El hilo político

—Mire camará, si no conseguimos hallar el meollo del asunto que nos guíe en este abismo en que estamos metidos no podremos llegar a tener una visión real de la presente situación política en que estamos entrampados.

Y por esa misma cuestión nos quedaremos perdidos en esta masa inconexa y dispersa que carece de toda razón vital.

Mire usted, por ahí salieron los pelagatos de los minipartidos y los maromeros chavistas hablando de un pacto para conformar un nuevo CNE.

Todo el mundo sabe que eso es una tramoya montada por los mismos chavistas para pagarse y darse el vuelto. ¿Y qué dice la gente?

Qué eso es lo que hay. ¿Por qué se dice eso?

— Por conformismo.

—No solo por eso camará. Eso se da porque el extravío político que hay es muy grande. No hay rumbo ni brújula, esa es la purita verdad.

Estamos lanzando flechas.

Además, tiene que agregarle que esas reuniones en verdad no son nada.

Políticamente no hay nada ni son nada.

Es como que usted llegue a su casa y pregunte ¿hay comida? Y le respondan en la cocina está. Usted va mira y resulta que lo único que hay es un arroz blanco del CLAP. Usted dice esto no es comida. Y le dicen eso es lo que hay.

Así mismo estamos nosotros. Nos quieren vender gato por liebre.

Nos quieren hacer creer que esas marramuncias son política.

Que una concentración es política. ¡Que va caballero!

No, eso es nada.

Si estos políticos invitaran a conversar con la gente y con la que no es gente, algo se podría hacer en verdad.

Si oyeran lo que la gente quiere, lo que la gente tiene como proyecto de vida. De ahí saldría algo interesante que luego se motorizaría como política.

Pero no, estos políticos no les interesan oír a nadie. Ellos hablan como un radio prestado al cual nadie le pone atención.

La política venezolana es una conversación de sordos, esa es la realidad.

—Política no hay en este estero.

Yo dudo que haya algo parecido a eso.

—Digo política para usar un nombre y nos podamos entender.

Y eso es precisamente lo que le quiero decir, es necesario llegar a hacer política nuevamente.

No marramuncias que es lo que se la pasan haciendo estos bicharracos.

Es como los llamados a diálogos, usted vienen yo hablo todo lo que me da la gana, ustedes oyen y luego dicen que sí a todo lo que yo haya dicho.

¿Qué clase de diálogo es eso?

Así mismo se está haciendo con la llamada política. Es una mamadera de gallo y una burla.

—Hay que estudiar la situación actual para proyectar una solución a esto que estamos padeciendo.

—Ha eso me refiero.

Si los políticos no tienen esa posibilidad, usted ¿sabe quién la tiene?

¡Los ciudadanos!

El último reducto de la política radica en los ciudadanos. Tenemos que ser nosotros quienes abramos la posibilidad a una solución.

—¿Y cómo sería eso?

—Para mí, lo primero sería conversando unos con otros.

—Eso asusta a los políticos.

—Pero no queda de otra.

O usted se va a poner como el ejemplo del arroz blanco.

Planteando alternativas, porque en el diálogo se entiende la gente.

—Aparecería mucho camaleón.

—Eso no importa. ¿Cuál es el problema? ¿Qué se van a robar las ideas?

¡Mejor! Así las ideas salen a la calle y eso es lo que se quiere.

Que se difundan nuevas propuestas para salir de este siglo 19 en que nos metieron estos chavistas retrógrados.

De todo eso seguro que salen nuevos partidos, agrupaciones políticas que desplacen a estos carcamales.

Mire entonces días cayó una lata de agua y desgraciadamente dos carros chocaron, un choque leve pero choque al fin, por ahí no había ni medio policía; quienes resolvieron el problema del tráfico fueron los parqueros que trabajan allí en la calle. Paraban unos carros y dejaban pasar otros, hasta que la gente del choque solucionó su problema y todo el mundo volvió a circular normalmente.

Ve que la gente le consigue solución a los problemas.

Así se puede hacer con la política. No será tan fácil pero no imposible.

—La idea de muchos diálogos entre los ciudadanos es necesario y comparto esa idea con usted.

Diálogos públicos y abiertos a quien quiera hablar.

De ahí saldrían posibilidades reales y no esas embustes de los chavistas y la oposición.

Tenemos que seguir hablando de eso.

Voy al abasto que ya la harina para las arepas llegó a los 30 mil y contando.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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