La OTAN, geopolítica energética y el conflicto en el Cáucaso

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Raramente los eventos geopolíticos coinciden de manera inocente, como dice el viejo refrán. Observemos a unos pocos levantamientos. Primeramente tenemos las renovadas presiones sobre Alemania y Europa para que abandonen el gasoducto Nord Stream II proveniente de Rusia, cosa que el extraño caso Navalny y el supuesto intento de asesinato, convenientemente brindan cobertura a algo que de otra manera sería un retroceso sin precedentes en el comercio energético estratégico.

Luego tenemos la reactivación del conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán por el enclave territorial en disputa de Nagorno-Karabaj.

Un factor clave en todo esto son los planes a largo plazo de la OTAN para aumentar el número de miembros de la alianza militar liderada por Estados Unidos en el Cáucaso y Asia Central a lo largo de la periferia al sur de Rusia.

El analista político, Rick Rozoff, comenta que el estallido del conflicto de Nagorno-Karabaj es plenamente consistente con la antigua agenda de Turquía de atraer a Azerbaiyán para que ingrese a la OTAN. Rozoff sostiene que Ankara está tratando de forzar una resolución sobre la disputa de Nagorno-Karabaj a favor de Azerbaiyán para que este recupere sus territorios históricos de manos de los separatistas armenios.

Para que la OTAN avance en la captación de Azerbaiyán para la alianza debe haber un acuerdo sobre el largamente congelado conflicto entre Azerbaiyán y Armenia. Últimamente, ambas partes fueron a la guerra durante 1988 y 1994 y han tenido desde entonces escaramuzas a través de las fronteras. A fines del año pasado, el conflicto explotó de nuevo a raíz de una reciente alza en la retórica de parte de los dirigentes azeríes y sus patrones turcos acerca de la recuperación de los territorios soberanos.

Rozoff sostiene que existe aquí una analogía con otros conflictos post soviéticos congelados en Osetia del Sur, Abjazia y Transnistria. Para la OTAN incorporar a Georgia y a Moldavia –como está tratando de hacerlo—con el propósito de conseguir el control de sus respectivas regiones separatistas. La breve guerra entre Georgia y Osetia del Sur el año 2008 cuando la primera atacó a la segunda –que solo fue repelida por la intervención de Rusia—fue desatada por las ambiciones de la OTAN por reclutar a Georgia.

Hoy en día la analogía con Azerbaiyán es que el país está tratando de zanjar el conflicto de Nagorno-Karabaj estimulado por Turquía, miembro de la OTAN. con el propósito de hacer de esta nación un postulante aceptable para la alianza. Turquía desde hace tiempo ha apoyado a Azerbaiyán como el "próximo miembro de la OTAN". Los grandemente incrementados suministros militares de Ankara para Azerbaiyán son también parte de nivelar al país candidato con los niveles militares de la OTAN.

Pero, el expansionismo de la OTAN no se trata solamente del militarismo por el militarismo. De ningún modo, tener misiles norteamericanos estacionados en las cercanías de Rusia es lo que se desea como parte del juego de la "rivalidad entre las grandes potencias."

No obstante, existe una meta más específica e igualmente de enorme valor estratégico que es el reemplazo de los suministros energéticos rusos (e iraníes) a Europa con una ruta alternativa desde el sur. Las riquezas petroleras y gasíferas del Mar Caspio hace tiempo que son codiciadas. Se trató de una de las metas fijas de la Werhmacht de Hitler en la medida que esta avanzaba a través del territorio ruso.

La empresa Trans-Caspian Gas Pipeline está proponiendo….

https://en.wikipedia.org/wiki/Trans-Caspian-Gas-Pipeline

suministrar gas natural desde Turkmenistán y Kazajstán a través del núcleo de Azerbaiyán en Baku hacia Turquía y desde allí podría conectarse con las redes gasíferas del centro de Europa. Con un estimado suministro anual de treinta mil millones de metros cúbicos de gas, el gasoducto caspiano bien podría reemplazar al Proyecto Nord-Stream II (55 mil millones de metros cúbicos de gas). El supuesto atentado contra el bloguero ruso, Alexei Navalny y su manipulación de parte de diferentes líderes europeos pareciera estar pavimentando la vía para liquidar el Proyecto Nord-Stream II.

Con toda certeza Washington y sus aliados transatlánticos en Europa le darían la bienvenida a la terminación del Gasoducto Trans-Caspiano como un medio para socavar la importancia de Rusia como proveedor de gas a Europa.

Para garantizar la seguridad y la alineación política de esa ruta alternativa, resulta imperativo para la OTAN consolidar sus relaciones con los países clave: Azerbaiyán, Turkmenistán y Kazajstán. A esto se debe que la OTAN haya estado ocupada cortejando a….

https://www.nato.int/cps/natohq/news_165769.htm?selectedLocale=en

estas naciones como posibles miembros.

Lo que Turquía conseguiría con esto sería una incrementada influencia geopolítica en el Cáucaso y más allá, como el presunto vínculo entre Europa y Asia como también abundantes tarifas de tránsito por facilitar el paso del combustible ruso hacia Europa. Ankara ya disfruta de tal posición respecto de la vinculación del gas ruso hacia Europa a través del corredor Turk Stream. Pero para Erdogan –el maquiavélico líder turco—golpear el Proyecto Nord-Stream II de Rusia significa más ganancias para Ankara por concepto de incrementar la capacidad agregada del Corredor Energético del Sur.

Es improbable que Turquía desee una guerra total en el Cáucaso, especialmente una guerra que pudiera involucrar a Rusia. En consecuencia, los recientes esfuerzos rusos para mediar por un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj han recibido el nominal apoyo de Ankara….

https://tass.com/politics/1211363

Sin embargo, en el escenario estratégico mayor de estimular la expansión de la OTAN hacia el Cáucaso y Asia Central y el objetivo de reemplazar el gas ruso hacia Europa mediante la alternativa del Caspio, significaría que la reemergencia de un conflicto en Nagorno-Karabaj podría producir una prolongada guerra de baja intensidad por encargo.

Ciertamente, el analista político Rick Rozoff augura que la actual guerra alimentará nuevos conflictos en Georgia, Osetia del Sur, Abjazia y Transnistria. También ahí, la geopolítica de la OTAN busca obtener ventajas sobre Rusia arrinconando su comercio energético estratégico con Europa, tanto así serían los mismos objetivos y se ven sombríos.

Los países debieran cuidarse de no convertirse en peones de la OTAN. Eso tiene un precio demasiado alto.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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