Sergio Tovar fue un héroe anónimo

El sábado anterior acompañamos sus restos al cementerio. Estuvimos hasta el momento de la cremación. En realidad, con Sergio no tuvimos mayor contacto, aunque sí con otros miembros de su entorno sanguíneo. No obstante, la fortuna del destino quiso que hace poco más de un año compartiéramos con él en la modesta redacción de esta diario.

Fue siempre un hombre ligado a los medios de comunicación, sobre todo a los de carácter impreso. Durante años los distribuyó en toda Caracas. Su nombre para nada es extraño en ese difícil, competido y hasta desleal mundo. Ignoro a estas alturas si finalmente prosperó el reclamo que, legalmente, interpuso ante una poderosa firma que pretendía despojarle los derechos que le asistían.

Como diario, Ciudad CCS estaba en pañales y su distribución no era cosa fácil. Fue allí donde apareció.

Telefónicamente, para hablar de esa pata coja que nos afectaba, lo convocamos a una reunión. “Sí voy” dijo al brinco. “A las 9, Sergio”, le pedimos. “A las 9” respondió. A las 9 de la mañana de un lunes de septiembre de 2009 estuvo, puntual y con paciencia infinita aguardó el final de una reunión que frustraba el inicio de la pautada con él. Hombre de pueblo, negro, gordo, pausado, sencillo. Escuchó nuestras inquietudes. Parecía adivinarlas. ¡Demasiada experiencia acumulada en el trajín de la distribución! Jamás interrumpió nuestra metralla de preguntas y jamás se detuvo cuando empezó a responderlas. Sin mezquindad alguna fue magistral al explicarnos el mundo y el submundo de ese oficio. Su acertado manejo, impulsó al equipo editorial del diario a ofrecerle espacio entre nosotros y a pesar de las condiciones laborales que una organización socialista como la nuestra le enseñó, no aceptó. “Ya no quiero trabajar más” dijo. De nada valió nuestra insistencia. Impuso su negativa. Cierto fue que no nos acompañó desde la nómina pero sus lecciones de un rato, aunque puedan parecer intangibles, nos ayudaron mucho en la búsqueda de respuestas. Justo ahora nos damos cuenta de que fue uno de nuestros héroes silenciosos. Debido a eso, a esa luz y saldando la deuda con él pues, hoy le decimos: muchas gracias, Sergio.


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Ildegar Gil

Comunicador social

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