El autócrata revolucionario

—¿Usted ha visto a estos mandones?

—¿Cuáles mantones? ¿Los mantones de Manila?

—No vale. A estos mandamases revolucionarios.

Salen en un programa de radio o televisión mandando a poner preso al que se les atraviese.

Creo qué ni el compadre Gómez hacía esos desmanes.

—Ah pues, estos hacen lo que quieren y cuando quieren.

Para eso dicen que son gobierno y como tal mandan más que un dinamo.

—Mire compai, ahora apareció la fase superior del imperialismo, se llama el electroimperialismo.

Ni Lenin se atrevió a dar tal predicción.

—Qué, los que se la pasan bajándole la cuchilla del breque.

—Lo que pasa es que el autócrata se la pasa viéndose el ombligo, y como no ve más allá piensa que ese es el centro del mundo.

Si no fuesen tan malos darían risa.

—Así dice una canción.

—Ya salió la constituyente de la nada a mandar a investigar a la mamá de Tarzán, porque parece que éste se estaba columpiando en el tendido eléctrico y de ahí es que vino la falla que produjo el apagón en Caracas.

—Si esta nación está a oscuras. ¿Para qué se van a poner a averiguar esos diputados de la nada? A ver si averiguan algo y los manda preso el autócrata.

¿Por qué no averiguaran porque tienen censurada a Aporrea? Por lo menos, para mentar alguna página de esa que llaman web.

—También pueden averiguar ¿cómo hace el perico para comer teniendo un hueco debajo del pico? Eso ha quedao sin averiguar. Y es más importante que esa tontería del sistema eléctrico nacional.

—Hay que ser intrépido para bajar la cuchilla en pleno vuelo.

—La próxima vez que pase ese avión es capaz de bajarle las morcillas.

—No diga eso por Dios. Mire que hace molestar al autócrata y lo manda a poner preso y con grillos.

Creo que están pensando abrir nuevamente La Rotunda.

—¿Ya no caben en El Helicoide ni en la Tumba?

—Es que la tumba son para los muertos, cantaba Maelo.

—¿Qué se sentirá ser un autócrata? Debe dar caché. Con esa cara de perro rabioso amenazando a todo el mundo.

«A ti te voy a mandar a investigar, a ver si eres el yerbatero novato».

«Y si dices algo más, vas preso. Me oíste».

—Da miedo.

—Y así todo el santo día dando órdenes.

Se va a terminar pareciendo al otoño del patriarca, más por lo de otoño que por lo de patriarca.

—Es que todo mesianismo cae en la autocracia.

De revolucionarios a déspotas solo hay un paso, decía el pichón.

—Ese hombre sale colorao de rabia. Debe tener varias ulceras.

Mandando a este y mandando a aquel. Y todos presos.

Como la reina cabezona de Alicia en el país de las maravillas, que mandaba a todo el mundo a la guillotina.

—Bueno, cabezón es.

¡Pa´ la guillotina! Así ordena. A quien le parece y a quien no.

—Mandón es el hombrecito. Ojala Dios nos de aliento para verlo cuando se le acabe la manguangua.

Que no debe faltar mucho, porque con el agua al cuello no se puede vivir todo el tiempo.

—¿Qué es eso de autócrata?

—Yo oí mentar eso y lo seguí repitiendo.

Imagino que será un auto hecho en Croacia, porque a esa gente le dicen croatas. O es que un croata tiene un auto y al tener un auto es un autócrata.

—La explicación es más válida y clara, por cierto, que ese ataque electroimperialista.

¿No sería Magneton el de los hombres X quien hizo ese ataque?

—También cabe esa posibilidad.

No se preocupe, que eso el autócrata lo manda a investigar más rápido que inmediatamente.

Voy a comprar unos cambures electromagnéticos que está vendiendo el paisano.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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