Entrevista con el Dr. Juan Almendares

Honduras, un país en permanente estado de emergencia

Definir una personalidad como la de Juan Almendares no es sólo difícil, si no que se puede ser muy injusto con alguno de sus dones. Estos perfiles de su compleja y rica humanidad, entran, salen y se confunden en un juego sincronizado de luces y de sombras, de planos y de relieves, para armonizar casi perfectamente en la conformación de un hombre de su tiempo, de su tierra y a la vez universal y perpetuo.
Juan Almendares es un hondureño de pensamiento profundo, de acción fecunda y valiente, con un compromiso total con la verdad y la justicia.
En 1995 Almendares funda el Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Victimas de la Tortura.
El Dr. Almendares lleva más de 40 años ejerciendo la profesión de médico. Ha realizado estudios de postgrado en diferentes especialidades en
Universidades de Europa y los Estados Unidos.
Es un creyente convencido de la nobleza de la ciencia cuando esta sirve a las causas justas.
Entiende como dialéctica y no como antagónica la sabiduría popular y la medicina natural con los “descubrimientos científicos” y la medicina occidental.
Está convencido que la naturaleza es parte de nuestra salud personal, física, pero también social y espiritual.
Es un agente de cambio y generador de cambio contra la violencia hacia la mujer, la niñez y la juventud.
Sus campañas contra las drogas, el tabaco y el alcohol han ido de la mano con sus métodos de rehabilitación en favor de las personas dependientes.
Es poeta, narrador e infatigable articulista.

Nada mejor que sus propios pensamientos para entender la profundidad del dolor americano y también la esperanza a pesar de toda desesperanza.

“Este hambriento y mal nutrido país exporta carne a los Estados Unidos, mientras las vacas en Honduras están mejor alimentadas que los niños. ¿Cómo puedo como médico mantenerme callado?”

“Hasta que la violencia contra la mujer no sea eliminada, nada cambiará en Honduras. Continuar con esta violencia tiene el mismo efecto que el que un organismo se destruya a si mismo.”

“Hace apenas poco menos de una década me di cuenta porqué me despertaba a las 3 de la madrugada a trabajar. Cuando tenia 8 años de edad me desperté con la noticia que mi padre había sido asesinado.”

“Existe la creencia, de parte de los que ejercen la violencia, que tanto los individuos como las poblaciones enteras sufren de amnesia histórica. Algo así como que tanto uno como otros olvidan rápidamente la injusticia y los traumas causados por la violencia. Es justamente todo lo contrario, porque si hay algo que se registra en la memoria son los traumas.”

El propio Juan Almendares ha sido y lo sigue siendo, en buena medida, una víctima de la violencia y el terrorismo de estado y transnacional (CIA, FBI, DEA, Palmerola, El Aguacate, Embajada de USA, John D. Negroponte). Más de una vez, no sólo en Honduras, si no también en el extranjero ha contado como durante regimenes militares como civiles (denominados con extrema ligereza, democráticos) ha perdido amigos y compañeros de trabajo, su casa ha sido baleada, ha sido torturado, su familia amenazada y obligada a vivir como saltamontes de casa en casa, hasta llegar a no poder compartir una habitación con nadie para no involucrar a esa otra persona.

Su país sufrió en 1998 una de los más devastadores huracanes de la región, el Mitch, que costó la vida a más de 5 mil personas y dejó al país en condiciones de mayor vulnerabilidad frente a las transnacionales mineras y madereras. Honduras tenía una deuda externa de casi 5 mil millones de dólares para fines del siglo 20.

Para mediados de los 90 Almendares y un grupo de colegas crean el Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Victimas de la Tortura y sus Familias. El centro, según Almendares, cumple una doble función, por un lado trata física y psicológicamente a los sobrevivientes de la tortura y por el otro lado trabaja en la prevención de la misma al hacer pública internacionalmente la situación de abuso a los derechos humanos elementales en Honduras.
“La primera mentira que aprendimos acerca de la historia contada por otros, es que fuimos descubiertos por Cristóbal Colon; la verdad es que ya teníamos identidad desde hacía varios siglos antes de la conquista. La colonización española fue un parto doloroso que duró tres siglos desde 1502 hasta 1821, cuando nace la República de Honduras; desde entonces hasta este siglo XXI no hemos dejado de sufrir las consecuencias del terror, la esclavitud, el racismo, la destrucción progresiva de nuestros recursos, la miseria y la pobreza. Desde que se promulgó la Doctrina de Monroe en 1823; somos el país que tiene el mayor número (doce) de intervenciones militares norteamericanas en América Latina. El segundo es Nicaragua (once invasiones). Estas dos naciones están entre las más pobres de toda América. En el curso de un siglo, la política exterior de EUA ha consistido en la imposición de: dictaduras militares, gobiernos violadores de los derechos humanos y el entrenamiento de torturadores en la "Escuela de Asesinos de las Américas".
Erasmo Magoulas: Dr. Almendares, usted fue candidato presidencial en las últimas elecciones nacionales del 27 de noviembre de 2005; representó al partido de izquierda Unificación Democrática, obtuvo 30 mil votos. ¿Qué sentido tiene un día de elecciones presidenciales en el contexto general que vive su país?

Juan Almendares: Ese día de las elecciones me recordó la Divina Comedia de Dante Alighieri. El círculo de los traidores, donde los votos se compran, se viola todas las reglas de comicios electorales. Las elecciones son una farándula de mentiras.

E.M.: Honduras en los últimos 24 años ha tenido 6 presidentes, Manuel Zelaya, el recientemente elegido candidato por el Partido Liberal, es el séptimo. Desde el año 1982, luego de salir de dos décadas de gobiernos militares, Honduras parece haber tomado la senda de la democracia. ¿Hay democracia en Honduras? ¿Qué es la democracia en un país dependiente de los intereses de un grupo de transnacionales?

J.A.: Primero debemos preguntarnos si es posible la democracia con la aplicación sistemática de la tortura, con casi doscientos casos de desaparecidos, y con la ocupación militar norteamericana. No hay democracia con la destrucción y contaminación del ambiente por empresas mineras, camaroneras, bananeras, con la tala de bosques por la industria maderera, con los tratados comerciales injustos y la corrupción. Es imposible hablar de democracia en un país donde hay asesinatos de niños, niñas y jóvenes por escuadrones de la muerte que nunca son identificados, masacres en los centros penales de San Pedro Sula y Tegucigalpa, leyes represivas que violan la constitución y recuerdan a los gobiernos fascistas y a los campos de concentración nazi.

E.M.: Pínteme una acuarela del mundillo político hondureño. ¿Quienes son los políticos, a que se dedican, cuales son sus intereses, para quienes trabajan?

J.A.: Tenemos que diferenciar los políticos de los politiqueros; éstos últimos son los que predominan en Honduras.
Los politiqueros son los que hacen promesas y nunca las cumplen, los que se dejan sobornar por las multinacionales; los que han cometido actos de corrupción. Generalmente viven siempre de los sobornos o sobornando. Son los que continúan defraudando al pueblo y robando a expensas de la miseria de las mayorías.

E.M.: Uno de los candidatos en las últimas elecciones tenía como lema de campaña “Trabajo y seguridad”, otro esgrimía “Poder ciudadano, 100 mil puestos de trabajo y 200 mil viviendas”.
¿Qué hay detrás de esos “clichés”?

J.A.: Trabajo y seguridad fue la consigna del Partido Nacional. Durante el gobierno del Presidente Maduro predominó el desempleo y la inseguridad. El candidato del Partido Nacional el señor Lobo se condonó sus propias deudas millonarias valiéndose de su puesto de Presidente del Congreso. Protegió a los corruptos de su propio partido y de los otros partidos.
En cuanto a los cien mil empleos del Partido Liberal pueden llegar a ser sólo promesas. Definitivamente es muy improbable que se pueda cumplir la promesa de Zelaya porque el TLC va a crear más desempleo y pobreza.

E.M.: ¿Qué análisis usted hace del 50% de absentismo?

J.A.: Estas elecciones las ganaron los que no votaron. Porque la abstención fue mayor que la asistencia a las urnas. Existe un gran desengaño de los hondureños por las elecciones, porque ya no creen en los partidos, sobre todo en los tradicionales.

E.M.: Usted levantó durante la campaña presidencial las banderas del sentimiento de descontento popular y de la ausencia de soluciones para el pueblo en los partidos tradicionales. ¿Por qué siguen existiendo el Partido Nacional y el Liberal, si no representan al pueblo hondureño?

J.A.: Estos partidos continúan existiendo por la falta de una educación política que contribuye al atraso, también predomina el analfabetismo y el temor. En los partidos tradicionales, sus dirigentes mayoritariamente pertenecen a una burguesía parasitaria de las multinacionales y de la política exterior de los Estados Unidos de América. Los medios de comunicación masiva son controlados por los magnates de la política tradicional.

E.M.: El Departamento de Estado de los Estados Unidos de A. (Usamérica) parece estar satisfecho con la democracia hondureña. ¿Quiénes son los insatisfechos?

J.A.: Los insatisfechos son los hondureños concientes y patriotas. Nuestro país continúa siendo ocupado militarmente por los Estados Unidos de América, predominan las políticas de la desigualdad económica generada por la globalización neoliberal; los tratados internacionales TLC y los dictados de la OMC. No hay democracia real.

E.M.: La seguridad ciudadana parece ser un tema común en la agenda de los políticos hondureños. A pocos días de asumir como nuevo presidente, Manuel Zelaya participó en un seminario organizado por la Sociedad Interamericana de Prensa sobre “el problema de las Maras”. El término ciudadanía termina siendo una abstracción para ciertos políticos e incluso para instituciones como la SIP, parecería que hay “una ciudadanía” a la que hay que defender y otra de la que “hay que defenderse”. Hay una ciudadanía de la que nadie habla, los campesinos, los pobres, las minorías étnicas, los defensores del medio ambiente, los defensores de los derechos humanos, los defensores de los niños excluidos y empobrecidos. Dr. Almendares llévenos al fondo del “tema de la seguridad” en Honduras.

J.A.: Para contestar tu pregunta me tengo que referir a la Nueva Doctrina de Seguridad Nacional e Internacional, la cual presenta cuatro diferentes escenarios en Honduras.
En el primero, Honduras fue el país clave para la estrategia geopolítica estadounidense en el contexto de la guerra centroamericana y los movimientos de liberación en Centro América en la década de los años ochenta. Fue nada menos que base militar norteamericana y territorio alquilado a las fuerzas contra-revolucionarias nicaragüenses. Las consecuencias de esta política fueron el asesinato, la tortura, persecución y muerte de dirigentes y sus familiares con el consecuente debilitamiento de los sectores populares, las organizaciones campesinas, obreras y estudiantiles; el asalto a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y la creación del terror en las comunidades rurales y urbanas. Ese fue el primer escenario de la especial democracia en nuestro país. Curiosamente todo esto ocurría con el renacimiento de la democracia. Era una democracia gobernada por el Partido Liberal y el presidente era el Dr. Roberto Suazo Córdoba. El primer magistrado, el General Gustavo Álvarez y el embajador de los Estados Unidos de América John Dimitri Negroponte formaban parte del triunvirato que patrocinaba la violación de los derechos humanos bajo la Doctrina de la Seguridad Nacional.
El segundo escenario es el del Huracán Mitch (1998) que golpea la infraestructura, las vidas y las estructuras sociales y políticas. Lo que queda del país fue presa fácil de las empresas multinacionales: industria extractiva minera, banano, madera, camaroneras. Las leyes mineras son reformadas mediante la corrupción de algunos diputados y la influencia de las multinacionales mineras. El movimiento social se debilitó aún más con el incremento de la corrupción de dirigentes de las principales organizaciones sociales.
El tercer escenario es el del gobierno de la “Cero Tolerancia” y la guerra contra la delincuencia (gobierno del presidente Ricardo Maduro: 2002 a 2005 del Partido Nacional). Se produce la estigmatización de las pandillas o “Maras”. Se incrementan leyes y medidas represivas contra niños y jóvenes. Se intensifican las privatizaciones del agua, la salud y la educación. El gobierno envía tropas a Irak y se presta a los intereses norteamericanos en la acusación contra Cuba en las Naciones Unidas. El entrenamiento en la tortura por parte de la CIA en Honduras durante la década de los años ochenta es utilizado en Irak y en la base militar estadounidense de Guantánamo.
El cuarto escenario es el del nuevo gobierno del presidente Manuel Zelaya Rosales del Partido Liberal que anuncia la ideología del “Poder Ciudadano”. Pero desde la toma presidencial ya se observa un gran despliegue militar; vuelan por el espacio los aviones F5 de un costo enorme para un país pobre. El primer Gobierno que visita el señor Zelaya Rosales, aun antes de tomar posesión, es El Salvador, bajo el pretexto de saludar al presidente de ese país. Sólo hay que recordar sin embargo que es en esta nación centroamericana donde opera un apéndice de la Escuela de las Américas. Después de la visita del Comando Sur, el Presidente Hondureño anuncia la militarización de los cuerpos policiales y el incremento de efectivos; por otra parte en forma disimulada se va instaurando un Servicio Militar Obligatorio.
El gobierno se inicia el 25 de enero del 2006 con una alianza (formal e informal), con la Democracia Cristiana, el PINU y el Partido Nacional, que se refleja en blanquear los actos de impunidad y proteger a los involucrados en hechos de corrupción; impulsar el TLC y otras políticas económicas que favorezcan a una burguesía parasitaria que sigue estrangulando al pueblo y vendiendo a la patria. Existe un profundo quiebre del discurso cuando se cruzan la proclama del “Poder Ciudadano” y la práctica del ejercicio del poder autoritario del gobierno. Una contradicción entre lo que se dice y lo que se hace. No se pueden mejorar las condiciones de vida del pueblo hondureño, si a la par de la estrategia de reducción de la pobreza se incrementan las fuentes generadoras de miseria a través del TLC y las políticas económicas neoliberales. Es incongruente un planteamiento presidencial de mejorar el bosque; si los principales asesores y funcionarios se han caracterizado por ser grandes aliados y socios de las transnacionales madereras. No se puede mitigar el impacto de la minería si las concesiones mineras continúan enfermando a la naturaleza, a las comunidades, mientras se enriquecen a costa del dolor y sufrimiento de nuestro pueblo.
¿Dónde está el poder ciudadano si el pueblo no tiene una participación real, comenzando por la libertad de expresión que está coartada para los opositores a las políticas económicas, que es todo el pueblo hondureño?
¿Qué se está ofreciendo para resolver la crisis? Militarización de la sociedad, empleos para los jóvenes a través de la militarización de la policía, servicio militar voluntario u obligatorio, que más temprano que tarde termina siendo obligatorio o por obligación.
¿Es que acaso estamos en guerra? ¿O es que estamos preparando la carne y el cerebro de la juventud para que sea parte de un ejército mercenario?, que va ser el primero en ser carbonizado en una cruenta guerra en Irak o Irán, o en algunos países de América del Sur o del Caribe.
Considero que la Nueva Doctrina de la seguridad Nacional e Internacional se va a desarrollar más con el nuevo gobierno; estamos siendo conducidos hacia una re-militarización de la sociedad hondureña. Son frecuentes las reuniones hemisféricas militares en Honduras. Somos un área estratégica en la geopolítica militar centroamericana y del plan Puebla Panamá y el Plan Colombia.
La existencia de petróleo, gas natural, minerales estratégicos como uranio en Meso- América y sobre todo Guatemala y Honduras llevan a los Estados Unidos a la implementación de la Escuela de las Américas en El Salvador y a la continua presencia del Comando Sur en la región. También un desarrollo político regional adverso a los intereses estadounidenses lleva al Imperio hacia una mayor preocupación sobre el área, lo que determina una mayor militarización de la sociedad y que elementos de esas sociedades se transformen en tropas mercenarias que participarán en una guerra en el Cono Sur o en el Medio Oriente al servicio del poder imperial.

E.M.: ¿Hay puntos de contacto entre seguridad ciudadana, cuando el termino es esgrimido desde el poder, y el control social, la militarización de la sociedad, las “medidas disciplinarias” a los sectores populares “peligrosos”?
Parecería que con la creación (adoctrinamiento) de la “necesidad de mayor seguridad” en la ciudadanía hondureña (opinión pública) mediante el continuo discurso desde los medios (formadores de opinión) se quisiera “reglamentar” la “democracia hondureña” a un mero ejercicio formal de “elecciones’ cada cuatro años. ¿Cuál es su opinión?

J.A.: En Honduras se manipula la opinión pública al confundir la democracia con las elecciones formales. En las elecciones existe un derroche escandaloso de dinero; las campañas son multimillonarias a expensas de la pobreza de los hondureños. Es una democracia que protege a los corruptos y a los delincuentes de cuello blanco. Lo que se pretende es controlar a los movimientos sociales, criminalizar el descontento popular y acusar de terroristas a los defensores de los derechos humanos, sociales y de los pueblos.

E.M.: ¿Qué intereses tiene Usamérica en este tema de la “seguridad ciudadana”, que empresas están detrás de que esto sea tema de interés nacional?

J.A.: La idea de Seguridad ciudadana es promovida por las políticas del Banco Mundial. Con este nombre se han elaborado las leyes más represivas; han proliferado las empresas de Seguridad Privada.

E.M.: ¿Hay empresas privadas de “seguridad” en Honduras? ¿Cómo trabajan, con qué grado de control por parte del estado hondureño?

J.A.: Se ha prácticamente privatizado el ejército de Honduras en empresas de seguridad. El número de efectivos militares privados en estas empresas es mayor que el número de efectivos del ejército. Funcionarios militares que todavía están trabajando para el Estado son dueños de empresas privadas de seguridad.

E.M.: ¿Qué papel ha venido jugando la religiosidad carismática y sacramental, las sectas evangélicas y algunas iglesias protestantes no históricas, en el desarrollo de un fatalismo social y político en la conciencia colectiva hondureña?

J.A.: Han proliferado las sectas fundamentalistas con gran apoyo económico sobre todo de USA. Se han interesado cada vez más en la política y con la idea de participar, sobre todo en las Evangélicas. En la Iglesia Católica se ha debilitado la Teología de la Liberación y fortalecido los sectores más conservadores. Sin embargo la última carta de la Conferencia de Obispos en marzo del 2006 señala en forma más progresista la crisis social, económica y de valores que atraviesa el gobierno y la sociedad hondureña, demandando la necesidad de establecer un proyecto justo para el país.

E.M.: ¿Cuáles son los vínculos de estos sectores de la “espiritualidad” con el poder político y económico?

J.A.: Muchas iglesias no se han definido con respecto al TLC y a la OMC. La iglesia Católica se ha expresado en contra de la deuda externa y sus sectores mas progresistas lo han hecho contra el TLC. Pareciera que existiera una franca alianza entre los sectores económicamente poderosos y las iglesias fundamentalistas.

E.M.: El actual Director Nacional de los Servicios de Inteligencia de Usamérica y ex-Embajador en el Iraq ocupado, John D. Negroponte fustigó, hace pocos días, la “populista petro-diplomacia de Hugo Chávez”, pareciera que la Casa Blanca no está muy de acuerdo con el ejercicio soberano que hace la Venezuela Bolivariana de su petróleo.

J.A.: Nosotros apoyamos la autodeterminación de los pueblos y el ejercicio soberano de Venezuela, Cuba y cualquier otro país hermano de América Latina.

E.M.: Ustedes los hondureños, conocen a este profesional de la diplomacia usamericana.
¿Quién es Negroponte para un hondureño como usted, Dr. Almendares?

J.A.: Con respecto al Señor Negroponte hace algún tiempo escribí un articulo donde hago referencia a “Mi encuentro con John Dimitri Negroponte” y la entrevista en un video que ha sido divulgado en EUA. En síntesis debo decirle que durante los primeros años de la década de los 80 estuvo de Embajador en Honduras. Fueron los años cuando hubo un auge de la Doctrina de la Seguridad Nacional, se promovió la tortura y la desaparición física de las personas. No hay que olvidar que en esa época en Honduras se desarrolló la guerra de conflictos de baja intensidad, el terror y la guerra psicológica. Personalmente fui objeto de atentados, tortura y condena por los escuadrones de la muerte. Por decisión del Presidente Roberto Suazo Córdova, el General Gustavo Álvarez Martínez y John Dimitri Negroponte se presionó a La Corte Suprema de Justicia para la anulación de mi reelección como Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

E.M.: Desde el año 1998 en Honduras fueron asesinados, por las fuerzas de seguridad de diferente tipo, 1500 niños. Sólo en el 2002 el estado hondureño mediante su fuerza de “seguridad” asesinó a 550. Esto no es noticia.
¿Se imagina si algo parecido hubiera ocurrido en un “estado malhechor” como la Cuba de Fidel o la Venezuela de Chávez?

J.A.: La verdad es que todavía esta situación continua impune y fue vergonzosa la posición del Gobierno de Ricardo Maduro al atacar a Cuba de violación de los derechos humanos. Cuba ha sido un pueblo hermano de lo más solidario con Honduras. El genocidio de la cárcel de San Pedro Sula donde más de un centenar de jóvenes fueron carbonizados y electrocutados y en la cárcel del Porvenir de La Ceiba donde fueron ejecutados por los cuerpos policiales y militares aproximadamente 68 personas son simplemente solo dos casos de cómo se violan los Derechos Humanos en Honduras.

E.M.: Los casos de violaciones de los DDHH en Honduras son simplemente sobrecogedores. A veces los números deshumanizan el drama y el dolor de una nación sumida en la opresión y el terror. Cuéntenos los casos de José Santos Callejas, Edickson Roberto Lemus y Carlos R. Flores, y después sí, escuchemos cifras.

J.A.: Es de mencionar los asesinatos de Carlos Luna, Jeannette Kawas. Al dirigente del grupo étnico Tolupan de Yoro, de 50 años, Teodoro Martinez quien fue decapitado y todavía no se encuentra su cabeza. Dos jóvenes garífunas Epson Andrés Castillo y Yino Eligio López de Tela que fueron asesinados en febrero del 2006 por elementos del ejercito y guardias privados según acusación de la organización OFRANEH; con estos asesinatos se inauguró el nuevo gobierno.
Casi todas estas muertes continúan impunes. La muerte por mandado. La justicia por las propias manos y escuadrones de la muerte continúan operando en Honduras.

E.M.: ¿Qué pasa en la Comunidad de Montaña Verde, cuál es la situación de sus líderes indígenas Feliciano Pineda, Marcelino y Leonardo Miranda?

J.A.: Tuve la oportunidad de atender a los torturados de la Comunidad de Montaña Verde. Luciano Pineda salió libre a principios del año 2006 y lo atendimos en nuestro Centro, luego de haber sido brutalmente torturado por los cuerpos policiales. Está recibiendo atención médica después de permanecer más de un año en la cárcel. En Honduras las victimas van a la cárcel y los victimarios andan libremente en las calles y ejercen el poder.

E.M.: ¿Qué relación existe entre la Base de Palmerola, una de las más importantes bases de Usamérica en Nuestra América y las sistemáticas violaciones de los derechos humanos en Honduras?

J.A.: La relación entre la Base Militar de Palmerola y las violaciones a los derechos Humanos es total. Primero que la Base militar no se justifica y atenta contra nuestra soberanía. Es un centro de entrenamiento militar. Los hondureños no estamos en guerra. ¿Para qué sirve esa base para los hondureños? ¿Por qué existe tanta violación a los derechos humanos en un país militarmente ocupado? ¿Quiénes violan los derechos humanos sino los mismos invasores? Los que reprimen en Honduras han estado asociados a la Escuela de las Américas y han sido entrenados en la base militar de Palmerola.


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Erasmo Magoulas
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Erasmo Magoulas*


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