Washington lanza el militarismo alemán y japonés contra el Tercer Mundo

1. El problema: la triple impotencia del imperialismo occidental

La relativa impotencia del imperialismo occidental ---Estados Unidos, Unión Europea y Japón--- ante las condiciones actuales del sistema mundial resulta de tres factores básicos: 1. su fracaso ante la resistencia en Irak y ante pequeñas potencias como Irán y Corea del Norte; 2. la imposibilidad de abortar a las emergentes potencias regionales que co-gobernarán el sistema mundial: Rusia-China, India y, posiblemente, el Bloque Regional de Poder Latinoamericano (BRPL); 3. la incapacidad estructural de ofrecer un sistema económico racional que pueda neutralizar las contradicciones del sistema capitalista, desactivar a los movimientos de masas, y frenar la lucha sin cuartel por las materias primas y el plusproducto global, que es el centro de gravitación de toda la política contemporánea y lo será, de hecho, durante todo el siglo XXI.

2. La respuesta: centralización y fascistización del imperialismo occidental

Ante esta crisis estructural, las clases políticas del gran capital han concluido que solo pueden garantizar sus intereses en el escenario mundial contemporáneo, bajo dos condiciones: 1. la centralización de todas sus fuerzas en una falange imperialista occidental y, 2. la cohesión de esta falange mediante una nueva doctrina imperial-fascista.

2.1 La centralización

El marco general de la centralización del poder es la alianza estratégica entre la burguesía atlántica ---Estados Unidos y la Unión Europea--- y la japonesa. En este proceso hay polos secundarios, como Polonia, donde Washington construirá un nuevo "escudo nuclear antibalístico"; pero su esencia radica en la reactivación acelerada del militarismo alemán y japonés, es decir, de las dos potencias, que desde la Primera Guerra Mundial siempre han figurado como "líderes regionales naturales" de Europa y Asia en la doctrina de política exterior de Washington.

2.2 La doctrina

Convertir Estados de derecho burgueses en Estados fascistoides de agresión requiere la modificación de su superestructura política y doctrinal; particularmente, la transformación imperialista de la Constitución y de las doctrinas militares nacionales, además del cambio chovinista del pensamiento social. A tal fin, Washington recluta nuevamente a dos viejos cómplices de la "Guerra fría", que impuso después de 1945 en Alemania y Japón para construir el American Century: la democracia cristiana alemana (CDU) y el Partido Liberal Democrático (PLD) del Japón. Si en la "Guerra fría" se derrotó a los movimientos anticoloniales/anticapitalistas y su aliado protagónico, el socialismo histórico, hoy día se pretende repetir la hazaña destruyendo a los excluidos y al Socialismo del Siglo XXI.

Y los viejos cómplices funcionan bien. La democracia cristiana alemana, con el apoyo de la socialdemocracia y de las cúpulas de todos los demás partidos políticos, salvo el nuevo "Partido de Izquierda", y el conservadurismo japonés (PLD) ---que gobierna el país prácticamente desde hace 1946--- hacen todo lo que está en su poder, para convertir a sus países en terroristas estatales regionales bajo el mando de Washington.

La nueva doctrina de los subimperialismos alemán y japonés es un clonaje de la estadounidense (Nacional Security Strategy 54) y gira en torno al "derecho" de apropiación del plusproducto y de las materias primas mundiales, particularmente la energía, mediante la guerra de agresión convencional y nuclear. Se trata de una doctrina fascista, dentro de la lógica desarrollada en su momento por el más destacado jurista de los nazis, Carl Schmitt, para justificar la guerra de agresión de Hitler, entre otras, sobre la base de la Doctrina Monroe estadounidense.

3. El temible poder de la Falange occidental

De esta manera las tres burguesías decisivas del sistema mundial ---la estadounidense, la japonesa y la alemana--- reconocen que su sistema global de explotación y desigualdad solo puede defenderse contra los pueblos y Estados regionales emergentes, si unifican su poder económico, demográfico, territorial y militar en una Falange imperialista. Y, de hecho, reúnen entre sí alrededor del 55 por ciento del Producto Global Bruto y una población de 510 millones de habitantes. En caso de una nueva guerra mundial podría movilizar a más de cuarenta millones de soldados. Si se amplia ese "eje del mal" con el resto de la Unión Europea, su poder económico representa alrededor del 75 por ciento del Producto Social Mundial, cerca del 90 por ciento del conocimiento y de las instalaciones científicas modernas y una población aproximada de 900 millones.

Este bloque imperialista ha declarado la guerra a todo intento de cambio cualitativo del sistema mundial a favor de los excluidos. Se trata de un enemigo extremadamente poderoso y brutal: se trata del principal enemigo de la humanidad.

4. El cambio de la doctrina militar de las Fuerzas Armadas Alemanas

La conversión de las Fuerzas Armadas Alemanas (Bundeswehr, BW) de una fuerza de defensa territorial en una guardia pretoriana de intervención mundial, está siendo realizada por el gobierno alemán demócratacristiano-socialdemócrata, mediante una redefinición total de la antigua doctrina militar. Esa redefinición pretende lograr los siguientes objetivos.

4.1 La represión interna

La primera finalidad consiste en permitir el uso interno de la Bundeswehr mediante el cambio de la constitución alemana y la redefinición del "caso de defensa" (Verteidigungsfall). La constitución alemana prohibe expresamente toda guerra de agresión y el "caso de defensa" es tipificado como "una agresión externa contra el territorio nacional". En el nuevo y todavía secreto "Libro Blanco" militar, que el gobierno quiere ratificar hasta el 12 de julio, se equiparan ciertos atentados con el "caso de defensa", a fin de poder declarar el estado de emergencia y usar las Fuerzas Armadas dentro del país.

La fecha gubernamental del 12 de julio pretende, obviamente, aprovechar la histeria colectiva del Mundial de Futbol, que termina en la noche del 9 de julio, para llevar a cabo la nefasta involución constitucional del país. En este contexto también son sospechosas las crecientes agresiones racistas de los neonazis contra extranjeros en los últimos días que parecen sustentar la propaganda del gobierno, de que solo las Fuerzas Armadas pueden garantizar la seguridad de los espectáculos futbolísticos.

4.2 Blood for Oil: sangre por petróleo

El segundo objetivo de la nueva doctrina militar consiste en legalizar el uso de las Fuerzas Armadas para garantizar el suministro de energía, inclusive precios razonables de la misma, y el nivel de vida (¡¡) de los alemanes. Se establece, en pocas palabras, el derecho de mantener con las armas el actual sistema de explotación del Tercer Mundo.

El demócrata cristiano F.J. Jung, Ministro de Defensa, dice que es parte de los "intereses de seguridad política de la RFA garantizar un suministro libre y seguro de la energía"... "Si terroristas…controlan un estrecho marítimo, entonces hay lógicamente un interés alemán en garantizar el libre comercio" del petróleo. Recalca que soldados alemanes ya participan en el Cuerno de Africa en el aseguramiento del suministro petrolero. (BZ) Se garantizará, si es necesario, con la ayuda de las Fuerzas Armadas, aun "en regiones geográficamente lejanas" el suministro de energía, sostiene también el diseño secreto del nuevo libro blanco.

Actualmente, el gobierno y los partidos políticos, con la excepción del Partido de Izquierda, están autorizando el uso de la Fuerza Armada alemana en el Congo que es otra zona de materiales estratégicos. En Afganistán actúa ya un fuerte contingente militar alemán, por las razones que expuso en 2001 el entonces ministro de defensa socialdemócrata, Rudolf Scharping: "En 25 años se termina el gas del Mar del Norte, pero en la región de Afganistán y en el Caucaso hay de todo", al igual que en el "espacio del Mar Caspio". Tiene razón. Por eso ya Hitler dirigió sus divisiones hacia esa región.

4.3 Consolidar la amenaza nuclear europea contra el Tercer Mundo

Este descarado expansiónismo imperialista de la elite alemana coincide con el de los franceses, ingleses, italianos y españoles. El gurú de la política exterior de Tony Blair, Robert Cooper, definió en abril de 2002, en su famoso ensayo: "Why we still need empires", ("Porque seguimos necesitando imperios"), a la UE como un "imperio cooperativo" (cooperative empire) que necesita un "nuevo tipo de imperialismo", como "el del Imperio romano". La semana pasada el ministro británico de Defensa, John Reid expresó que, "al combinarse los efectos del cambio climático global y los mermados recursos naturales se incrementa la posibilidad de conflictos violentos por tierras, agua y energía".

La Ministra de Defensa francesa, Michèle Alliot-Marie, dice: "Si Europa quiere difundir sus valores de humanismo y democracia en el mundo, tenemos que… actuar, y si es necesario con las armas". Su Jefe político, el Presidente Chirac ha amenazado a Irán con el uso de armas nucleares y en enero del 2006 declaró que Francia podría usar armas nucleares "para asegurar nuestros suministros estratégicos". La demócratacristiana Angela Merkel, excomunista de la RDA y actualmente Canciller de Alemania, no encontró nada extraño en esta declaración: consideró que es una "doctrina adecuada a los cambios actuales en el mundo".

El enemigo principal de la humanidad: la gran burguesía de Estados Unidos-Unión Europea-Japón

La esencia de esta "doctrina adecuada" es la guerra sin cuartel contra los pueblos del mundo, como muestran las siguientes voces del imperialismo alemán que son representativas para el total de la Falange capitalista.

En 1996, un alto oficial del Estado Mayor alemán escribió en el órgano oficial de las Fuerzas Armadas lo siguiente. "Durante el siglo XXI, los países ricos, que ahora viven en una coexistencia pacífica entre sí, tendrán que defender su buen nivel de vida contra los pueblos de los Estados y regiones pobres (…) La humanidad se encuentra ante un siglo de escasez. Por cosas, que alguna vez se podían comprar, se harán guerras".

Kurt Biedenkopf, ex Secretario General del Partido Demócrata Cristiano, durante muchos años miembro del parlamento alemán y profesor de derecho y ciencias políticas, es más claro aún: "Podemos aguantar, si una parte considerable de la humanidad se muere de hambre? Como queremos protegernos contra la demanda de los pobres de la tierra, de compartir con ellos, si casi no estamos dispuestos a compartir (…) Qué peligros de guerra resultan de estos desarrollos? (…) Nuestra forma de vivir no se puede generalizar (…) Esto significa, que solo podremos conservar nuestra forma de vivir, si también en el futuro la reservamos para una minoría privilegiada: las naciones industriales altamente desarrolladas".[1]

5. ¿Como derrotar a la Falange imperialista occidental?

Esta es la lógica de Winston Churchill y Adolf Hitler, de Franklin Delano Roosevelt y José María Aznar. Es la esencia compartida por el capitalismo liberal, el demócratacristiano y el fascista: hay que explotar y reprimir al mundo entero, para mantener la "bestia popular" nacional bajo control. De ahí nacen la Primera Guerra Mundial, la Segunda y probablemente la Tercera, con su nuevo fascismo.

Hay tres teatros de operaciones donde es preciso derrotar al nuevo fascismo: 1. el militar; 2. el político-defensivo y, 3. el político ofensivo-estratégico.

5.1 Es evidente que la doctrina de la guerra irregular es el primer dique de contención de la Falange; pero es igualmente evidente que sin armas nucleares y cohetes balísticos no existe una fuerza disuasiva real. Soberanía nacional-regional en el futuro no existirá sin armas estratégicas.

5.2 Evitar la conversión de Japón y Alemania en Estados de agresión bélica es una tarea impostergable para los movimientos sociales, partidos y Estados progresistas de Europa y América Latina. La creciente irradiación de la Revolución Latinoamericana sobre Europa coincide con el ascenso de las fuerzas de centroizquierda en Francia, pero particularmente en Alemania, y debe ser usado para construir una Alianza transatlántica defensiva contra el nuevo fascismo.

5.3 Ninguna guerra se gana con la defensiva, y por eso, la tarea de defensa estratégica tiene que vincularse con la tarea de ofensiva estratégica: el Socialismo del Siglo XXI.

Solo así será posible derrotar a la Falange occidental que pretende prolongar su obra mundial de terror, iniciada en 1492. De ahí la importancia vital para la humanidad entera, de tratar de impedir la transformación imperial-fascista dependiente de Alemania y Japón, bajo el liderazgo de Washington.

Nota:

[1] Ambas citas del excelente ensayo de Peter Buerger, Deutsche Kriege fuer das "nationale" Interesse?


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Heinz Dieterich / Rebelión


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