La encrucijada de la revolución bolivariana

En medio de grandes contradicciones, de la explosión y manifestación de todas las crisis, rivalidades, odios, pasiones, se muestran todas las miserias y grandezas, todas las alturas y todas las bajezas de la escala social, política, así como las maniobras de ambos bandos para manipular y torcer el rumbo decisivo de La Revolución Bolivariana.

Frente al pueblo se abre una encrucijada: si toma el camino correcto, seguiremos adelante sin mirar atrás, solo para constatar las heridas por los tropiezos en el camino y no volver a equivocarnos jamás; si toma el camino equivocado, habremos perdido la gran oportunidad y la única que aun nos queda para que todo este enorme esfuerzo, no solo de nuestros Libertadores, sino de este pueblo, no se pierda y con ello la única y última oportunidad que tiene esta humanidad.

Estos son los hechos: han sido cuatro años de gobierno, y el presidente Nicolás Maduro y quienes lo acompañan no han podido enfrentar y solucionar, no solo la crisis impuesta por el Imperio y sus aliados, sino la generada por ellos mismos ante su incapacidad y sectarismo.

La falta de voluntad de la oposición, la incapacidad de ver la verdad cegados por el odio y el rencor, la rabia, producto del lavado de cerebro a que han sido sometidos por todos los medios, aupado por el lenguaje incendiario y sectario del gobierno y la mentira repetida mil veces por quienes los lideran, cuya agenda oculta pasa por llamar a la invasión a nuestro país, como puerta a la entrada de Suramérica por el Imperio.

El cambio social decretado para este pueblo no se realizo, el presidente Maduro dejo pasar 4 años de gobierno sin solucionar un mínimo de los inmensos problemas que tenemos, sin querer atajar a la conspiración y la violencia desatada por el Imperio, en una demostración de que no bastan buenas intenciones para gobernar, y menos desmontar al Estado pensando que con ello arreglaría a Venezuela, con lo que el Imperio logro su cometido de dividir a las fuerzas revolucionarias Chavistas y la única solución a la que recurre el presidente, fue una Asamblea Constituyente que, piensa, solucionaría los graves problemas económicos y atajaría la violencia que el no quiso atajar.

Al tomar el camino correcto, dejaremos en la vía a todos los oportunistas, a los tontos útiles, se les dará una salida a quienes tratan de manipular las conciencias y la voluntad del pueblo "como sea" para permanecer e insistir en enrumbar a La Revolución hacia caminos torcidos, para cumplir su propia agenda, si las obras hacen fe, que cada quien muestre sus obras, están allí frente a los ojos del pueblo, en las largas colas, en la falta de alimentos, en el desbarajuste económico, en la falta de medicinas y todos los insumos básicos necesarios para la vida.

Y del otro lado, la inmoralidad, suciedad, odio, rencor, sacrificios humanos, miserias humanas en una demostración supina de barbarie e incivilización como al principio de la humanidad, a donde nunca jamás podemos volver.

En medio de las luchas intestinas de los dos bandos, ¿Qué podemos salvar? ¿Es volver a Chávez el camino como preconizan algunos camaradas en medio de añoranza y el recuerdo de quien nos guió y demostró su inmenso amor hasta en sus errores más graves? ¿Es dejarnos vencer por quienes inventan y ofrecen cada día que retornaremos a la época cuando los anaqueles en los supermercados estaban llenos y la plata alcanzaba para todo? ¿O el camino fácil del entreguismo a los extranjeros permitiéndoles que hoyen el suelo patrio y traicionar a Bolívar el Libertador? ¿Será acaso permitirles a unos pocos que nos manipulen, nos chantajeen, nos roben mientras comercian con nuestras necesidades para que decidan por nosotros y nos digan lo que tenemos que hacer ¿Cuál es el camino?

Tenemos, no solo moral, obligatoriamente que encontrar nuestro propio camino, escribir una nueva pagina, nuestra propia senda, dejarnos de creer en politiquería mediocre, en religiosidad que lo único que hace es debilitar la conciencia, tomar del pasado inmediato lo bueno y lo útil, y desechar lo que sirvió hasta ahora pero ya no y que nos trajo hasta aquí, tenemos que olvidarnos de camaradas y compatriotas que nos utilizaron, para alcanzar sus propios fines, todos deben quedar de lado, reunir la inmensa voluntad y coraje, la inmensa valentía, la razón amorosa de Chávez, y permitirnos decir: ESTO ES LO QUE YO QUIERO PARA MI TIERRA, PARA MI PATRIA, PARA MI PAIS, nuestras obras hablan por nosotros porque el mejor discurso nuestro es nuestra constante acción en absoluta coherencia con nuestro pensar y nuestro sentir para que sean correctas y veraces nuestras acciones, aunque nos critiquen.

No perdamos la única oportunidad que nos queda. Se acercan momentos que pondrán a prueba nuestro coraje y temple para defender nuestra libertad, ya no es tiempo de flaquezas y dudas flagrantes.



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Ana Bordas


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