El golpe de timón de Biden

La reacción de Rusia, debido a la caída del precio del petróleo por debajo de 80 dólares, muestra que EE. UU. podría estar sacando una partida desde atrás. La semana pasada surgió una nueva noticia amarga para el bloque chino-ruso y es el anuncio de la salida de Angola de la OPEP. La guerra en el Medio Oriente, es un componente que está reordenando toda la situación que venía ocurriendo.

Las acciones recientes están saliendo como se espera en Washington. Después de la visita de Vladímir Putin a Irán, los hutíes de Yemén, un grupo insurgente zadi chiita, comenzaron una campaña de ataques al comercio mundial. En apoyo a los palestinos de la Franja de Gaza, esta organización armada ahora ataca barcos mercantes que se dirigen a Israel. Los ataques están dirigidos a cualquier bandera, incluso a barcos chinos. Sin embargo, no hay ataques a barcos rusos y tampoco a los de la flota "fantasma" de Putin. Cabe destacar que los hutíes responden a Irán y este es aliado de Rusia.

Este nuevo evento demuestra, que la distensión entre Beijing y Washington cayó muy mal en el bloque BRICS. Recientemente, los presidentes Xi Jinping y Joe Biden, alcanzaron sendos acuerdos. Los norteamericanos acaban de cambiar su estrategia. Ahora promueven nuevamente las antiguas rivalidades chino-rusas, que todavía existen. Este giro se produce sobre la base del razonamiento, de que los últimos gobernantes norteamericanos, desde Barack Obama, cometieron errores tácticos.

Los huties ponen de rodillas al comercio mundial

Hay dos factores que inciden en ese giro. El geopolítico y el económico.

Por un lado, la política de sanciones de EE. UU., convertida en una nueva arma, que sustituyó los bombardeos, implementada desde Obama, resultó en un rotundo fracaso. Las sanciones basadas en el dólar, terminaron de convertir en aliados a China y Rusia, desde donde se idea la des-dolarización del mundo o la muerte del petrodólar.

Por otro lado, si ya es una tarea dura para EE. UU. enfrentar a China o a Rusia por separado, estando juntos, es mucho más. A partir de entonces, se produce el golpe de timón. No debe sorprender a nadie las licencias de las sanciones otorgadas a Venezuela, pero este tema lo tocamos más adelante.

Los ataques de los hutíes, son un nuevo factor. Se pone presión al comercio mundial a través del Mar Rojo y el canal de Suez. Los barcos mercantes que van a Europa, deben cambiar su ruta por Sudáfrica, incrementando los costos de 1 millón de dólares por cada viaje. Además, entorpeciendo la cadena de suministros y elevando los riesgos.

El petróleo y su precio

En el pulso petrolero, Rusia desarrolló una campaña exitosa, que le permitió mantener los precios del crudo altos. Hasta que la OPEP se está rompiendo. Los iraníes, también están cambiando su estrategia y están bombeando crudo a toda máquina, a pesar de que esto vaya contra los intereses de Rusia y Arabia Saudita. Pasa que el juego ha cambiado radicalmente. Con los precios altos del petróleo, los productores del Pérmico en EE. UU., tienen incentivos y también bombean lo más que pueden.

Así que Irán ahora va en contra de la propuesta de Arabia Saudita, con la finalidad de buscar la paralización de las plataformas del Pérmico nuevamente, con el resultado de que el petróleo se mantiene en tendencia bajista. Es decir, Washington está logrando producir una ruptura en lo que quiere ser un nuevo bloque mundial y por lo visto, está teniendo éxito. Es suficiente ver el precio del petróleo.

Más incentivos para Maduro

En ese movimiento la Casa Blanca hace su juego. Si los países OPEP no logran acuerdos y los no OPEP, siguen bombeando, el precio del petróleo difícilmente se recuperará. Entonces se mueve en su hemisferio.

Mantiene la producción de Guyana en 500 mil barriles diarios de petróleo. Consigue que Guyana y Venezuela eviten un conflicto fuera de la diplomacia por las diferencias del Esequibo. En este caso, para Rusia e Irán, sería fabuloso que hubiese una confrontación armada entre estos países. Apoyarían al lado venezolano y sería suficiente algunos drones para atacar las plataformas de Exxon Mobil en el Atlántico y así detener la producción petrolera guyanesa.

Sin embargo, Washington, consciente de la realidad en el Medio Oriente, los ataques de los hutíes, amplía sus lazos y negociaciones con Venezuela. La crisis entre Israel y Gaza es alcista para el petróleo, así que toma previsiones. Entrega más incentivos a Nicolás Maduro, ahora con la reciente liberación o canje de Alex Saab. Los norteamericanos no tienen suficiente con Guyana, necesitan reactivar Venezuela, país que siempre fue suplidor seguro de EE. UU., mientras había conflictos bélicos en Asia y el Medio Oriente. En eso se incluye generar estabilidad y seguridad con el tiempo.

El entendimiento entre Miraflores y la Casa Blanca sigue y puede seguir ampliándose. Washington trata de alejar a Rusia del hemisferio occidental, está quitando el foco a Ucrania y lo pone en Israel y Gaza, donde ya van más de 20 mil muertos, en su enorme mayoría, civiles.



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Alex Vallenilla


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