Un trabajador socialista

Un trabajador socialista empieza por comprender que Jesús de Nazaret, a través de sus evangelios pregonó el socialismo como la única forma de salvación y que gran parte de sus evangelios así lo describen (Tesoros en el cielo, Dios y las riquezas, el joven rico, entre otros). Durante años se ha querido vender la idea de que el evangelio de los talentos se asocia con riquezas; detrás de esta perversión en la interpretación de este bello mensaje de Jesús, la jerarquía católica intenta justificar sus grandes privilegios y riquezas. Los socialistas vemos en esta parábola el principio de la solidaridad y la hermandad, al poner nuestros conocimientos y virtudes al servicio del hombre, ya que el gran mandamiento: “amaos unos a los otros como yo lo es amado”, tiene como ideología que la paz de un trabajador socialista descansa en la paz y sosiego de su hermano; es por eso que el día del trabajador debe sufrir también un cambio ideológico, ya que ese día debe ser de reflexión y comprensión de cómo es la vida de un pueblo, cuales son sus necesidades y como podemos hacer cada uno de nosotros para mejorar su calidad de vida; este día debe ser el punto de partida para comprender que solo el conocimiento y la sabiduría empleada no en la obtención de riquezas materiales, sino, en el trabajo productivo en beneficios de nuestros hermanos, es el alfa y el omega de un trabajador socialista.

Un trabajador socialista no está pendiente de su aumento salarial, su gran preocupación es velar de que el estado logre una repartición equitativa de sus recursos, dando más al que menos tiene; su principal principio está, en saber que cada uno de sus hermanos pudo llevar el sustento a su casa, y que el pueblo al cual el debe su existencia puede ver a Jesús en su comportamiento y obras. Este 1 de Mayo, debemos proponer el nacimiento de un nuevo hombre social que a través de su  trabajo sienta que en cada niño, mujer, anciano y todo ser viviente, está la razón de sus existencia, por ello no descansará hasta saber que solo mirando más haya de sus egoísmo, esta su verdadera felicidad, que no es más que el amor que siente todo socialista por su pueblo.

No deseo terminar estas palabras sin dar gracias a la cancillería Venezolana, por brindar a los miembros de la parroquia San Buena Aventura del Roble, conocer a un grupo de padres salvadoreños, que sembraron en nuestros corazones la esperanza de que hay un Jesús en cada uno de nosotros, a ellos muchas gracias por sus bendiciones, que viva Monseñor Romero, el apóstol de los pobres.  

henryantonio@cantv.net



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Henry Carrero

Asesor y docente universitario en la Universidad Nacional Experimental de Guayana - UNEG. Especialista en temas de mercadeo.

 henryantonioc@gmail.com      @HENRYACARRERO

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