La empresa C&M Software, que es la intermediaria tecnológica entre el Banco Central de Brasil y varias instituciones financieras, fue objeto de un hackeo, dejando al descubierto graves debilidades en la infraestructura digital del sistema bancario del país sudamericano.
Y como consecuencia de esa acción de piratería informática se ha presentado el robo de más de BRL $800 millones (aproximadamente USD $140 millones) de cuentas de reserva del país carioca.
Al menos esta es la primera información que se desprende del portal brasileño São Paulo. La información precisa que el acceso fue concedido al atacante luego que un empleado de la empresa vendiera credenciales de acceso por tan solo USD $2.700. Esto también conlleva a una posible acusación por «Traición a la Patria».
Este acceso, le permitió al ciber delincuente ingresar al sistema y ejecutar transacciones que drenaron fondos de seis instituciones financieras vinculadas al Banco Central.
El portal web São Paulo reseña que: «La policía brasileña ya arrestó al presunto colaborador interno, identificado como un trabajador de C&M que presuntamente facilitó el ingreso al sistema».
Este incidente ha encendido las alarmas al máximo nivel en Brasil y abrió espacio para iniciar acciones preventivas a todo nivel pues este tipo de ataque interno deja al descubierto los riesgos asociados a la confianza en individuos dentro de sistemas centralizados.
Este tipo de ataque interno subraya los riesgos asociados a la confianza en individuos dentro de sistemas centralizados, donde un solo punto de falla puede desencadenar consecuencias multimillonarias.
Luego de este muy grave hecho, se abrió nuevamente el debate sobre el uso de criptoactivos para eludir controles financieros tradicionales, lo que plantea plantea nuevos desafíos para las autoridades en materia de rastreo de fondos robados, especialmente cuando se involucran plataformas sin suficientes mecanismos de supervisión.