Viernes, 1 de febrero de 2019.- El poder de acuerdo a la visión democrática debe surgir de la voluntad del pueblo expresada en elecciones libres, que deben de ser limpias, inmaculadas y que no den pie a la menor duda de sus resultados, los gobernantes deben ser nombrados por los pueblos y ser producto de la voluntad de la mayoría, esa es la teoría.

Los gobernantes elegidos tienen el visto bueno de sus pueblos para administrar el Estado y ejercen la potestad que estos le otorgan.

Los presidentes, primeros ministros y jefes de gobierno que se mueven dentro de esta concepción deben ser productos de la elección de sus respectivos pueblos.

Hay un segundo nivel dentro de la teoría del poder, que existe en casi todo el mundo, que es el de funcionarios nombrados, no elegidos, que a pesar de no haber sido seleccionados en elecciones, poseen una dosis de poder inmenso y ejercen cargos que impactan la vida de todos.

Lo que deciden o ayudan a decidir, lo que dicen y hacen tiene un peso en el desarrollo de los eventos que nos rodean.

Dentro de estos funcionarios de la burocracia mundial, están los ministros, asesores, embajadores, comisionados, consejeros y demás miembros de alto nivel de los gobiernos que no han sido elegidos sino nombrados en sus cargos por una autoridad superior.

Las encopetadas damas venezolanas y de otras capitales, lectoras de Hola y amantes de lecturas relacionadas con la nobleza europea, sobre todo de la época de gloria del colonialismo, deben estar muy familiarizadas con el concepto de Virrey, que entra dentro de esta categoría que estamos nombrando y que aún, cuando supuestamente corresponde a otra época de la historia, la actitud y arrogancia en el manejo de su cargo del señor asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos John Bolton, así como lo que dice y pretende manejar escudado en el enorme e innegable poder de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, parecen e indican que quieren revivir el cargo de Virrey.

No poseía el Virrey sangre azul necesariamente, tampoco los Reyes la tienen, solo deberían ser efectivos en el manejo de las colonias y de los territorios asociados a la metrópoli, cualquier parecido con la realidad actual no es pura casualidad.

Dentro del manejo del poder a nivel internacional, que pretende imponer el gobierno de Donald Trump, donde se han caído las caretas y la injerencia en nuestros países se hacen de forma directa y confrontativa, el papel del Virrey Bolton, Consejero Nacional de Seguridad de Estados Unidos, parece ser de suma importancia, azuzando la pelea, enardeciendo el conflicto, apagando fuegos con gasolina, advirtiendo, amenazando y mandando a diestra y siniestra.

El caso venezolano es emblemático para los Estados Unidos porque quieren establecerlo como una advertencia, un modelo de lo que no deben hacer para el restos de los países en Latinoamérica y el mundo, el mensaje es claro, miren lo que les puede pasar si osan contradecirnos y estar contra nosotros, Venezuela un país próspero y democrático, por su desobediencia y rebeldía está a punto de una guerra civil.

La figura de Virrey que creíamos desaparecida de la faz de la tierra y enterrada por la historia parece encontrase en una etapa de resurgimiento, el Virrey Bolton tiene el colmillo del imperio clavado en la yugular de la patria, apoyado por ciudadanos venezolanos de bien, quienes no tienen la menor idea de lo que significa, de lo que es una guerra y de las nefastas consecuencias que puede traer.