El peligroso discurso antiruso de Obama y Cameron

El desarrollo de la creciente conflictividad mundial y la presencia determinante de los Estados Unidos de América y sus socios subalternos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, en tales escenarios, viene generando el desarrollo de un discurso crispante y amenazante que ya sobrepasa – con mucho – las veladas acusaciones e indirectas amenazas propias de la pasada Guerra Fría para constituir una verdadera prédica agresiva que hace presumir serios preparativos de posibles confrontaciones armadas en zonas específicas de conflictos locales o regionales, que pudieran adquirir dimensiones trans-regionales y mundiales, dependiendo del grado de contención de los actores en el uso de los sistemas de armas de destrucción masiva o, de la determinación de una de las partes o todas a la vez, de hacer uso del “ataque demoledor preventivo”, de naturaleza nuclear, que desate toda la fuerza destructiva acumulada, produciendo el vaticinado Holocausto planetario.

La aparición de foros y otros escenarios multilaterales al margen de las Naciones Unidas, (No Alineados, Grupo de las 77 más China, Grupo de los 8, Grupo de los 20, BRICS, Foro de Shangay, Alianza Asia-Pacífico, etc ), en el cual Estados y liderazgos de diversos signos políticos e ideológicos se venían encontrando para debatir, en un ambiente de respeto, familiaridad y hasta confianza, los más acuciantes problemas de la realidad planetaria, parecía un signo de los nuevos tiempos posteriores a la terminación de la Segunda Guerra Mundial y, especialmente, luego de la extinción de la Unión Soviética, que hacía presumir la superación del lenguaje agresivo y amenazante de la rivalidad Este-Oeste pero, con la profundización de la crisis sistémica del Capitalismo y su devastador impacto en las principales economías del centro capitalista mundial, especialmente los Estados Unidos de América, se han generado y agudizado tensiones y conflictos entre los principales actores de la escena internacional, provocando un aumento de la estridencia verbal que augura la aparición de momentos difíciles para la superación de los difíciles problemas económicos, políticos y militares que se encuentran en el centro de la agenda mundial.

En ese marco de confrontaciones, de crisis generalizada y sostenida de los países centro del Capitalismo mundial, de imposibilidades de recuperación de las viejas hegemonías imperialistas y coloniales y, de emergencia de nuevos actores, como China y la India y de recuperación de antiguos sujetos de la geopolítica mundial, como la Federación Rusa (heredera de parte del poder soviético), es que se explica la desesperación discursiva de líderes de los países de la OTAN, como el Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama y el Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, quienes nuevamente se han lanzado a una guerra colonial en el Medio Oriente y el norte del continente africano, que ha involucrado a Yemen, Libia, Irak y Siria pero que se proyecta hacia Líbano e Irán, con el fin de modificar, en su favor, todo el mapa geopolítico y energético de la región; conducta vandálica y forajida rechazada por la República Popular China y la Federación Rusa y otros actores de la escena internacional, que ven con fundado temor que tales acciones constituyen amenazas a sus intereses estratégicos e, incluso, a su seguridad militar.

En el extremo de la paranoia colonial imperialista de Obama y Cameron, estos voceros de los gobiernos supeditados al complejo militar industrial y a la dominante burguesía financiera internacional, han llegado a comparar la posición de la Federación Rusa y su Presidente Vladimir Putin sobre la reincorporación - por vías democráticas - de la península de Crimea y la ciudad de Sebastopol a Rusia y, la política de diálogo y negociación sobre la solución pacífica del actual conflicto armado entre el gobierno de Ucrania y los separatistas de la región del Dombás, con la estrategia de conquista colonial emprendida por el Tercer Reich de Adolfo Hitler y la burguesía revanchista alemana contra los pueblos de Europa; comparación nada inocente por cuanto está dirigida a demonizar a su rival geopolítico y utilizar un referente histórico tan cuestionado como el de Hitler y el nazismo, con el fin de poder justificar lo que podría ser una posible agresión de “primer golpe demoledor” contra la Federación Rusa; delirante sueño de la burguesía estadounidense en su pretensión hegemonista mundial.

Aunque el mundo de la diplomacia se reviste muchas veces de lenguajes difusos, contradictorio y hasta distraccionista, la utilización de Hitler como referente históricos de Obama y Cameron para compararlo con Vladimir Putin, es una conducta agresiva y provocadora contra la Federación Rusa, la cual debería ser tomada en cuenta por la dirección rusa, e incluso, por los aliados y amigos de Rusia -, para quienes USA ya debería haber dejado de ser socios geopolíticos para pasar a la condición de rivales estratégicos y enemigos irreconciliables.


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Yoel Pérez Marcano


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