Papeles para el Debate

Brasil, situación político militar

El presidente sustituto, Michel Temer en el marco de la zancadilla política realizada por la ultra derecha y los Estados Unidos contra la Presidenta Dilma Rousseff, separada de su cargo por integrantes de la Cámara de Diputados mientras el senado de ese país ahora decidirá su futuro político, asume la presidencia temporal y en su intento de armar gabinete, ha cometido varios errores de tacto político, como por ejemplo intentar nombrar uno de esos autodenominados pastor evangélico "electrónico", ardiente defensor del creacionismo y demonizador de Charles Darwin para nada menos que el ministerio de Ciencia y Tecnología; por otra parte, nominar a un banquero como ministro de Hacienda y para colmo, quiere destinar en el ministerio de Defensa a un joven diputado -pitiyanki- de apenas 36 años, hijo de uno de los símbolos de la corrupción más asquerosos en Brasil a lo cual, el Alto Mando Militar (de las tres Armas) hicieron llegar a Michel Temer una misiva contundente, corta y precisa: "jamás aceptaremos ser comandados por semejante figura". La gran pregunta sería, cómo interpretar esta postura de los militares?

En la Cámara, Michel Temer sufrió un golpe duro con la suspensión del mandato de su principal aliado, Eduardo Cunha, que entre juicios y acusaciones, presidía la Cámara de Diputados desde donde montaron la celada a la Presidenta.

Este diputado es señalado de bandolero contumaz; delincuente insuperable, uno de los símbolos máximos de la corrupción que pudre a la política brasileña, para lo cual Eduardo Cunha desde la instancia parlamentaria aseguraría -a cambio de no ser enjuiciado por todos los delitos cometidos-, ir contundentemente contra la Presidenta Dilma.

Con esa actuación, Cunha aseguraba el respaldo necesario para que posteriormente Michel Temer asumiera el control de la presidencia en Planalto y desde allí, implementar una durísima política neoliberal en contra partida a las políticas sociales llevadas a cabo por el PT de Lula da Silva y Dilma Rousseff en los últimos trece años; pero también, desarticular las actuaciones que en materia de nueva integración viene apuntalando Brasil junto a Venezuela a nivel internacional tanto en la Región, como a nivel mundial. Caso el Grupo de Los BRICS, CELAC y Unasur.

Aterrado por iniciar un gobierno ilegítimo que finalmente no cuente con apoyo político (incluso de la misma derecha que se opone a la Presidenta Dilma), el nuevo presidente retomó a última hora, la promesa inicial de no tocar instancias de poder gubernamental que afecten las cuotas de poder de los grupos (los denominados Barones de la Política), y que ahora lo acompañan, los mismos que fueron sucesivamente derrotados en las últimas cuatro elecciones presidenciales; es decir, el PSDB del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que se esmeró para que el golpe institucional fuese exitoso y el DEM (Partido Demócrata), de ultra derecha. Al respecto, la propuesta de Temer que no gustó a sus aliados de la derecha fue la de reducir a 22 ministerios los 32 actuales (más siete secretarías con rango ministerial).

Finalmente, el puesto clave, será el ministerio de Hacienda, el más poderoso para ellos, que como señalamos supra, será entregado a un representante de la banca, el Sr. Henrique Meirelles, un polémico financista que presidió el Banco Central en los gobiernos de Lula da Silva, período en el cual pese a sus ímpetus neoliberales, tuvo como freno las políticas sociales del gobierno y el resto del gabinete progresista.

Ahora, con Michel Temer, este banquero tendrá manos libres, mientras tanto a pesar de que los militares brasileños no son exactamente progresistas y menos aún socialistas, están en la espera de cómo se desarrolla el proceso ya que ellos también tienen sus propias ambiciones y aspiraciones.

En el marco de lo anterior, no obstante la espontanea respuesta social, la Presidenta Dilma ha convocado a la movilización popular por la defensa de la democracia donde los órganos policiales (particularmente la Policía federal una especie de CICPC en Venezuela), muy penetrada por la Doctrina gringa de la Seguridad Nacional, junto a la policía militar (suerte de la extinta PM), han reprimido fuertemente a los sectores sociales que han protestado frente al senado contra del golpe parlamentario en marcha contra la ex guerrillera y torturada por el régimen militar de los años 60, Dilma Rousseff, donde por cierto, acaba de morir el torturador que la hizo sufrir cuando estuvo detenida en las mazmorras decadente del sistema de gobierno impuesto por los norteamericanos luego del golpe asestado contra el líder progresista João Goulart, acusado de ser comunista; imputación que luego de 50 años reconoció el gobierno norteamericano, había sido un gran error.

La visión de las élites dominantes en Estados Unidos sobre Brasil es que esa sociedad en cuanto a antinorteamericanismo se refiere, es que ése es de un mar de extensión pero de un centímetro de profundidad y dicen eso, porque para los gringos, Brasil en gran coloso del sur, debe ser eternamente el defensor de la democracia representativa y el capitalismo en la subregión; por tanto, debe ejercer en términos de influencia hacia el resto de los países latinoamericanos, particularmente los fronterizos, una especie de sub imperialismo, un guardián del stablisman internacional y esa situación cambió cuando Lula (igual en Venezuela con Chávez), estos gigantes llegaron al poder y cambiaron o al menos modificaron (para ellos temporalmente), la correlación de fuerzas en América Meridional a decir del Padre Libertador Simón Bolívar.

Por eso es que sostenemos que el Presidente Correa tiene razón cuando desde hace algún tiempo venía denunciando y se materializó, que en nuestro continente estaba en marcha un plan de restauración de las oligarquías donde por cierto, militantes de PJ como, Armando Briquet, testaferro de Henrique Capriles Radonski, ha jugado un papel determinante por instrucciones del gobierno de los EE.UU., y de Ong´s que financian el injerensismo en función de los intereses hegemónicos de Tío Sam quien está apresurado por nuevamente controlar lo que ellos denominan su "Patio Trasero", descuidado desde la época de la administración de Bill Clinton, quienes bajo la Doctrina Albright, tomaron la decisión de atender otras prioridades geopolíticas en el mundo, considerando que la estabilidad política (de la derecha latinoamericana), les permitiría con calma abordar otras regiones del planeta, hasta que llegó Chávez y demás dirigentes progresistas que a lo largo de los últimos 17 años dieron al traste con la "tranquilidad" que Washington requería para mantener el control en la zona del mundo con mayores riquezas hídricas, mineral, energética, de hidrocarburos y biodiversidad, de crecimiento poblacional, donde nos visualizan como consumidores, colocándonos sus productos y así fortalecer su economía. Nos retrotraen a las viejas prácticas señaladas en la Teoría de la Relaciones Centro Periferia, que explica claramente, la dependencia histórica de nosotros los países productores de materia prima respecto de los industrializados. Por eso el Cdte Chávez hablaba de la necesidad de convertirnos en una potencia, no para someter a otros sino para liberarnos.

Con la consolidación de gobiernos neoliberales en América Meridional, Estados Unidos estará en capacidad de retomar la aplicación de las Alianzas, como el Plan Puebla Panamá "PPP" o el IIRSA que fueron derrotadas por los pueblos cuando en Mar del Plata W. Bush no pudo imponer las propuestas de integración neoliberal.

Por ello en la actualidad, Estados Unidos movió sus piezas diplomáticas, como es el caso de la recién nombrada embajadora en Brasilia, para que dirigiera las operaciones del golpe contra la Presidenta Dilma; esta embajadora veterana en intervencionismo venía de cumplir función similar en Ecuador de donde la movieron como muchos de los tantos Jefes de Misión que han pasado por la República Bolivariana de Venezuela, luego de fracasar en sus intentos injerencistas de imponer un presidente títere en Miraflores (caso Carmona); razón por la cual apoyan (aunque no sea de su gusto), al diputado Henry Ramos Allup quien el día de su juramentación como presidente de la AN, fue llevado a la sede de la Asamblea Nacional en el carro de la embajada norteamericana. Más claro no canta un gallo.



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Manuel José Montañez


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