Cultura espiritual: un enfoque socialista

El término “cultura”, en el sentido literal de la palabra, significa cultivo y se usa habitualmente en comparación con la naturaleza, considerada ésta en su estado originario, independiente del hombre y de su trabajo.

Por tanto, entendemos por cultura, ante todo, como los procedimientos y los resultados de la actividad humana, los valores creados por ella. La cultura se divide en material y espiritual. Es una división relativa. Porque la fabricación de instrumentos de trabajo y, en general, de objetos destinados a satisfacer las necesidades materiales del individuo es imposible sin la participación de su pensamiento.

Por otro lado, los frutos de la producción espiritual –ideas, imágenes artísticas, normas y preceptos sociales- tienen una determinada forma material: manuscritos, libros, cuadros, notas musicales, diseños, etc.

Forman parte de la cultura espiritual los resultados de la actividad espiritual del hombre: la ciencia, la filosofía, el arte, la moral, la política, el Derecho y las instituciones correspondientes (institutos científicos, escuelas, teatros, bibliotecas, museos, etc.), así como el grado de su desarrollo intelectual, estético y moral.

Al concepto de cultura está vinculada la adquisición por el individuo de conocimientos y experiencia en uno u otro campo de actividad, la asimilación y aceptación de un sistema de valores y la elaboración de ciertas normas de conducta.

Cada individuo se encuentra desde que nace bajo el influjo de una cultura determinada: de objetos, ideas, valores y modelos de conducta.

La educación y la instrucción del individuo consisten precisamente en darle a conocer la cultura existente, en inculcarle los conocimientos, aptitudes y hábitos acumulados por la sociedad; así como los valores espirituales y los modelos (normas) de conducta admitidos en ella. La propia organización de la educación y la instrucción pública, y también su desarrollo, son un índice importante del nivel cultural de la sociedad de que se trate.

La cultura espiritual lleva el sello de los rasgos característicos de la formación socioeconómica y de las clases que la han creado, y en este sentido coincide con la superestructura que se alza sobre la base económica. Pero seria un error identificar la cultura espiritual con la superestructura. Fuera de la superestructura se encuentran fenómenos de la cultura espiritual como los conocimientos científicos acerca de la naturaleza, el lenguaje –que es una forma de la cultura nacional-, las normas de pensamiento lógico y otros fenómenos que pueden estar al servicio de sistemas económicos diferentes y satisfacer los intereses de clases distintas.

En la sociedad dividida en clases antagónicas, la cultura espiritual no se manifiesta en todo su contenido como algo único. Al respecto decía Lenin que “en cada cultura nacional existen, aunque no estén desarrollados, elementos de cultura democrática y socialista, pues en cada nación hay una masa trabajadora explotada, cuyas condiciones de vida engendran inevitablemente una ideología democrática y socialista. Pero en cada nación existe asimismo una cultura burguesa (y, además, en la mayoría de los casos, ultrarreaccionaria y clerical), y no simplemente en forma de elementos, sino como cultura dominante”

Esto no significa que la clase obrera rechace totalmente el contenido de la cultura burguesa. Su tarea consiste en asimilar todo el tesoro cultural creado por el género humano bajo el yugo de los explotadores. Lenin agrega que “hay que tomar toda la cultura que dejó el capitalismo y construir el socialismo a base de ella. Hay que tomar toda la ciencia, la técnica, todos los conocimientos, el arte”.

La cultura socialista representa una nueva etapa en el desarrollo espiritual de la humanidad. Se basa en la asimilación y reelaboración de todas las conquistas más importantes del pensamiento humano y de la cultura de épocas pasadas. Sus elementos surgen ya en la sociedad capitalista. Pero su formación y desarrollo sólo son posibles, después de que la clase obrera conquista el poder, como parte inalienable de la edificación de la sociedad nueva, socialista.


m.linares.benitez9@gmail.com


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