El hedor del ajuste neoliberal vuelve a apestar la América Latina. Hoy, Argentina se desploma en la misma sima que Venezuela exploró en 1989, cuando el "paquetazo" del FMI incendió los barrios de Caracas en el Caracazo. Aquella rebelión popular —desatada por la liberación de precios de la gasolina y el transporte— dejó miles de muertos y un mensaje grabado a sangre: los pueblos no toleran la entrega de su soberanía. Tres décadas después, Javier Milei repite el libreto: privatizaciones, dolarización salvaje y sumisión al Fondo Monetario Internacional. Pero los números no mienten: el 44% de los USD 12.000 millones del último desembolso del FMI ya se fugó de Argentina en apenas semanas. Un saqueo en tiempo récord.
La Genealogía de la Traición: Del Caracazo al "Mileinazo"
El 27 de febrero de 1989, Venezuela estalló. Carlos Andrés Pérez, electo con promesas socialdemócratas, aplicó de súbito el "Gran Viraje": eliminación de subsidios, liberalización cambiaria y alzas brutales en servicios públicos. El FMI aplaudía desde Washington mientras los saqueos se propagaban de Guarenas a Caracas. La respuesta estatal fue una masacre: 3.000 muertos según organismos de derechos humanos, cifras oficiales reducidas a 276 para ocultar la barbarie.
Esa herida nunca cerró. Dos años después, jóvenes oficiales como Hugo Chávez se alzaron el 4 de febrero de 1992. "Por ahora", dijo ante las cámaras, pero el mensaje era claro: el ejército no sería verdugo de su pueblo. Aquella insurgencia militar —fracasada en balas, triunfante en conciencia— fue un eco castrense de los gritos de los barrios. Hoy, Argentina revive el mismo guion:
* La fuga de capitales (USD 5.247 millones en abril-mayo de 2025) supera cualquier registro histórico desde 2003.
* La dolarización salvaje ha pulverizado salarios, replicando la hiperinflación venezolana de 2017 que alcanzó el 500%.
* La privatización de YPF y recursos patagónicos evoca la entrega de PDVSA en los 90, cuando Venezuela perdió su columna vertebral económica.
El FMI: Caballo de Troya del Neocolonialismo
El informe de CIFRA-CTA es demoledor: "El salvataje financiero no detuvo la tormenta, solo la aplazó". Argentina acumula 21 acuerdos con el FMI desde 1958, pero el de Milei es un récord macabro: USD 44.000 millones atados a un "ajuste" que desmiembra el Estado. Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo, lo celebró como un "éxito", mientras callaba ante la fuga del 44% de los fondos. La hipocresía tiene método:
"El FMI secuestra los recursos del pueblo venezolano incluso en pandemia. Es un organismo errático que perdió su sentido", denunció Delcy Rodríguez en 2025.
Mientras Venezuela liquidaba el Cencoex en 2023 —último vestigio del control cambiario— para impulsar la producción nacional, Argentina reinstaura la "libertad" financiera que estrangula industrias. El círculo es perverso: el FMI presta dólares para "estabilizar", pero ese dinero financia la fuga de capitales que desestabiliza. Una ingeniería de la dependencia.
La Patagonia: Nueva Frontera del Extractivismo
Milei no solo entrega el gas, el litio o el petróleo. Regala el territorio. Su alianza con magnates como Elon Musk para explotar la Patagonia con minería intensiva y megagranjas porcinas recuerda al Esequibo: Venezuela lucha por recuperar lo suyo, mientras Argentina vende lo heredado. La "élite del fuego" —como definió Perón a los cómplices locales del colonialismo— juega con candela:
* La Patagonia alberga el 21% del agua dulce no congelada del planeta y el 40% de las reservas mundiales de litio.
* Su privatización no es "inversión": es un despojo geopolítico comparable al de la CIA en Guatemala (1954) o el Reino Unido en Malvinas (1982).
Cuando Chávez nacionalizó el petróleo en 2007, lo hizo bajo una consigna bolivariana: "Lo que fue privatizado, será nacionalizado". Milei invierte el axioma: "Lo que es público, será privatizado". El resultado ya se ve: cortes de luz masivos, hospitales sin insumos y escuelas cerradas. La misma receta que desangró Venezuela en los 90.
La Diplomacia de los Pueblos: Un Camino para Reencontrarnos
Frente a la diplomacia de las elites, hay una alternativa: la solidaridad de las calles. Venezuela y Argentina están unidas por:
* Lazos migratorios: 500.000 venezolanos en Argentina hallaron refugio; miles de argentinos en Caracas crearon redes de comercio justo durante el bloqueo.
* Resistencia cultural: El joropo y el tango dialogan en las peñas de Buenos Aires; las arepas se venden en La Boca mientras el dulce de leche endulza Mérida.
* Luchas comunes: Las Madres de Plaza de Mayo abrazaron a los familiares del Caracazo; los piqueteros y los colectivos urbanos venezolanos comparten tácticas de resistencia.
Esta red invisible es la verdadera "diplomacia de los pueblos" que sobrevive a los gobiernos. Cuando Milei llama "zurdos ignorantes" a los argentinos que protestan, ignora que en Venezuela —tras 16 trimestres consecutivos de crecimiento propio— sabemos: el desarrollo no se construye con dólares fugados, sino con soberanía alimentaria, industria nacional y control estratégico de recursos.
Argentina 2026: Tres Escenarios Posibles
La historia no se repite, pero rima. El camino argentino hoy bifurca en similares sendas.
* El colapso controlado (probabilidad a las que apuestan el FMI y Milei): Milei mantiene el poder pero la economía se contrae otro 4% —como pronostica el FMI— y la situación social se deteriora.
* El "Mileinazo" replica el Caracazo: Barrios enteros salen a recuperar alimentos, como en los saqueos de 1989. Sectores militares leales a la Constitución podrían intervenir, contra la entrega de la soberanía, más la destrucción del estado como lo confiesa y considera Milei junto a un "ajuste suicida" y contra la gran mayoría que solo favorece a la especulación financiera destruyendo el aparato productivo.
* La negociación soberana (probabilidad: 20%): Una coalición peronista-progresista fuerza elecciones anticipadas. Argentina reestructura su deuda con el BRICS y nacionaliza el litio. Venezuela ofrece petróleo en trueque por alimentos, reactivando el espíritu del Petrocaribe.
Conclusión: Lecciones de un Sobreviviente
Venezuela sabe lo que Argentina sufre. Por eso advierte: entregar al FMI no es un "ajuste". Es un suicidio. El Caracazo enseñó que los pueblos tienen umbrales de dolor, pero también memoria. Hoy, mientras Milei festeja en Davos, las cacerolas suenan en Buenos Aires como sonaron en Caracas en 1989. La pregunta no es si estallará Argentina, sino cuándo y cómo.
"Los que no aprenden de la historia están condenados a repetirla", dijo Santayana. Argentina tiene aún tiempo de leer las páginas que Venezuela escribió con luto. Ojalá lo haga antes de que la Patagonia sea solo un recuerdo en un mapa corporativo, y el pueblo, una nota al pie en el informe de un banquero.
La diplomacia de los pueblos está lista. Solo falta que los gobiernos escuchen.
Hemos jurado vencer y venceremos.