PSUV vs PCV ¿Inicio de la ruptura revolucionaria?



El presidente Hugo Chávez a raíz de sus viajes a la Habana por la enfermedad que lo aqueja ha dejado un mensaje claro: unidad, unidad, unidad; seis letras que se convierten en la máxima exigencia histórica al movimiento revolucionario venezolano. Hay que recordar que el liderazgo de Hugo Chávez cohesionó a una izquierda perdida en la década de los noventas y reinvento algunos códigos políticos para hacerlos compatibles con los sectores diversos que confluyeron en el aluvión electoral del año 98.

En estos años del “bolivarianismo” algunos se han ido y vuelto, otros se fueron definitivamente y muchos ha sido irreductibles en la lealtad con el líder, son escasos los casos de migraciones de la oposición a puestos de liderazgo en las filas del chavismo. A lo interno de la revolución, la figura de Chávez ha permitido el equilibrio de fuerzas históricamente antagónicas en una década de recuperación del precipicio neoliberal; apuntando a la transformación del Estado. El PSUV se ha consolidado como el movimiento político más importante en la historia del “chavismo”, por encima de los números hablamos de un partido político que no sólo controla espacios regionales y locales, sino que tiene una altísima incidencia en el aparato Estatal, en el resto de los partidos aliados, es el PCV el de mayor arraigo y permanencia, con una distancia considerable en términos de números y un ascenso histórico en su votación.

A pesar de que Chávez intentó eliminar la dispersión de partidos y en diferentes ocasiones confrontó duramente al PCV (aquella metáfora del “Volkswagen” es un ejemplo) para integrarlo en el PSUV que a su vez es una derivación del MVR, todo concluyó con la movilización de algunos cuadros a las filas del PSUV pero la posición incólume de los comunistas terminó por restearse con su propia historia. Hay que recordar que el PCV es un partido con un proyecto Marxista y que a diferencia del PSUV, su tradición data del origen moderno de los partidos políticos, esto no quiere decir que no existan corrientes a lo interno de ese partido, como se evidencia en otros a nivel mundial. A diferencia del PCV las diferencias en el PSUV son más agudas, algunas ni siquiera corresponden a Proyectos Históricos, algunos autores han tratado de esquematizar las diferentes corrientes dentro del partido, yo plantearía que van desde: un sector militar, un sector civil – radical, un sector de la burocracia – estatal y un sector nacionalista - liberal.

Si partimos de este criterio nada exacto, podemos afirmar que hay posiciones antagónicas e irreconciliables que en la dialéctica terminarán por definirse en la confrontación, o suponer la alianza histórica por la supervivencia del proyecto que ya hoy está sembrado en la figura del propio Chávez. Un PSUV sin Chávez es imposible, con Chávez a la cabeza o en la retaguardia, todos los sectores que integran el proyecto coincidirán en su liderazgo histórico, y es la única posibilidad de dejar abierta alianza con el llamado “polo patriótico”. ¿Cuáles son esas diferencias?, la tarea de Nicolás Maduro es poca envidiable, en sus manos está si el presidente no retorna en el momento necesario, crear las condiciones para el primer paso no de una “transición” como han querido señalar los sectores de oposición, sino de un “engranaje” en el ciclo político más delicado que le tocará vivir a las fuerzas progresistas venezolanas.

A diferencia de la vapuleada oposición política que lleva varias décadas sin construir liderazgos firmes, sean estos de forma “Caudillista” o en estructuras modernas como los partidos o “sociedad civil”, el Proyecto Bolivariano se enfrenta a un desafió que en el corto plazo luce superable, ganar con Nicolás Maduro en Alianza no es una tarea para el triunfalismo, pero con el trabajo político alcanzado y Chávez en la vanguardia, las fuerzas progresistas alcanzarían el objetivo. Los problemas en realidad son a mediano y largo plazo, puesto que aún en la peor de las confrontaciones Chávez ha tenido la capacidad de mediar, escuchar y rectificar para garantizar la unidad, aún con tropezones en su haber, Chávez tiene la suficiente “estatura” política para evitar la dispersión de los aliados.

El asunto es que para algunos sectores del PSUV y aliados, el problema se dirime en la tradición liberal del voto, reducen la cuestión a la captación de espacios electorales y trabajan en función del modelo de democracia liberal, otros sencillamente utilizan la plataforma del partido como un espacio de poder, lo que ha llevado indiscutiblemente a la creación de un sector bautizado como la “boli -burguesía” y que el propio Giordani estimó como un sector reaccionario – parasitario vinculado a las actividades de bonanza del Estado, este sector reaccionario intenta evitar el ascenso al Estado a la tradicional burguesía nacional coincidiendo con los sectores progresistas, pero son también los artífices de una idea de estancamiento del proceso de contradicciones a nivel de clases sociales.
Hay que recordar que muchos de estos escenarios dependen de la salud del presidente, pero algunos ya están en marcha, y tendrán que dirimirse bajo su presencia o ausencia en el ejecutivo. Lo que hemos visto en términos reciente con el PCV y algunos sectores del PSUV, es otra de las diferencias, hay sectores abiertamente anti –comunistas dentro de las fuerzas del PSUV, algunas de ellas provenientes de las filas militares, esa torpeza de manejar la diferencia con la represión, la aniquilación del adversario, corresponden a una formación política que se gestó bajo el odio irracional al comunismo y la prescripción de todo análisis marxista. En las últimas regionales las alianzas del PSUV – PCV y otros aliados fue “perfecta” en varios Estados, sólo algunas candidaturas terminaron en objeción, casos que deberían leerse por separado en las causas y posibilidades de coexistencia en el futuro, la peor respuesta es no admitir que existen fricciones y que algunas terminaron en fenómenos como el de Portuguesa, pero con implicaciones graves para estados como Bolívar y Amazonas.

Para los anti - radicales la revolución no estaría en la superación del capitalismo, sino que involucraría la construcción de un capitalismo de Estado o nacional, rechazando de plano la construcción del estado comunal como espacio de hegemonía – “masa”, este anti – comunismo no va dirigido contra la cúpula del PCV exclusivamente, sino que involucra todo lo que huela a radicalismo en el propio PSUV, forzando a la disidencia a una visión maniquea de que Chávez=PSUV=Revolución, ¿Quién podría negar que Hugo Chávez es líder de la revolución bolivariana? La respuesta es clara, Chávez posee el liderazgo nacional y Regional, en su ausencia en los escenarios internacionales, Estados Unidos ha recapturado espacios con un disfrazado neoliberalismo que comienza a presentarse en las agendas de países como Perú, tema que tocaré con detalle en otro artículo.

Algunos sectores minoritarios estarían de acuerdo, con el proyecto de “reconciliación” opositor y aceptarían compartir los espacios de liderazgo con la vieja burguesía siempre que esta reconociera su patrimonio “social” y económico alcanzado durante esta etapa. Algunos pseudos - intelectuales oportunistas han comenzado a pescar en la realidad nacional para pronosticar escenarios de ruptura inevitables en la revolución bolivariana, ha reaparecido por ejemplo Heinz Dieterich afilando sus baterías contra Diosdado Cabello al que sitúa como responsable de una confrontación con Nicolás Maduro, este tipo de ataques responden a intereses ajenos a la dinámica interna, y me parecen pocos serios para el debate. Los “corrillos” de pasillo del señor Dieterich se activan cada cierto tiempo en búsqueda de prebendas, recordemos que este mismo es el que vaticinaba una conmoción en la revolución por la prisión de Baduel.

La crítica en la revolución bolivariana, no parten de si una figura es presidenciable o no, está asociado a la profundización por parte de de los sectores explotados del desmontaje del Estado Liberal Burgués, por eso las alarmas se encienden cuando desde algunas regiones, hicieron lectura errada de las victorias y se adjudicaron a sus gestiones la mayoría electoral. En esos momentos post electorales la figura de Chávez aclara el horizonte, esa responsabilidad que le tocaría a Nicolás Maduro de corregir la ruta de navegación y ubicar la popa frente a la misión histórica de superación del sistema capitalista, no olvidar que las elecciones son una coyuntura no el objetivo final, no se puede seguir pensando hacer gestiones sólo para consolidar “redes” fundadas con criterios clientelares.

El Socialismo no puede ser un cliché discursivo, del que se echa mano en un momento electoral, supone teoría, formación, comprensión y acción en lo real para incidir en la construcción de un modelo alternativo al Estado rentístico petrolero. Una valla de una gobernación rotulada con el adjetivo socialista, no supone una transferencia de competencia a las comunidades organizadas, ni la auto – gestión en temas que terminan en manos de la tecnocracia que reduce el problema, al crecimiento económico e indicadores de logros. Allí se enfrentan las diferentes corrientes que en su lectura propugnan la “transformación”, si dejamos el tema de la soberanía por ejemplo en manos de algunos militares, creerán desde su lógica formativa tradicional que se deben desplegar dispositivos represivos en el territorio y obviaran que ese territorio es una construcción social moderna, que hay una integración regional como propuesta para una soberanía de los pueblos desposeídos.

El papel de Nicolás Maduro no es el de sustituir a Chávez, en sus manos esta consolidar un liderazgo colectivo, evitar que esas fricciones que ya comienzan a mostrarse en algunas regiones prosperen, eliminar el comisariato político es una tarea urgente para evitar el linchamiento de la disidencia interna y la imposición de una clase reaccionaria que en la experiencia demostrada en la URSS contribuye al estancamiento y la desmovilización. Todos los comprometidos con esta causa apostamos a nuestro estilo al regreso fortalecido en su salud del Presidente Chávez, pero entendiendo que la revolución se construye sobre la lucha de clases debemos prever esas dificultades implícitas en el interior de la revolución, algunos han obviado que el látigo de la contra – revolución nos está golpeando hace un tiempo desde el propio seno del “chavismo” y que sólo visualizamos el adversario en la burguesía tradicional, la unidad fue el llamado de Bolívar no acogido por los caudillos de su época y vuelve Chávez a reclamarla como exigencia para evitar la pérdida de la República.

José Fortique/ Twitter: @josefortique


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Josè Fortique


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