Licencias al estilo colonial

  • Las licencias que el Imperio norteamericano trata de imponer a Venezuela, remedando su política colonialista, demuestran que cualquier país puede ser objeto de las mismas y debe ser un tema que aborde la ONU, porque contradice las políticas anticolonialistas de esa organización mundial

¿Habrá visto Ud. tamaño descaro? En pleno Siglo XXI, una gran potencia, emulando su pasado colonialista, pretenda hoy imponer condiciones a países independientes, integrantes como miembros con plenos derechos de la Organización de las Naciones Unidas, para disponer de sus recursos naturales, que por derecho propio pueden comerciarlos con cualquier otro país del mundo que lo requiera.

Para que lo sepa el mundo y también lo tomen en cuenta los que en nuestro país doblan la cerviz frente al poder imperial, es lo que está sucediendo hoy en Venezuela.

La prepotencia y arrogancia de la clase política-militar que dirige a los Estados Unidos, actuando como si ellos fueran administradores de Venezuela, pretende impone licencias es decir, dar una permisología, para que nuestro país puede comercializar sus recursos:

¿Qué es la licencia 44 en Venezuela?

Por consiguiente, la Licencia General 44, que autoriza transacciones relacionadas con operaciones del sector de petróleo o gas en Venezuela.

Pero que se ha creído este imperio decadente, que hoy da vergüenza ajena, en todo el mundo, con una campaña pre electoral, donde los únicos candidatos a la contienda, y digo los únicos, porque allí no existe realmente una democracia, sino una dictadura que lleva aproximadamente un siglo, lo menos que se acusan en su diatriba permanente, es de ladrones.

Esta pretensiones, esta arrogancia imperial, lo que pone en evidencia es que el sentimiento y las intenciones colonialistas están presentes en estos países, que hoy, aunque no lo reconocen, han llegado a tener el poder, el estatus que hoy tienen gracias a la explotación a que sometieron años atrás a decenas de naciones, robándoles sus recursos naturales, esclavizándolos en muchos caso e imponiendo no solamente cultura y religión, sino, gobiernos, que sumisos les entregaban los recursos naturales.

Esta arrogancia imperial esta pretensión de imponer licencias a Venezuela, en esos términos, me van a perdonar, pero no es sólo un problema de nuestro país, sino, de todo el mundo. Porque esas licencias están allí como Espada de Damocles, para ser esgrimida contra cualquier otra nación que no acceda a los requerimientos de Estados Unidos y sus acólitos o cuyos gobiernos no se rindan frente a sus intereses. Recuerden la famosa frase de Barak Obama, cuando siendo presidente dijo con total descaro:

"A veces torcemos el brazo a otros países para que hagan lo que queremos".

Si concatenamos esta declaración con las formuladas por el ex presidente Donaldo Trump, quien en su diatriba electoral con Joe Biden, y criticándolo dijo:

"Para que comprar petróleo a Venezuela, si ya, nosotros estábamos a punto de intervenirlos y tenerlo gratis"

Concluimos, en lo que venimos afirmando en esta refelexión y en otros artículos donde hemos tratado ese tópico: El sentimiento y las intenciones de los Estados Unidos y sus acólitos europeos, en materia colonial, está vivo, está presente, sólo esperan la oportunidad para implantarlo, más aún, hoy, que habiendo agotado sus propios recursos, por la voracidad capitalista irracional contra la naturaleza, se siente acuciados por la necesidad energética.

Afirmé con anterioridad que estas intenciones y arrogancia imperial no es problema sólo de Venezuela, porque ciertamente, cualquier país puede ser objeto de estas imposiciones e intervenciones, contrarias al Derecho Internacional y a la tendencia mundial relacionada con la descolonización.

Al respecto, veamos lo que es política de la Organización de las Naciones Unidas, sobre la materia:

¿Qué dice la ONU sobre el colonialismo?

La resolución 1514 (XV) de la Asamblea General en que se proclama la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones y declara que todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinación.

Es decir, que el tema de Venezuela, el acoso a que está sometida, la imposición de medidas colonialistas que le impiden comercializar sus recursos con todo el mundo, es un tema que debe ser objeto de atención y discusión en el máximo organismo mundial, porque de alguna manera contraviene las orientaciones fundamentales que en esta materia ha impartido y nuestro país, es miembro, pleno, con todos los derechos en ese organismo internacional. Así lo propongo.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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