La mitología griega es riquísima en personificaciones o representaciones sobrehumanas de un variado espectro, que comprende todas las gamas de la imaginación. Sus deidades –dioses, semidioses y monstruos- van desde Zeus, máxima divinidad del Olimpo, y amo y señor de los dioses, hasta los más sencillos personajes de una florida cosmogonía, derivada de una abundante literatura, que comenzó con Homero en su Guerra de Troya. Tal es el caso de las Gorgonas, seres terroríficos de género femenino compuesto por tres hermanas de nombre, Medusa, Euriale y Esteno; poseían cuerpo de mujer con alas y cabellos de serpientes, con la rara facultad de transformar en piedra a cualquiera que las mirase a la cara. Es probable que este mito se base en la historia bíblica de Sodoma y Gomorra, ciudades castigadas y destruidas por Jehová, debido a su aberrante conducta, y de las cuales solo se salvaron Lot –sobrino de Abraham- y su esposa, quien por cierto quedó convertida en estatua de sal, al mirar hacia atrás, expresamente se le había instruido en ese sentido; la curiosidad la mató Las Gorgonas eran hijas de Farcia y de Ceto, la más conocida o famosa fue Medusa; ésta –según la leyenda- encadenó a Andrómeda, hija de Celeo y de Casiopea, para atraer a Perseo –hijo de Zeus y Dannae- de quien estaba enamorada; éste logra acercársele protegiéndose con un escudo pulido que reflejaba las imágenes, la embaraza y luego le corta la cabeza, de la sangre vertida nace el caballo alado Pegaso, cuyo jinete fue Belerofonte. Por otra parte, existe una versión, según la cual, Medusa era una bella mujer que Poseidón violó y sedujo en un templo de culto a la diosa Atenea, ésta enfurecida castigó a Medusa, le cambió su hermosa cabellera por serpientes y la condenó a que todo el que la viera sería convertido en piedra; en esta historia se evidencia la fatalidad, ella no fue culpable de que Poseidón la violase, ni de que la vengativa Atenea la transformase en monstruo, también pone en tela de juicio la equidad de los miembros del Olimpo, tanto es así que la cabeza de Medusa pasó a formar parte del escudo de la diosa, para repeler a los curiosos.
Esteno era inmortal, de tamaño gigantesco, salvaje y sádica, encantaba a los hombres, después de hipnotizarlos y utilizarlos sexualmente, se los comía, retomando su forma de monstruo, con colmillos de jabalí, manos de bronce y alas de oro.
Euriale, la tercera Gorgona, era llamada la reina de las Amazonas, mujeres guerreras, habitaban en el país de las Hespérides, siendo muy temidas; una vez al año realizaban grandes festividades donde muchos hombres eran invitados, una vez embriagados y extasiados por la belleza aparente de sus anfitrionas, sostenían relaciones íntimas, y al estar seguras Euriale y sus compañeras que estaban embarazadas, asesinaban a los ingenuos contertulios. Conocedoras de la muerte de Medusa, las dos hermanas juraron vengarse de Perseo, pero éste había recogido parte de la sangre de Medusa, y dependiendo del costado que fluyera, servía como veneno o para resucitar a los muertos, y por ello pudo escapar de su furia. Heracles o Hércules, en uno de sus doce trabajos: Las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, realiza el deseo del rey Euristeo, luchando y venciendo a un dragón inmortal de cien cabezas, matando también a las Gorgonas y a las tres Hespérides, Egle, Eritis y Hesperaretusa, que servían de custodia en el fabuloso jardín áureo de los dioses.
Como es notorio la mitología griega es polifacética y refleja las debilidades del ser humano; cada vicio y aberración, tienen sus representantes y representados; de cada uno de sus héroes o villanos existen múltiples versiones de acuerdo a la interpretación personal de cada autor, o distorsionadores de los mitos. Los dioses obviamente poseían mentalidad humana y los escritores de sus hazañas o felonías, no han ocultado las “debilidades” de cada cual. Las Gorgonas –como casi todos los monstruos mitológicos- tuvieron trágico fin; y han pasado a la modernidad al quererse atribuir a algunas personas que producen “mal de ojo” o consejas similares, de los pueblos de habla hispana principalmente.
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