivero (*)

Viceministro para el Sistema Integrado de Inspección Laboral y de la Seguridad Social. Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social de Trabajo

 mejansen.sppp@gmail.com      @joseramonrivero

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