Desde que Pedro Tellechea anunció en 2024 la firma del acuerdo Dragón-Trinidad, fuimos unos de los primeros en señalar el inmenso daño patrimonial que el mismo causaría a Venezuela [Negociación de PDVSA con Trinidad en campo Dragon es nociva para el interés nacional - Por: Einstein Millán Arcia @EinsteinMillan]. Por su marcada debilidad integral, recomendamos su revisión y renegociación inmediata. Venezuela está obligada a revisar y renegociar dicho acuerdo bajo la perspectiva de la nueva realidad de la geopolítica energética regional y mundial, donde se han ya dado los primeros pasos, para imponer impuestos mundiales a la huella de carbonos.
La isla no tiene otra opción sustentable y de corto y mediano plazo, más ventajosa que Venezuela. Desde el arribo de la nueva PM, Trinidad ha anunciado supuestas firmas de acuerdos, todos especulativos:
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Con Exxon para explorar activos al Nor-Oeste de Stabroek [Trinidad and Tobago to award ExxonMobil ultra-deepwater exploration blocks — Energy Chamber of Trinidad and Tobago]
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Con Guyana para llevar el gas producido hacia la isla [Guyana to explore feasibility of gas processing in T&T — Energy Chamber of Trinidad and Tobago].
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Con Granada para reflotar el campo Nutmeg [Government bets on Grenada's Nutmeg gas field - Trinidad and Tobago Newsday]
En el primer caso y de cristalizar el acuerdo, sería un proyecto a largo plazo, en aguas profundas y donde campañas previas no han dado buenas señales de gas en volumen comercializable. En el segundo caso, todas sus rutas críticas se ven obligadas a pasar por aguas territoriales Venezolanas. En el tercer caso, ni los documentos donde se especula sobre el supuesto indicio de gas en el campo Nutmeg, aparecen.
De manera que son; a nuestro juicio, simple señales de humo desde una Trinidad en aprietos, donde al menos uno de los cuatro trenes de licuefacción de Atlantic LNG está comprometido desde el entorno de 2020 [BP confirms plans to ‘decommission’ Train 1 | Local Business | trinidadexpress.com] y donde unos 600 puestos de trabajo están en riesgo en una economía que acusa debilitamiento estructural a medida que cae su produccion de crudo y gas; un fuerte desempleo y un crimen creciente [The real struggles of Trinidad and Tobago economy - Trinidad and Tobago Newsday].
Esa es la oportunidad que tiene que saber explotar Venezuela y particularmente PDVSA, ante una isla cuyo gobierno ha dado múltiples y recurrentes señales, no precisamente amistosas hacia nuestra nacion. El supuesto acuerdo firmado por Tellechea facilita la vida a los malos vecinos para reflotar Atlantic LNG, en lugar de presionar para abrir espacios para que esas mismas inversiones sean hechas en Venezuela y construir de una buena vez nuestra propia planta de licuefacción, para tomar control y dominio del mercado del gas en la región y más allá. Hacia allá debemos apuntar.
Pero mientras tanto, ciertamente el hidrocarburo que se produce es siempre mejor que el que no, pero solo y cuando los riesgos y amenazas no superan las expectativas de supuestas ganancias y las responsabilidades, inversiones y objetivos volumétricos estén bien definidas. Ese no es el caso del actual acuerdo Dragon - gas.
Trinidad ha venido coqueteando con PDVSA desde 2013, no habiendo tenido éxito porque el negocio que planteaban resultaba desventajoso para los intereses de Venezuela. Durante 2017 planteamos al entonces presidente de PDVSA; el hoy difunto N. Martínez, que debíamos tener muy claro lo concerniente a lo antes señalado, además de los costos de producción, margen y mercados, para establecer; no solo el precio de realización de nuestro gas, sino el "benchmark" en funcion del mercado.
Pero además de todo ello, también hicimos énfasis en la necesidad de asegurar nuestra participación y monetizar desde los negocios de trinidad aguas abajo. Teníamos pautado reunirnos con el ministro de petróleo de trinidad Keith Rowley para abordar dichos temas, cuando fue súbitamente abortada por la abrupta salida y desaparición física de Nelson.
En el absurdo acuerdo que firmó el hoy caído en desgracia Pedro Tellechea, nada de lo anteriormente señalado se considera, como tampoco se contemplan los costos de abandono y remediación ambiental. Estos elementos son de suma importancia y deben ser considerados, particularmente cuando el mismo acuerdo contempla como operador a un tercero; la transnacional Shell, quien se deshizo de todos sus acuerdos de producción en Venezuela.
En cuando a lo financiero, el acuerdo estipula que PDVSA se quedaría con "no menos" del 45% de los ingresos brutos del proyecto, más las regalías de ley. La negociación actual; aunque insuficiente, hay que reconocer que es un avance respecto a la aspiración inicial de Shell y NGC, quienes pretendían quedarse con una tajada del 70/30, dejando solo las regalías a Venezuela/PDVSA. Pero aun así se queda corto en cuanto a lo que por derecho y por oportunidad, le debe corresponder a nuestra nación.
Según plantea Trinidad-Shell, el precio para el LNG trinitario será establecido con base en una mezcla de tres marcadores de gas, ligada al Brent. En lo que respecta a Venezuela, a pesar de que para esta renegociación la gaceta especifica que el MENPET debe aprobar los términos de los contratos de venta del gas, ello es insuficiente. Mientras los precios del gas rondan hoy los $3.0 per MMBTU o por cada MPC [Hub GOM], los del LNG en Europa superan los EUR27.71 per MMBTU. Mientras el barril de gas equivalente en la región ronda los 17.8 $, en Europa supera los 55 $, de manera que Venezuela debe revisar la estructura de costo/beneficio y sobre todo, saber hilar fino en cuanto a las fórmulas de precio a aplicar.
Lo de Dragon es un error garrafal que cometió el novato Tellechea. Es una simple entrega del gas a boca de pozo sin participación alguna corriente abajo, entregando un campo Venezolano para ser operado por un tercero sin haber tomado sido lo suficientemente riguroso en la negociación.
Un negocio sin sentido, donde los "finding costs", o costos equivalentes que aglutinan aquellos de exploración, parte de producción y capitalización de estas y otras reservas añadidas y/o por añadir en el tiempo desde esos u otros prospectos adyacentes, no podrían ser pagados en la ventana de tiempo del acuerdo de 30 años, con los ingresos acordados. El 45% de un millón de BTU que hoy; en visperas del invierno en el hemisferio norte, en el GOM apenas monta $3.00 per MMBTU y cayendo. Es decir, a PDVSA le correspondería no más de $1.35 por MMBTU netos al precio actual en GOM.
Para la nueva negociación se espera producir en la primera fase del proyecto apenas 185 MMPCD de gas [ Venezuela Signs 30-Year Alliance with Trinidad to Develop Dragon Gas Field - Venezuelanalysis ]. Cada 1.000 MMPCD producidos equivalen a unas 7 Toneladas de LNG por año [TPA]; es decir, esos 185 MMPCD equivalen a exportar; en el mejor de los casos, unas 1.3 TPA de LNG y apenas generaría a nuestra nación un ingreso por ganancias brutas no superior a los $100 millones-año.
El Campo Dragón, junto a Patao, Mejillones y Río Caribe, tienen reservas probadas de 14 TCF (Trillones de pies cúbicos) de gas no-asociado al petróleo, con la presencia; en el caso del Campo Rio Caribe de condensados según la caracterización inicial. El gas de Dragon fue tipificado como gas no asociado por Ramírez-Del Pino.
El proyecto inicial CIGMA, tenían previsto enviar dicho gas desde Dragon et al., a tierra firme para ser sometido a licuefacción y exportación. Jamás sucedió porque la indolencia y la corrupción se encargaron de ello.
De manera que según el acuerdo en cuestión PDVSA-Dragon y Trinidad-Shell, los operadores [Shell/NGC] pagarán además el 20 % de regalía por el gas seco y 30 % por los hidrocarburos pesados asociados en caso de encontrarse. El gas será enviado en su totalidad y "húmedo" directamente a la isla en caso de alguna riqueza marginal. De esta manera al incluir las regalías sobre el gas efectivamente vendido a boca de pozo, el gran total que podría percibir Venezuela no excedería los $140 millones anuales al valor actual del gas en GOM.
Un negocio evidentemente no solo marginal en el mejor de los escenarios para PDVSA, sino nocivo para el país, ya que ni siquiera logra amortizar las inversiones desembolsadas por PDVSA desde la etapa de exploración, hasta la declaración de producción comercial. Es nocivo el acuerdo porque solo en intereses arrastrados desde la inversión previa ejecutada entre 2006-2015 de alrededor de $12.000 millones realizada por PDVSA, superaría los flujos de capital esperados de la negociación del gas con Shell y trinidad.
La tasa de interés promedio en EEUU para proyectos de capital en la industria petrolera fluctúa desde 5% hasta más de 15%. Tomando el rango inferior del 5%, solo el interés compuesto de la exposición de capital hecha por Venezuela en valor nominal invertidos [o desaparecidos] en CIGMA, superarían a lo largo del periodo 2007-2024 los $11.800 millones, sin incluir la recuperación del capital de 12.000 millones expuestos por Venezuela a partir de 2006-07.
Es imperativo que el ministro de hidrocarburos en la persona de Delcy Rodríguez, se pronuncie sobre estos planteamientos y evalué la necesidad de renegociar el acuerdo PDVSA-Dragon gas, teniendo en mente la mayor suma de beneficios para Venezuela. Maxime considerando la posición poco amistosa que ha mostrado dicha isla hacia nuestro país.