La implacable Guerra Imperialista de Washington contra China

1. La nueva Guerra Sucia contra China

La reactivada guerra sucia de Estados Unidos contra China, basada en las mentiras originales de propaganda negra de Trump sobre el origen del Covid-19 (Wuhan), las supuestas violaciones de los derechos humanos en Xinjiang y la revolución de color en Hong Kong, tiene una explicación simple. Los demócratas y Joseph Robinette Biden Jr. están en pánico por la prospectiva de perder las mid term-elecciones de noviembre de 2022 y las elecciones presidenciales de 2024, ante el Partido neofascista Trumpublicano.

Los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 escaños del Senado están en juego. Se contestan también treinta y nueve puestos de gobernadores y muchos otros cargos estatales y locales. Siendo que la única razón de ser de un partido político en la "democracia" burguesa consiste en ganar elecciones --porque son el acceso directo al Estado, que permite el robo legal del plusproducto social (excedente)-- la angustia existencial de los demócratas por no tirar el pesebre es más que comprensible.

Por lo tanto, el ataque sin restricciones de Biden a China, mientras intenta dividir la alianza estratégica Moscú-Beijing a través de concesiones menores a Rusia, no es una sorpresa. Y tampoco lo es la renovada campaña de desprestigio sobre el trillado eje "Virus-Xinjiang-Hong Kong", que, además, sigue el patrón tradicional de desestabilizaciones de la CIA y revoluciones de color contemporáneas. La mecánica es así.

Desde el cuartel general de la maquinaria imperialista se encarga redactar la patraña propagandística a "periodistas" dispuestos. Luego sale a la superficie en algún medio privado. Finalmente, la Casa Blanca recoge las mentiras, lanza un ataque oficial contra el blanco y convierte su fake news en tendencia mundial a través de sus vasallos europeos, asiáticos y latinoamericanos. En el actual ataque a China, Washington utilizó a los mismos "periodistas" que promovieron la guerra contra Irak a través de sus mentiras sobre supuestas "armas de destrucción masiva (ADM) de Saddam Hussein".

2. Wall Street Journal: vector estratégico del ataque

El vector original elegido para lanzar el actual ataque ponzonoso fue The Wall Street Journal con su artículo del 23 de mayo titulado "Inteligencia sobre el personal enfermo en el laboratorio de Wuhan alimenta el debate sobre el origen del Covid-19". Citando, como de costumbre, a "funcionarios actuales y anteriores" anónimos, el periódico de Wall Street afirmó, que investigadores del Instituto de Virología de Wuhan "fueron al hospital en noviembre de 2019, poco antes del brote confirmado" de COVID-19. Tres días después, Biden entró en la pantomima, pidiendo a la "Comunidad de Inteligencia" que investigara si el COVID-19 surgió "de un accidente de laboratorio" y demandando, que le "informaran en 90 días".

La trama propagandística de Washington es tan groseramente estúpida e inepta, que ninguna persona moderadamente informada y racional puede tomarla en serio. Pero los ciudadanos de las democracias burguesas no son informados ni racionales, porque han sido minuciosamente programados por los aparatos de guerra psicológica de las élites gobernantes llamados "medios de comunicación", para actuar como perros de Pavlov en un universo que es fact-immune. Por ejemplo, en Estados Unidos alrededor del 70% de los votantes republicanos todavía creen, que el Orange Man ganó las elecciones y que la presidencia le fue robada por Biden y los demócratas. No es exageración hablar de lobotomización cultural de las masas a través del "perception management" de las élites, cuando nos referimos a las democracias burguesas contemporáneas.

3. Guerra de Clases desde arriba: "la Forma en que opera el Mundo"

Este entorno político-económico-cultural patógeno fue caracterizado acertadamente en su lógica operativa por el ganador del Premio Nobel de economía Paul Krugman, como una"guerra de clases desde arriba hacia abajo" ("top-down class warfare"). "Eso puede sonar simplista", escribió en The New York Times, "pero es la forma en que funciona el mundo" ("the way the world works", 2 de octubre de 2015).

O en palabras de Martin Gilens de Princeton y Benjamin I. Page de Northwestern University, el sistema político que gobierna el centro de gravedad mundial (Estados Unidos) es un sistema de "dominación de la élite económica" y "pluralismo sesgado", no una democracia mayoritaria (Gilens and Page, 2014).

El mismo subsecretario del Pentágono, Paul Wolfowitz, no dejó dudas sobre los objetivos de política exterior de Estados Unidos en 1992, que explican a la perfección la actual agresión contra China y Rusia. El "primer objetivo" de la política exterior y militar estadounidense es evitar el resurgimiento de un nuevo rival, ya sea en el territorio de la ex Unión Soviética o en cualquier otro lugar, que represente una amenaza [para la acción unilateral de Estados Unidos], on the order of that posed formerly by the Soviet Union. This is a dominant consideration underlying the new regional defense strategy and requires that we endeavor to prevent any hostile power from dominating a region whose resources would, under consolidated control, be sufficient to generate global power. (Roberts 2015)

4. China, la Gobernanza global anti-covid más eficaz

Cualquier investigación científica comparativa sobre las respuestas de los sistemas de salud pública de los gobiernos nacionales a la pandemia, demostrará empíricamente, que no hubo fallas en la respuesta del gobierno ante el virus y, muchos menos, un cover up. Incluso sin el beneficio de tener un protocolo previo de prevención de la salud pública disponible, la gestión de la crisis de las autoridades chinas fue impecable.

Este hecho es evidente en la proporción de muertes por población del principal ejecutor de la guerra sucia, Estados Unidos, y la proporción de muertes por población de China. El (poco fiable ¡!) número de muertes absolutas relacionadas con el covid en Estados Unidos es de 601.000 en una población de unos 320 millones de personas. El número confiable correspondiente para China es 4.636 personas fallecidas en una población de 1,4 mil millones. Si China hubiera mostrado la misma negligencia y política criminal de salud pública contra el virus como el gobierno de Trump, el país socialista lamentaría hoy casi 2,8 millones de víctimas. Por otro lado, si Washington hubiera aplicado el protocolo de salud pública chino, el país hoy día solo tendría unas 1.200 víctimas relacionadas que lamentar.

Por lo tanto, no hay necesidad de seguir debatiendo sobre quién es quién en la responsabilidad de gobernanza frente a la pandemia, porque los hechos son claros. Y, como sabe cualquier científico serio, la verdad objetiva emana de los hechos. Pero, en el mundo de la posverdad política e ideológica burguesa, las narrativas de políticas públicas existen en un universo paralelo a los hechos, la verdad y la ética, en el cual los fake news son las armas esenciales de ataque en la guerra global de clases, contra sus propios ciudadanos y por la dominación mundial.

5. La ciencia no puede ser a-política

El conocimiento, la información y los datos siempre han sido un vector de poder fundamental en la historia humana. Y no hay mejor software para proporcionar la mejor información, datos y mecanismos de control de la realidad, que la ciencia. El control del Covid es el mejor ejemplo. El perenne intento de las élites gobernantes de controlar este poder inigualable de la ciencia a través del dinero, canales de publicación, propaganda, redes de patronaje (old boys´ networks), patentes, licencias y una miríada de otros sistemas de control, es por lo tanto, nada sorprendente.

Big Pharma, junto con high tech y el capital financiero, es una de las facciones cardinales de las clases dominantes capitalistas contemporáneas. Su poder extraordinario genera una especie de gravitación natural sobre los académicos y protagonistas de las ciencias de la vida, que actúan con sumo oportunismo ante los gigantes farmacéuticos. Una conducta, que fue vergonzosamente visible en las actuaciones de los gobiernos nacionales burgueses durante la pandemia.

Anthony Fauci, uno de los especialistas públicos en enfermedades infecciosas más respetados de EEUU, es un buen ejemplo al respecto. Nunca denunció la idiocia criminal de Trump y las simplificaciones peligrosas del peligro de la pandemia, actitud criminal que fue también el caso en Brasil, México, Europa, etc. Incluso hoy día, la Unión Europea no permite el uso de la vacuna Sputnik V, pese a la escasez de vacunas y pese a que se trata de una de las mejores y más económicas vacunas disponibles en el mundo. Pero, los políticos burgueses --auténticos calibanes de los intereses corporativos-- y la empresa científica están hoy día esencialmente en el bolsillo de las grandes corporaciones y su rapiña capitalista. Este es el motivo, porque la canciller alemana Angela Merkel bloqueó el intento global de liberar los patentes para las vacunas Covid (patent waiver) y porque la UE es parte de la guerra sucia de desprestigio contra Rusia y China. La primera víctima en la guerra y en la guerra de clases, como toda persona sensata recuerda, es siempre la verdad.

6. El Algoritmo chino que derrotó al Covid

Cuando emergió el Covid-19 en diciembre de 2019, ni los gobiernos ni los científicos tenían suficiente conocimiento sobre su etiopatogénesis (causas y dinámica evolutiva) para bloquear su propagación. Sin embargo, apenas seis semanas después, la ciencia y la política de China habían desarrollado un exitoso protocolo de protección de la salud pública ante el virus. Se trató de una hazaña comparable a la de los fundadores de la microbiología científica, Robert Koch y Louis Pasteur. Un éxito, que culminó en una metodología de protección antiviral, que se conoce como el Algoritmo Chino de las Siete Sabidurías -- 中国抗疫七大智慧的算法 (Zhōngguó káng yí qī dá zhíhuí de suánfǎ): un paradigma eficaz para proteger la salud de la población y la producción económica a escala global, disponible para todos los gobiernos del mundo. Un paradigma eficaz, que evitaba el falso dilema del capitalismo anglo-europeo, de tener que decidir entre profit or people.

El Algoritmo Chino de las Siete Sabidurías, que permitió controlar rápidamente la pandemia, consiste en: 1. diagnósticos masivos frecuentes; 2) rastreo de contactos; 3. cuarentena estricta; 4. Mascarillas de cara y distancia física obligatoria; 5. una logística hospitalaria adecuada; 6. información veraz y sencilla para concientizar a la población; 7. El papel trascendental del líder de la nación que tiene que estar al frente de la lucha, coordinando el esfuerzo nacional y predicando con el ejemplo la necesaria disciplina de supervivencia al pueblo. Los siete pasos de este algoritmo tienen que ser implementados simultáneamente para lograr el efecto sinérgico necesario contra el virus.

7. G7 y OTAN atacan a China

Bajo la dirección de la Casa Blanca de Biden, dos de las organizaciones criminales internacionales más peligrosas, el G7 y la OTAN, han reactivado su peligroso ataque contra China. En las recientes cumbres de ambos cárteles globales acusaron a China de supuestamente "desafiar sistémicamente el orden internacional basado en reglas". No pararon ahí, sino asumieron nuevos compromisos para el rearme bélico y apoyaron la quimera de Biden sobre el nuevo "estudio de origen del virus". En otras palabras, los vasallos del amo global apoyaron plenamente la "short of war policy" contra China y Rusia que está en pleno apogeo.

No importa, que China haya aplicado el mayor número de inoculaciones anti-Covid en el mundo (un bilion); que mantiene (con Vietnam) una de las death ratios más bajas del mundo; que este año aportará alrededor del 30% del crecimiento al PIB mundial (Bloomberg), con la Iniciativa de la Seda y la Ruta como estabilizador del crecimiento global. Que ha brindado asistencia a más de 130 países y organizaciones internacionales para combatir la pandemia; que la OMS ha aprobado para uso de emergencia varias vacunas chinas, que ha descartado la conjetura del origen de laboratorio del virus, o que China haya superado el problema milenario del hambre en el país.

Estos son los hechos de la política nacional y exterior china, pero los medios de "comunicación" occidentales hoy día no son más que aparatos de guerra psicológica en la implementación de la Agenda Imperialista.

Sin duda, Joseph Goebbels ha de estar en algún lugar, riéndose!

8. Conclusión estratégica: Más Sun Tzu, menos Nikita

Después de siete intentos históricos fallidos de Washington de destruir al Partido Comunista Chino, el último bajo Trump, la lección es clara. No hay posibilidad de coexistencia pacífica con el imperialismo estadounidense, como pontificó el primer ministro soviético Nikita Jruchtchev en el Congreso del Partido Comunista de 1956; porque el imperialismo no es un capricho de algún gobierno o presidente, sino un imperativo de conducta objetiva determinado por la estructura de clases de los países capitalistas, que se deriva de su economía de mercado crematística. Top-down class warfare, como decía el premio nobel de economía Paul Krugman. O, como diría la física: una calidad objetiva emergente de determinado estado de evolución del capitalismo.

Por lo mismo, la doctrina de política exterior de Jruchtchev sobre la "coexistencia pacífica" con el imperialismo occidental, nunca fue más que una quimera. Una falacia idealista, que contradice no sólo toda la experiencia histórica, sino también todos los paradigmas científicos respectivos importantes: desde las leyes de Newton de la "gravedad política" hasta la "supervivencia del más apto" de Darwin, pasando por el paradigma de clases de Marx/Engels y la teoría del Estado y la revolución de Lenin y Mao.

Sería un error, que China se adhiriera al erróneo software de política exterior de Jruchtchev – la "coexistencia pacífica". Más bien debe recordar la realpolitik romana: «Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum». Si quieres la paz, prepárate para la guerra (Vegecio). Y debería recordar el canon de las ciencias militares desarrollado por su gran estratega Sun Tzu hace dos mil años.

En otras palabras: China debería aceptar el hecho ontológico de la Realpolitik (política) global, de que el imperialismo occidental nunca abandonará el intento de destruir su evolución socialista, porque los sistemas sociales estadounidenses y chinos son antagónicos.

¡El Siglo 21 nos presenta con una situación binaria de la Historia!



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Heinz Dieterich


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