El “Panamericanismo” diplomático de Colombia

Se repite la pretensión teórica de Monroe, “América para los Americanos”...(gringos), madre de la OEA neocolonialista antibolivariana  que alertó el propio Bolívar frente a la realidad y el pensamiento de los pueblos latinoamericanos arraigados en sus propias visiones libertarias: “Los EEUU parecen destinados por la providencia a plagar la América de miseria en nombre de la libertad”. Se intensifican espacios y vocerías para aplicar lo que en los 60 se llamó “macartismo”, mecanismo político repudiable ideado por el Senador norteamericano Eugene Mc Carthy, para convertir  en persecución y cacería de “brujas” a sectores de izquierda y visión progresista patriótica de América Latina. Si repasamos la historia, podríamos darnos cuenta que  la  actitud del gobierno colombiano de ataques frente a Venezuela es de vieja data, solo que hoy día, se han topado con  un gobierno digno y nacionalista por parte de los venezolanos.  

Veamos un hecho pasado en el siglo XIX, con un calcado al presente en el siglo XXI: “Las concepciones revolucionarias de Bolívar encontraron resistencia en algunos de sus colaboradores, entre ellos, Santander, quien fue reflejo fiel del espíritu legalista. Para él, un proceso revolucionario no hubiera sido jamás producto de un ideal popular, sino el resultado de una disposición jurídica. Obstaculizó a Bolívar con este leguleyismo mientras convino a sus apetencias personales de poder.  Tan pronto aspiró a la Presidencia de Colombia lo echó todo por la borda. Su fetichismo legalista fue suplantado por toda clase de maniobras, conspiraciones, acuerdos y componendas para salir airoso. Santander no era la persona política más idónea para dar curso de alto vuelo al proyectado Congreso Anfictiónico de Panamá. Desde época bien temprana, comenzó Santander a reiterar sus simpatías por el Gobierno de los Estados Unidos. No es de extrañar el cambio en la composición de los integrantes del Congreso de Panamá, sacándola del ámbito, exclusivamente hispanoamericano planteado por el Libertador Simón Bolívar” (Francisco Pi Vidal “Bolívar Anti-imperialista”). Algo similar podría ocurrir actualmente con la UNASUR, y  no es de extrañar en el presente además, que pruebas científicas demuestren un posible envenenamiento de Simón Bolívar en Colombia a propósito de la exhumación reciente de sus restos. 

La presencia indigna del Canciller colombiano Luis Alfonso Hoyos (inhabilitado en Colombia de por vida como político por manejos dolosos de fondos públicos y hombre cercano de Álvaro Uribe )  ante el espacio de la  OEA panamericanista, para atacar las políticas internas de Venezuela, va más allá de una denuncia basada en “presuntos o supuestos” montajes de fotografías y videos satelitales a las FARC y  ELN  en nuestro territorio, hechos que por cierto, demuestran el espionaje del cual somos víctimas los venezolanos. El terreno se está montando para intervenir de manera “justificada” a Venezuela, pues el petróleo en el Medio Oriente pierde garantía de suministros frente a posibles nuevos conflictos provocados por el “Tío Sam”.  La tierra de Bolívar rica en “ese petróleo” necesario para suplir, se ve rodeada de bases militares norteamericanas que rondan con su luz amarilla atentos a la verde;  7 bases en Colombia, en Costa Rica, Honduras, Panamá, Haití y en amplias zonas del Caribe cercanas a Venezuela. 

Sin caer en la xenofobia contra nuestro hermano “Caín”, pues el carácter bonachón de los venezolanos es xenófilo cual “Abel”, debemos recordar que bajo la diplomacia colombiana basada en la traición, en 1891 con la complicidad de la Reina de España se arrebató una media luna de territorio a Venezuela. Es así como el laudo arbitral emitido por la Reina Regente María Cristina y el Ministro de Estado Carlos O’Donnell, despojó a Venezuela de más de 200.000 kilómetros cuadrados de territorio. Otorgando a Colombia un extenso territorio entre el Amazonas y La Guajira. El consejo federal de la Confederación Helvética sentencia en contra de Venezuela, confirmando lo ya decidido en el laudo español irrito que se basó en el apoyo que brindaba Venezuela a Cuba por su libertad.. 

La política colombiana actual  basada en una alianza guerrerista peligrosa: “Colombia-EEUU-Israel”, es un contaminación que se hace eco en otros países latinoamericanos arrodillados al imperio yanqui para tratar de enfrentar y dividir la unión de las naciones progresistas. La ruptura de las relaciones diplomáticas de Venezuela con Colombia, están fundamentadas y más que justificadas ante el bochorno e irrespeto ignominioso de un vocero colombiano descubierto en su discurso como copia fiel de los apátridas venezolanos,  al querer imponer en su discurso de la OEA una intervención contra los venezolanos,  mientras exponía asuntos internos exclusivos de Venezuela. Venezuela tiene años tolerando desde Colombia ataques contra su pueblo, territorio y gobierno. Llega la  hora del respeto merecido y heredado de un pasado digno libertario. La patria  bolivariana reclama a sus hijos el nacionalismo necesario para la defensa de su suelo.

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Larry Márquez Peralta


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