Mentes desquiciadas

No digamos las de los escuálidos: esas están enfermas, desquiciadas, mojoneadas y guácalas, por culpa de de las televisoras RCTV (vas) Venevisión (estás en salsa) Televen (Carlos Croes “motolito”, Globovisión (“adreim” de la pura), no; esos no. Esos están en sucurugusungo terminal. Hablemos o mejor, escribamos de esos jóvenes venezolanos que andan locotes por parecerse en esencia y plasta a los gringos de las llamadas sociedades desarrolladas, entre ellas el Norte. Hace poco leímos y vimos fotos en una revista que sale encartada en uno de los diarios de más alta circulación en Venezuela un trabajo sobre varios grupos de jóvenes que se visten hablan, caminan y hasta se maquillan como Matzinger Z, Gokú, Pokemón, Dragón Ball, y otros, que nos dejó locotes de bolas y alma. En la entrevista que les hacen, los muchachos dicen amar con locura a esos personajes y que tienen clubes donde se reúnen todos los fines de semana a intercambiar ideas, trajes, y modismos que tengan que ver con los susodichos. Para algunos son cosas de muchacho. Empero, me gustaría saber en este caso, si los carricitos japoneses, por ejemplo andan formando clubes de tío conejo y tío tigre. Me encantaría ver a un gringo estadounidense con una franela de la UCV, de la ULA, del liceo Fermín Toro, del Razzeti, para decir algo. Me emocionaría palpar que un gringo viste de sombrero y alpargatas, de liquilique y que usa una braga con los nombres de Ernesto José Viso, Pastor Maldonado, igualita a las que compran y llevan por ahí como vallas ambulantes de publicidad, muchos hombres, adolescentes y hasta muchachas venezolanas con los nombres impresos de Lauda, “chumajer”, Maza, Raikonen, Alonso, más los de aceite, cigarrillos, y otros.

A la juventud venezolana las transnacionales de la publicidad y los medios, le infectaron la mente. Al extremo que muchos al buscar equis producto, primero preguntan si es nacional o importado. No hay que explicar que si es lo primero, lo tildarán de malo, obviando que si no les gusta lo nacional, entonces tendríamos que suicidarnos colectivamente, pues nacimos en la nación de Bolívar. Vemos por ahí, en las tiendas deportivas, chaquetas, camisas, zapatos, monos y demás implementos con las figuras que las promocionan, cuyos nombres son la crema de los famosos. Los jóvenes criollos se quieren parecer a los mejores basquebolistas, a los ídem peloteros y para eso se visten igualito a ellos. Se vuelven locos imitando lo foráneo lo cual no estaría mal, si esto no los involucrara en lo comercial, de lo cual sacan muchos dólares quienes lo producen y quienes lo promocionan. Es decir a través del tiempo, los adolescentes venezolanos no han podido zafarse de las imitaciones, dejando a un lado la creatividad y el amor por su propia cultura, que es bastante extensa e interminable.

Un domingo observé a través de la pantalla de Venevisión en hora de la mañana un programa cuyo nombre dice algo así como “del saber”. Vi. a muchos jóvenes que intervenían en el mismo y lo dejé un rato. ¿Estaban concursando en dicho programa jóvenes de Catia, de El Cementerio, de la Pastora? Pues no. Fíjense, cuando el animador le preguntó a dos de ellos que les dieran nombres de liceos de Caracas, ninguno, nombró al Fermín Toro, ni al Razzetti, ni al Andrés Bello, ni al Espelosín, ni siquiera al Aplicación, menos al Palacio Fajardo del 23 de Enero. Ellos dieron los nombres de los que quedan por el Este. Empero son venezolanos y todos tenemos los mismos derechos, aunque sus padres no lo quieran entender así. Las preguntas sobre deporte, eran de tenis, motociclismo, golf, pero en jamás de los jamases de boxeo, atletismo, béisbol, bolas criollas y rojo. En un segmento del programa a los adolescentes los pusieron a imitar una telenovela que pasan por ese canal al mediodía, según el animador. Los vistieron de féminas con peluca, labios pintados, forma de hablar y todo. ¿Es malo parecerse a una mujer? ¡No!, pero en la vida cada quien tiene su forma anatómica y su sexo y eso debe respetarse. A esos muchachos los llevaron simplemente a hacer el ridículo para regocijo de anormales y para militares del medio. Mas con sorpresa observé que los chamos, gozaban con eso y hasta daban explicaciones, haciendo mímicas y riendo como Popis bembas rojas ¿qué pasa Tomasa? ¿No hay en ellos un poco de respeto a la personalidad? ¿Hasta cuándo se va a creer que juventud es sinónimo de estupidez? ¿Les gusta a los padres de estos jóvenes que a sus hijos los coloquen como necios en esos programas? Fallas de valores patrios, por el servilismo a lo de afuera. Un carro último modelo, una rica geva, un chalet, un yate, imitar lo de afuera, ese parece ser el molde que a muchos les encanta y por el cual el monstruo capitalista suspira pero, ¿ qué placer puede ser más profundo, casi orgásmico, que el de ser patriota, amante de lo nuestro, viajar por nuestro país, compartir con la sencillez y el embrujo de Tapita y Cupo, escuchar lo autóctono, disfrutar de un joropo a la 3am, y llevar en franelas, camisas, y por supuesto en nuestro corazón, los nombres de nuestras regiones, con sol, luna, atardeceres, amaneceres, mientras la mente va forjando una canción que nos diga que no odiamos, no maltratamos, no ridiculizamos lo de afuera, pero que somos VENEZOLANOS DE PURA CEPA y fuera paquete.

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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