Estados Unidos:

Neoyorquinos, agobiados por los costos, abandonan a sus mascotas y los refugios las rechazan

Los refugios públicos de animales de la ciudad de Nueva York están rechazando mascotas porque dicen que no tienen espacio.

Los refugios públicos de animales de la ciudad de Nueva York están rechazando mascotas porque dicen que no tienen espacio.

Credito: George Etheredge para The New York Times

24 de julio de 2025,-Muchos neoyorquinos han estado abandonando a sus mascotas porque ya no pueden costear su cuidado, superando así la capacidad de los refugios de animales, dijo un funcionario del refugio, informaron Liam Stack Olivia Bensimon para Los Tiempos de Nueva York.com

Los neoyorquinos, agobiados por los costos, abandonan a sus mascotas y los refugios las rechazan.

Muchos neoyorquinos han estado abandonando a sus mascotas porque ya no pueden costear su cuidado, superando así la capacidad de los refugios de animales, dijo un funcionario del refugio.

La crisis de asequibilidad en la ciudad de Nueva York se ha extendido a un nuevo y quizás sorprendente rincón de la vida urbana: los refugios de animales de la ciudad, que están desbordados por mascotas cuyos dueños ya no pueden permitirse mantenerlas.

Ahora, la mayoría de las personas que traigan gatos, perros y otras mascotas serán rechazadas, aunque los refugios seguirán aceptando animales que representen una amenaza para el público, necesiten atención médica de emergencia o sean enviados allí por agencias gubernamentales, informaron los refugios.

El punto de inflexión llegó la semana pasada cuando Rocky, un perro mayor, fue entregado a los Centros de Cuidado Animal de la Ciudad de Nueva York, que administran los refugios públicos de animales en Manhattan, Queens y Staten Island, según Katy Hansen, directora de comunicaciones de la organización.

Se convirtió en el animal número 1000 del sistema.

"Es un proceso continuo y nadie puede seguir el ritmo", dijo la Sra. Hansen en una entrevista el domingo en las instalaciones de Queens, donde los animales estaban hacinados en perreras y jaulas, y el aire estaba impregnado de un fuerte olor a orina y excrementos. La gran cantidad de animales entregados a la organización había dejado a sus empleados sin saber qué hacer.



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