La nomenclatura internacional incorporó a su profuso glosario pos Guerra Fría, la expresión Estado Forajido, con la cual se identifica a aquellos Estados Nacionales cuyas autoridades tienen un comportamiento al margen o contrarios a la llamada comunidad internacional, incumplimiento los convenios internacionales válidamente suscritos y vigentes y desacatando las decisiones tomadas por los organismos internacionales encargados de garantizar la paz internacional.
Hasta el momento, la aplicación de este calificativo, ha sido propiciada por los Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea y Japón, siendo sus principales destinatarios países árabes, asiáticos y latinoamericanos que mantienen una confrontación abierta con las políticas hegemonistas emanadas de los gobiernos de los Estados Unidos, tales como Corea, Irán, Siria, Cuba, Libia e Irak, en la época del asesinado presidente Sadam Hussein.
Sin embargo, contrario a sus detractores, tales países han sido miembros permanentes y responsables de la Organización de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, cumplidoras de sus obligaciones con la comunidad internacional y actores importantes en proceso de solución de importantes conflictos regionales, pero su “crimen”, a los ojos del imperio, ha sido oponerse con dignidad y firmeza, a la política ingerencista, agresora y terrorista que los gobiernos de los Estados Unidos han impulsado con el fin de imponer su visión y dominio de un mundo globalizado unipolar al servicio del capital financiero internacional.
Sin embargo, la política del recolonialismo globalizado, tiene doble rasero, por cuanto esos mismos gobiernos estaunidenses han mantenido su apoyo irrestricto a las diversas administraciones que han dirigido al Estado de Israel desde su fundación en 1948, pese a que este Estado nunca ha aplicado las resoluciones 242 (1967), 338 (1973), 446 (1979), 478 (1980) y otras, sobre el mismo conflicto, en las que las Naciones Unidas acepta las particición del antiguo territorio colonial ingles de Palestina en dos Estados Nacionales, judío y árabe, el derecho de los palestinos expulsados de sus tierras a regresar, la indemnización a los expropiados, la ilegalidad de la anexión de Jerusalén Oriental, la instalación de colonias judías dentro del territorio palestino, la ocupación militar de Hebrom, la instalación del vergonzoso e inhumano muro de separación entre el territorio ocupado por Israel y los territorios que aún permanecen bajo la débil administración de la autoridad Nacional Palestina y la continua y criminal agresión israelí en contra del pueblo palestino.
Unido a lo anterior, los grupos dominantes del Estado de Israel, se han negado permanentemente a firmar el tratado de no proliferación nuclear que lo obligaría a abstenerse del desarrollo de investigaciones y construcción de armas atómicas y a permitir el control de sus centros de investigaciones por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica, lo que demostraría que, efectivamente, con el apoyo del sionismo internacional y el gobierno de los Estados Unidos, Israel posee un importante arsenal atómico.
La última decisión de gobierno sionista del primer ministro israelí, Ehud Ólmert, de declarar “Territorio Hostil” a la Franja de Gaza y someterla a la población civil a un férreo bloqueo de agua, alimentos y combustible, con el fin de destruir al gobierno de Hamas, ganador de las últimas elecciones democráticas de la Entidad Nacional Palestina, viola flagrantemente los Convenios de Ginebra de 1949 sobre Derecho Humanitario y confirma la conducta de Israel como Estado Forajido al margen de la legalidad internacional, y obliga a la comunidad internacional y a cada Estado en particular, miembro de las Naciones Unidas, a promover acciones dirigidas al restablecimiento de la legalidad internacional impunemente violada por Israel, utilizando para ello las tribunas de la Asamblea General, del Consejo de Derechos Humanos y de las dos Altas Comisionadurías para los Derechos Humanos y para los Refugiados.
Con el apoyo de las agencias internacionales de noticias y los nuevos instrumentos mediáticos de comunicación, como Internet y la televisión globalizada, el sionismo internacional ha lanzado una campaña dirigida a la justificación de la forajida conducta de Israel, para lo cual cuenta con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, el comisionado de asuntos exteriores de la Unión Europa, el excanciller español Javier Solana, el supuesto mediador del conflicto del medio Oriente, Tony Blair y los gobiernos que en el Medio Oriente obedecen fielmente a las política antiarabe de la administración norteamericana.
En todo caso, el carácter de Estado Forajido de Israel , no es solo un asunto de los gobiernos sino, fundamentalmente, de la conciencia de los pueblos del planeta Tierra que rechazan la conducta criminal, genocida y terrorista de un gobierno que desprecia la legalidad internacional, robando la tierra y el agua de todo un pueblo, negándole a sus originarios habitantes el regreso a su suelo natal, erigiendo muros vergonzosos y ahora, perpetrando un crimen de genocidio al declarar a la Franja de Gaza como territorio hostil y someter a la hambruna a su población civil de mas de un millón de habitantes.
En las presentes circunstancias del conflicto medioriental que mantiene el imperialismo, el sionismo internacional y el Estado de Israel en contra del heroico y martirizado pueblo palestino, el pueblo y el gobierno bolivarianos debemos ser fieles a nuestra convicción de amistad, solidaridad y cooperación con los pueblos que luchan por su derecho a la soberanía, autodeterminación y independencia, exigiendo de las Naciones Unidas, los pueblos que la integran y a los gobiernos que los representan, que se debe acabar, de una vez por todas, con la conducta de forajido internacional que mantienen el círculo sionista que controla el Estado de Israel, como condición necesaria para la construcción de una Paz segura, estable y duradera en el Medio Oriente.
